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jueves, 14 de julio de 2011

El nacimiento del bendito Profeta (saws)

El nacimiento del bendito Profeta (saws)
Sufismo - 11/04/2006 0:00 - Autor: Muzaffer Ozak al Yerrahi al Halveti - Fuente: Sufismo.org.arVota:- Resultado 7 votos | Más... Etiquetas: nacimiento, bendito, profeta, saws, noche, cumpleaños, exaltada, noches

El nacimiento del bendito Profeta (saws)Bismi’llahi’r-rahmani’r-rahim

En el Nombre de Allah, Todo Misericordioso y Compasivo

Contenido

- “Ahora os ha llegado un Mensajero. . .”
- Los Meses de Embarazo de la Venerable Amina.
- El Sueño del Venerable Abd al-Muttalib.
- El Profeta Recién Nacido Ruega por su Comunidad.
- Eventos Milagrosos Presentes en el Nacimiento del Bendito Profeta.
- Conmemoración del Cumpleaños del Profeta.
- Un Panegírico.

Cuentos

- La Condición de Abu Lahab en el Otro Mundo.
- El “Hombre Chato” Interpreta el Sueño del Emperador.
- Cómo Conmemoró Abdullah el Egipcio el Cumpleaños del Profeta.

Ahora os ha llegado un Mensajero salido de vosotros mismos; vuestro sufrimiento es penoso para él; se preocupa por vosotros; es benévolo y compasivo con los creyentes [9:128]

La noche del cumpleaños del Profeta es la más exaltada de todas las noches. Es incluso superior a la Noche del Poder. Si esa noche nunca hubiera existido, si el ser que la ennobleció no hubiera llegado a la existencia, no habría ningún Pedestal Celestial, ninguna Tabla Protegida, ningún Arbol de Loto Fundamental, ningún Paraíso, ningún Infierno, ningún cielo, ninguna tierra y ninguna humanidad. Porque todo eso fue creado en honor del ser que llegó esa noche. Todas las cosas llegaron a la existencia por él.

Porque él es el bienamado de Dios, el deseado por el Señor, el amigo, el médico y el Mensajero de Allah; él es Ahmad, jefe de los Mensajeros y príncipe de los Profetas, él es el enviado a los hombres y los jinn; él es la luz, la lámpara radiante, el que cura el sufrimiento, el refugio del pobre, el amigo del débil; él es el Elegido, el Selecto; él es una bendición para el universo; él es el intercesor de los pecadores; él es el Mensajero del Señor de Todos los Mundos.

Para citar sólo uno de los miles de Versos del Corán que prueban su elevado grado a la vista divina:

¡Por la luz de la mañana; y por la noche cuando está en calma! [93:1-2]

Oh amantes de Muhammad, ¿quién es el que hace este juramento? ¡No es otro más que Allah, el Creador Todo Poderoso del cielo y la tierra! ¿Sabes por la luz de qué mañana está jurando? Es la luz de la mañana que siguió a la noche en la cual Su bienamado Muhammad se manifestó y el universo entero quedó inmerso en luz y alegría.
Verás, Allah jura por la mañana de esa noche, cuando Su bienamado apareció y se levantó; esa Luz Primordial, esa Luz Radiante que es el Profeta Final.

La fecha fue en el Año del Elefante, cuando Abraha fue a destruir la Kaaba, sólo para ser destruido junto con su propio ejército. Cincuenta y dos días después de ese evento trascendental, a la mañana siguiente de la doceava noche de Rabi u-l Awwal. . .
Ese fue el momento en el cual la noble Amina sin sufrir dolor trajo al mundo al Mensajero Elegido, el Rey de los Profetas. . .

Cuando nuestro Maestro, el bienamado del Señor, nació, ya estaba circuncidado y el cordón umbilical ya estaba cortado; sus ojos benditos ya estaban ungidos con colirio. En cuanto hubo nacido, se postró y le suplicó a su Señor que le diera su Comunidad. Esa noche, muchos portentos ocurrieron en el mundo:

En el palacio de Chosroes, catorce torres se derrumbaron súbitamente.
El lago Sava se secó.
En los templos de los Zoroastrianos, los fuegos que habían estado ardiendo desde hacía mil años se extinguieron súbitamente.
Las aguas del lago Tiberias rebalsaron.

Todos los ídolos de la Kaaba cayeron sobre sus caras; los tres ídolos principales, llamados al-Lat, al-Uzza y Manat, se rompieron en pedazos. Desde las paredes de la Kaaba, voces proclamaron: “¡Buenas nuevas! Esta noche ha nacido el sol del universo. ¡Muy pronto el nos salvará de los politeístas y sus ídolos. Su Comunidad caminará descalza a nuestro alrededor y encontrará la unión con el Dios Verdadero!”
Todos los mundos quedaron inmersos en luz. El universo se transformó. Los adivinos se quedaron mudos. Montañas, rocas y ríos, todos hicieron postraciones. La Kaaba se postró, luego se irguió sin dejar una sola piedra en el suelo. Los politeístas estaban perplejos ante lo que estaba ocurriendo esa noche.

Esa noche, este mundo fue ennoblecido por el sello de los Profetas, el último de los Mensajeros, el bienamado de Allah, el refugio del pobre, el amigo del débil, la misericordia para los dieciocho mil mundos, Ahmad en el cielo y Muhammad en la tierra. El color del agua se convirtió en luz. Por fin se inclinaría el cuello del tirano y volverían a sonreír los oprimidos. Porque a los creyentes les había llegado alguien que traía buenas nuevas; había sido enviado el que atemorizaría a los incrédulos y a los tiranos.

Los meses de embarazo de la venerable Amina

La venerable Amina nos cuenta: “Fue en el mes de Rajab cuando me di cuenta de que estaba embarazada de Muhammad. Una noche, un ser entró súbitamente a la habitación en donde me encontraba. Yo jamás había visto a ese ser antes. Tenía un rostro adorable y un cuerpo lleno de gracia. Temblé de miedo. Escudriñando mi corazón, señaló al inocente que estaba en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh Muhammad! ¡La paz sea contigo, Oh Ahmad! Yo pregunté: “¿Quién eres tú, señor?” Y ese noble ser desapareció, diciendo: “Yo soy Adán el Puro, Padre de la Humanidad. Vine a felicitarte. Buenas nuevas y felices noticias para ti, Oh Amina. ¡Llevas en tu interior al bienamado de Allah, el príncipe de la humanidad!”

“Durante el segundo mes, es decir el mes de Shaban, un día volvió a aparecer súbitamente un ser ante mí. Este ser muy santo estaba bañado en luz. Señalándonos a mí y al niño en mi vientre, dijo: “¡La paz sea contigo, absolutamente bienamado! ¡La paz sea contigo, supremamente buscado!” Llena de temor, le pregunté: “¿Quién eres tú?” Y él respondió: “No temas, Oh Amina. Yo soy el Profeta Seth. Vine a felicitarte. Oh Amina, llevas en tu interior al hermoso Profeta y glorioso Mensajero”. Habiendo dicho esas palabras, desapareció.

“Durante el tercer mes de mi embarazo, un ser imponente y radiante volvió a llegar un día. Escudriñando mi corazón, dio el saludo: “La paz sea contigo, Oh Protegido” . ¡La paz sea contigo Oh Arropado” . Cuando le pregunté: “¿Quién eres tú, señor?”, desapareció, diciendo: “Yo soy el Profeta Idris, felicitaciones a ti, Oh Amina! Llevas en tu interior al líder de todos los Mensajeros, el venerable y glorioso Profeta, que las bendiciones del Todo Misericordioso sean con él”.

“Durante el cuarto mes de mi embarazo, un día apareció súbitamente ante mí un individuo muy santo, de piel oscura, bien parecido y de semblante radiante. Mirando dentro de mi corazón, señaló al infante dentro de mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh la Más Pura de las Criaturas!” “¿Quién eres tú, señor?” pregunté. “No me temas”, dijo. “Yo soy el venerable Noé. Vine a ofrecerte mis felicitaciones a ti, Oh Amina! Mis felicitaciones porque estás embarazada del Profeta digno de alabanza, el Profeta glorioso que es el señor de la victoria y los triunfos”.

“Durante el quinto mes de mi embarazo, otra vez apareció ante mí un ser de belleza perfecta, su rostro todo brillante de luz. Mirando dentro de mi corazón, señaló al niño en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh Adorno de los Mensajeros! ¡La paz sea contigo, Oh Sello de los Profetas!” Cuando le pregunté quién era, ese ser iluminado, respondió: “Yo soy el Profeta Hud. He sido enviado para saludarte con buenas nuevas. ¡Felicitaciones a ti, Oh Amina! Llevas contigo al Profeta digno de alabanza, el bienamado de Allah que es el señor de la munificencia y la generosidad”. Luego desapareció.

“En el sexto mes de mi embarazo, un ser radiante apareció de nuevo ante mí. Miró mi pecho, señaló al niño en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh Mensajero de Allah! La paz sea contigo, Oh bienamado de Allah!” Cuando le pregunté quién era, desapareció, diciendo: “Yo soy el amigo especial de Allah, el Profeta Abraham. Fui enviado para traerte noticias felices. ¡Buenas nuevas, Oh Amina! Estás llevando contigo al glorioso Profeta, el Mensajero último, de bello semblante”.

En el séptimo mes de mi embarazo, volvió a suceder que vi a un ser encantador de bonito semblante. Escudriñó mi corazón, señaló al niño en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh Profeta de Allah! ¡La paz sea contigo, Oh Elección de Allah!” Le pregunté quién era y dijo, mientras desaparecía: Yo soy el Profeta Ishmael, enviado para saludarte con buenas noticias. ¡Felicitaciones a ti, Oh Amina! Llevas contigo al Profeta gentil, un Mensajero cuyo linaje es fidedigno, de habla muy elocuente, de valía preeminente”.

En el octavo mes de mi embarazo, un ser radiante apareció otra vez. Era de alta estatura y su rostro brillaba. Miró dentro de mi corazón, señaló al infante en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh bienamado de Allah, el Que Todo lo Perdona! ¡La paz sea contigo, Oh Mensajero de Allah, el Irresistible!” Cuando le pregunté quién era, ese ser dijo: “Yo soy el venerable Moisés, buenas nuevas y felicitaciones para ti, Oh Amina! Llevas contigo al Mensajero último que es el jefe de los descendientes de Adnan, el Profeta a quien se le reveló el Corán, aquél que está perfeccionado por al-Rahman [el Todo Misericordioso]”. Luego desapareció.

En el noveno mes se me apareció otro ser. Sus ropas eran de lana. Su rostro era radiante. Mirando dentro de mi corazón, señaló al inocente en mi vientre y dio el saludo: “¡La paz sea contigo, Oh Profeta de Allah! ¡La paz sea contigo, Oh Mensajero de Allah!” Cuando le pregunté quién era, ese ser muy santo respondió: “Yo soy Jesús, hijo de María. Yo soy el Mesías, enviado para traerte buenas nuevas y felicitaciones. ¡Felicitaciones para ti, Oh Amina! Estás llevando contigo al bienamado del Señor, que es una bendición para el universo. ¡Prepárate, porque el momento de dar a luz está muy cerca!” Con esas palabras, desapareció.

Así aprendió la venerable Amina las buenas nuevas de la noble llegada del bienamado del Señor. Hasta el año en el cual la venerable Amina quedó embarazada del Más Noble Mensajero, había sido un tiempo de escasez sin precedentes en la Meca. Un viento violento barría la tierra. Pero cuando el bienamado del Señor fue concebido en el vientre de su madre, Dios, Exaltado es Él, le concedió a la gente un bendito respiro en su honor.

El viento cesó y llegaron las lluvias. La gente recobró su paz mental y otra vez eran felices. Los Arabes incluso llamaron a ese año el “Año de Abundancia” . A través de la afortunada y bendita influencia de nuestro Maestro, las mujeres que quedaron embarazadas ese año, todas tuvieron hijos varones y estaban muy felices. Porque los niños varones eran valorados por los Arabes en la Era de la Ignorancia, mientras que a veces mataban a las niñas.

El sueño del venerable Abd al-Muttalib

A medida que se aproximaba el nacimiento de nuestro Maestro, el venerable Abd al-Muttalib llamó a su lado al venerable Abdullah, diciendo: “Hijo mío, tuve un sueño extraño sobre ese noble hijo tuyo que nacerá pronto. Toda la Gente del Libro está prediciendo que el Profeta final aparecerá este año. Dicen que este Profeta será un Arabe de la tribu de Quraysh y nacido en la Meca. En mi sueño, se me apareció un ser y dijo: ‘A tu nieto, que pronto les nacerá a Abdullah y Amina, le darás el nombre MUHAMMAD’. Hasta ahora, entre nuestra gente nadie ha sido llamado Muhammad, me inclino a pensar que este niño es el Profeta final. Todos los signos lo señalan. Lo sabe toda la nación Arabe entera y quizás toda la humanidad. La Gente del Libro, especialmente, está aguardando la noble llegada de este ser muy santo. En el mundo espiritual de los sueños, a ti y a mí nos han mostrado muchas veces la gloriosa, sublime y exaltada dignidad del noble niño que está por nacernos. Ahora debemos prepararnos para darle la bienvenida. Esta es la estación de los dátiles. Medina es famosa por sus dátiles, ve allí entonces y compra un poco”.

El noble Abdullah fue a Medina a comprar dátiles. En su camino de regreso a la Meca, murió, a dos etapas de Medina. Allí pasó al mundo del Más Allá. El bienamado de Allah quedó sin un padre mientras estaba todavía en el vientre de su madre. Todos los ángeles se conmovieron hasta las lágrimas y le rogaron al Exaltado que explicara: “Oh Señor”, dijeron, “¿cuál es Tu sabio pero misterioso propósito al dejar sin padre, mientras aún está en el vientre de su madre, a Tu noble bienamado, el más honrado de todos Tus siervos, en cuyo honor creaste el universo entero?” El Exaltado dijo: “Angeles míos, el deber de un padre es criar, entrenar y proteger a sus hijos, pero Mi bienamado no necesita a nadie más que a Mí para criarlo, entrenarlo y cuidarlo.

Mientras otros niños llaman ‘papi’ cuando necesitan ayuda y sostén, el bienamado Muhammad me llamará a Mí, diciendo: ‘¡Oh Señor!’ Lo he dejado sin padre para que no acuda por ayuda y asistencia a nadie más que a Mí”. Nuestro Maestro, el Mensajero, las bendiciones y la paz sean con él, dice en una noble Tradición:

“Mi Señor me entrenó, y Él me entrenó bien”.

Cuando el venerable Abdullah murió, su herencia entera consistía en un rebaño de ovejas, cinco camellos y una esclava Abisinia llamada Umm Ayman, que era una nodriza.

Nacimiento del Profeta bendito

Fue durante la mañana de un Lunes que nació nuestro Maestro, el noble Mensajero. Su migración desde la Meca, su arribo a Medina, su revelación final, su ascensión y la conquista de la Meca, todas esas cosas sucedieron en un día Lunes. También fue en un Lunes que partió hacia el honor del mundo de la eternidad.

El nacimiento de nuestro Maestro, el noble Mensajero, ocurrió durante la mañana del Lunes, el 12 de Rabi u-l’Awwal, que coincidió con el 20 ó 21 de Abril. Es por eso que las lluvias de Abril siempre fueron benditas, refrescantes y una causa de prosperidad. En la víspera del nacimiento de nuestro Maestro, La Kaaba se partió en dos. Este suceso aterró a los Quraysh y ofrecieron muchas explicaciones. Algunos de ellos sugirieron que se debía al hecho de que el padre de la venerable Amina se había ido al mundo eterno esa noche. Porque Wahb ibn Abd Manaf, el abuelo materno del venerable Mensajero, era una figura reverenciada entre los Arabes. La noticia de su muerte se estaba difundiendo en la Meca en la víspera del nacimiento del Profeta.

Mientras los Quraysh se involucraban en estas discusiones, oyeron una voz que venía del interior de la Kaaba, diciendo: “Oh tribu de Quraysh, La Kaaba no es la causa de la muerte de nadie. Sin embargo, Muhammad ibn Abdullah, la luz de este mundo, la gloria del Más Allá, el cordero del Paraíso, está a punto de emerger del vientre de su madre. Es el más noble de los Mensajeros, y limpiará la Kaaba que los politeístas han contaminado con sus ídolos, dioses falsos y transgresiones blasfemas. Limpiándola de sus errores y abusos, restaurará mi belleza a su resplandor anterior y me llenará con la luz de la fe. Me convertirá en la dirección hacia la cual se vuelven los hombres cuando oran, y su comunidad vendrá de lugares distantes para hacer peregrinajes anuales hacia mí, la Kaaba”. Así, la Kaaba misma habló a los Quraysh que oyeron decir a su voz: “Ahí está el honor por cuya razón me partí en dos”.

En la víspera del nacimiento de nuestro Maestro, Allah dio esta orden a Sus ángeles: “¡En la mañana en que nazca mi bienamado, debéis abrir todas las puertas del cielo, embellecer el Paraíso, abrir todos los niveles del Paraíso y las puertas de sus ocho jardines!”

Ese día el sol brilló más resplandeciente que en otros días. Su brillante resplandor iluminó el mundo entero para que toda la gente de la tierra pudiera regocijarse dándose cuenta de la noble llegada de la Luz Primordial, el venerable Muhammad Mustafá.

La venerable Amina dice: “Estaba a punto de dar a luz a mi Muhammad. No había nadie conmigo, ni hombre ni mujer. Mi suegro, Abd al-Muttalib, se había ido a circunvalar la Kaaba. Se me apareció algo extraño y atemorizante. Oí una voz y sentí temor, luego apareció un pájaro blanco y acarició mi pecho. El temor me abandonó. No sentí rastro de dolor, pena, incomodidad o temor. Me dieron una taza de refresco blanco. Cuando bebí ese refresco mi corazón se llenó de un espléndido resplandor. Había alcanzado una dichosa felicidad.

Luego vi un grupo de jóvenes mujeres, altas, espigadas y extremadamente bellas, que eran extranjeras a la Meca. No eran las hijas de Abd Manaf, aunque se parecían a ellas. Me rodearon mientras yo pensaba para mí misma, ‘no hay nadie en la casa, ¿de dónde pueden haber venido esos seres?’ Una de ellas me dijo, ‘Yo soy Eva, la esposa del venerable Adán’; otra sonrió mientras decía: ‘Yo soy Sarah, la esposa del venerable Abraham’; Una tercera también sonrió mientras decía: ‘Yo soy María, madre del venerable Jesús’; y una cuarta dijo afectuosamente: ‘Yo soy la esposa del Faraón, Asiya, la que creyó en el venerable Moisés. Las demás son las huríes del Paraíso’. Ellas dijeron: ‘Hemos venido a ofrecer nuestros respetos y alabanzas al noble Profeta que está por aparecer’.

A cada momento el ruido y la conmoción se hacían mayores y más intensos, sin embargo me había abandonado todo temor. Se hizo descender una cortina de seda blanca del cielo. Esa poderosa cortina me ocultó de los jinn. Los pájaros llegaron en bandadas; sus picos eran de verdes esmeraldas y sus alas de rubíes. Se me acercaron hasta que sus picos y sus alas tocaron mi pecho. Fue como si me hubieran estado besando. Luego volaron alrededor mío.

El Exaltado levantó el velo de mis ojos y me mostró el universo entero. Vi el mundo entero, este y oeste. Trajeron tres nobles estandartes, plantando uno de ellos en el este, uno en el oeste y el tercero sobre la Kaaba. Vi hombres en el cielo. Se movían a través del espacio llevando cuencos y jarros enjoyados y recipientes de oro. En ese momento, mi Muhammad nació fácilmente y sin dolor. [Que Allah bendiga a nuestro Maestro Muhammad y a la familia y los compañeros de Muhammad, y les dé paz.] Miré y vi que sus ojos ya estaban ungidos con colirio, que su cordón umbilical estaba cortado y que ya estaba circuncidado. Envuelto en un chal blanco, apoyó su cabeza bendita sobre el piso en postración, levantó el dedo índice de su bendita mano derecha y ofreció una oración de súplica a Dios, Glorioso y Exaltado es Él”.

“Cuando me incliné y escuché, oí que le oraba a su Señor y Creador, diciendo con esa boca pequeñita, ‘Atestiguo que no hay dios sino Allah, y que yo soy el Mensajero de Allah. Allah es de lejos el más grande y alabanza debida a Allah en abundancia, Gloria entonces a Allah, mañana y noche. Oh Allah, mi Comunidad, mi Comunidad’ ”.

En otro relato, Safiya bint Abd al-Muttalib dice: “Cuando entré a la habitación de Amina esa noche, aún no había dado a luz, pero había aparecido una luz. Nos bañó a nosotras y a la habitación entera. Fui testigo de seis signos: primero, él se postró en el momento en que nació; segundo, alzó su cabeza de bebé y dijo muy claramente: ‘la ilaha illah wa-inni rasulu-llah’ ; tercero, un magnífico resplandor era aparente; cuarto, cuando intenté lavarlo, una voz me dijo: ‘Oh Safiya, no te preocupes, ya lo hemos lavado y dejado limpio; quinto, nació ya circuncidado y con su cordón umbilical ya cortado; sexto, cuando estaba por envolverlo, vi que ya estaba envuelto en una tela de seda con un sello en la espalda. Inscriptas en el sello estaban las palabras: ‘Tabahbah ya lahyay Muhammad; anta haysurun tawajjah haythu shi’ta innaka mansurun; la ilaha illah-llah; Muhammadun rasulu-llah’ ”.

“Cuando se postró, vi que sus labios se movían. Puse mi oreja junto a su boca bendita y oí que le rezaba su Señor: ‘Mi Comunidad, mi Comunidad’ ”.

El Profeta recién nacido ruega por su comunidad

Ese Profeta reverenciado oró por nosotros al Señor Exaltado, diciendo:
“Mi Comunidad, mi Comunidad”, en cuanto salió del vientre de su madre. En cuanto a nosotros, aunque necesitamos la intercesión de este noble Mensajero en este mundo y en el próximo, descuidamos negligentemente su noble ejemplo y no obedecemos su Ley Sagrada. ¿Es digno de un Musulmán no oír su nombre ni seguir su ejemplo y el Corán que él trajo? ¿No deberíamos amarlo más que a cualquier cosa que poseemos, más que a la familia, a los amigos, hijos, esposos o esposas? Desobedecer a Muhammad, la paz sea con él, cuando, desde el momento de su nacimiento, desplegó el ala de la compasión sobre toda la humanidad, es un insulto inhumano a su religión, su práctica ejemplar, su comunidad y su gente.

La Comunidad tiene dos partes: una parte está constituida por aquellos de nosotros que ya hemos abrazado la fe, mientras que la otra consiste en aquellos que aún no han sido honrados con el Islam: La súplica del Profeta es para ambos grupos.
Creyentes, salvémonos de la negligencia. De noche y de día, bendigamos y saludemos a nuestro Maestro, el más noble bienamado de Allah, a sus hijos, sus esposas, sus compañeros, sus ayudantes y sus amigos. Amemos a nuestro Maestro, el maestro del universo, más que a nada de lo que poseemos. Nuestro éxito y salvación en ambos mundos yace en actuar en conformidad con su Ley Sagrada, seguir su Práctica Ejemplar y caminar sobre sus pasos. Que el Señor Exaltado y Glorificado nos conceda todas las bendiciones de Su asistencia, nos permita practicar estas cosas y nos deje alcanzar a todos el favor a la vista de Ahmad. En honor del Jefe de los Mensajeros.

La venerable Amina, madre de nuestro bienamado Profeta, relata: “Cuando di a luz a mi hijo, Muhammad, él se postró inmediatamente y suplicó: ‘Oh Señor, mi comunidad, mi comunidad’. Mientras tanto, una nube blanca descendió desde el cielo sobre mí y desde el interior de la nube salieron sonidos como relinchos de caballos. Esa nube envolvió a mi Muhammad y desapareció de mi vista. Oí una voz que exclamaba: ‘Llevad a Muhammad, la paz sea con él, por todo el este y el oeste; llevadlo al interior de los océanos y los mares, para que todas las criaturas de los mares y la tierra puedan oír de su noble arribo, aprendan su forma y descripción y se informen de su misión. Ha venido para advertir y atemorizar a todos los politeístas, infieles y pecadores de todo el mundo y para traer buenas nuevas a la gente de fe, sinceridad y obediencia’.

Así proclamaron la gloria del Mensajero para todo el universo. La voz continuó, ‘Después de su misión, todos los politeístas y pecadores se inclinarán por la cintura, el mundo se llenará con la Luz de la Fe, la Gente de Fe estará contenta, y la Gente del Error, consternada’. Un momento después la nube se abrió; vi a mi hijo Muhammad envuelto en un chal de seda verde y agua goteando de él. Súbitamente, oí una voz que decía: ‘¡Mira, mira! Muhammad ha viajado por el mundo entero de este a oeste; toda las gentes del mundo se han convertido en sus obedientes seguidores; su religión triunfa sobre todas las demás’ ”.

“Cuando oí esas palabras, miré a mi hijo, Muhammad. Su rostro bendito estaba tan brillante como la luna llena y estaba fragante con almizcle y bellos perfumes. Lo habían perfumado con las fragancias del Paraíso.

“Tres seres alados con rostros encantadores aparecieron luego. Uno de ellos sostenía un jarro dorado, el segundo un cuenco de verdes esmeraldas, y el tercero, una tela de seda blanca. Abrió esa tela de seda y sacó un anillo. El anillo deslumbraba el ojo de todo aquel que lo miraba. Con agua del Paraíso vertida de esa jarro dorado, lavaron siete veces a Muhammad, la paz sea con él, en ese cuenco de esmeraldas. Con ese anillo brillante pusieron un sello entre sus hombros, luego envolvieron el noble anillo en la seda.

Luego, uno de esos tres seres tomó a mi hijo, Muhammad, la paz sea con él, bajo su ala, lo sostuvo durante un rato y luego me lo entregó. El ángel que sostenía esa tela de seda en su mano susurró algo al oído de Muhammad, la paz sea con él, lo besó entre los ojos y dijo: ‘Que la bendición sea tuya, O Muhammad. Te has dignificado y eres respetado en todos los corazones. Se te ha concedido la ayuda a ti y a tu Comunidad; el este y el oeste se han abierto a tu Comunidad. Las llaves a las islas del mar, a las ciudadelas y a las ciudades se le han conferido a tu comunidad’”.

Ibn Abbas dice: “En esa noche bendita cuando nació nuestro Mensajero, todos los ídolos de la Kaaba cayeron sobre su cara y se hicieron pedazos. Una voz invisible exclamó: ‘Perdición y tormento a los politeístas idólatras entre los Quraysh. Esta noche ciertamente él ha llegado, el venerable y glorioso Profeta que es fiel y cumple su promesa. Al-Lat, al-Uzza y todos los demás ídolos han sido destruidos. Satán ha sido encarcelado y el Paraíso en las Alturas ha sido embellecido con toda clase de adornos’ ”.

Esa noche las lámparas de la Kaaba se encendieron solas, y las huríes y los ángeles del Paraíso en las Alturas se felicitaron mutuamente con las buenas nuevas de la llegada del Mensajero. Abajo en la tierra, los hombres y los jinn y otras criaturas también se felicitaban y compartían la buena nueva. La voz continuó: “Que el Exaltado te haga eternamente feliz, Oh Muhammad. El Señor de la Majestad no ha creado a ningún ser más noble que tú, ni nadie más excelente que tu nació jamás. Los ángeles jamás se regocijaron ante el nacimiento de ningún siervo como se regocijaron ante tu nacimiento”. Todos los mares estaban agitados; todas las criaturas del mar anunciaron la buena nueva del nacimiento del Profeta.

El abuelo de nuestro Maestro, el venerable Abd al-Muttalib, se encontraba en la Kaaba. La venerable Amina le envió la noticia de que tenía un nieto, y lo invitó a ir a ver al niño. Cuando el venerable Abd al-Muttalib llegó, explicó: “Yo estaba en la Kaaba cuando sus nobles paredes empezaron a temblar, llamándose alegremente unas a otras, ‘El Profeta final que nos purgará de los ídolos ha honrado a este mundo con su nacimiento’. Quedé atónito al oír esas palabras que salían de los muros de la Kaaba. Ahora comprendo lo grande que es la gloria de este bendito nieto mío que has dado a luz”.

Mirando tiernamente a Muhammad, agradeció y alabó a Allah por concederle un nieto de tan exaltada valía y elevada nobleza. La bella fragancia que emanaba del noble cuerpo de nuestro Maestro perfumó la ciudad de la Meca como si estuviera llena de almizcle y ámbar gris. Los fuertes ruidos despertaron al tío de nuestro Maestro, Abu Lahab; su casa se llenó con el aroma de almizcle y ámbar gris. “¿Qué son esos sonidos?” le preguntó a su esclava, Thuwayba. “¿De dónde vienen esos aromas de almizcle y ámbar gris? Averígualo y házmelo saber”. Thuwayba salió afuera.

Cuando descubrió la razón de todo el clamor y los gritos de júbilo, regresó con Abu Lahab y dijo: “Felicitaciones por tus buenas nuevas, Abu Lahab. Tu hermano Abdullah tiene un hijo. Esas encantadoras fragancias emanan del noble cuerpo del niño recién nacido. Esos sonidos son las voces alegres de todas las criaturas que hay entre el cielo y la tierra”. Lleno de alegría al oír esa noticia, Abu Lahab le dijo a su esclava: “Oh Thuwayba, me has dado buenas nuevas y yo te doy tu libertad”. Thuwayba era una nodriza, de modo que Abu Lahab le ordenó: “Ve con mi sobrino y dale tu pecho”.

Durante siete días el Mensajero de Allah fue amamantado por su madre, la venerable Amina. Después de esos siete días, y hasta que la venerable Halima se hizo cargo, fue la dama Thuwayba, la esclava de Abu Lahab, la que amamantó a nuestro Maestro.

La condicion de Abu Lahab en el otro mundo

Se cuenta que después de que Abu Lahab murió, nuestro Maestro lo vio en un sueño. Le preguntó a este tío suyo, que nunca había creído en él, cuál era su situación en el Más Allá. Abu Lahab respondió: “Aunque yo era el tío de un Profeta tan noble y glorioso, no creí en él. ¡Tanto peor para mí! En vez de creer, adquirir honor en el mundo inferior y dignidad en el Más Allá, y disfrutar de los dones del Paraíso, me convertí en su mayor enemigo y así es que fui deshonrado en el mundo de abajo y humillado en el Más Allá. Permanecí en la incredulidad y en el error y por lo tanto apto para el Fuego. Sin embargo, debido a dos beneficios que le proporcioné al augusto Profeta en la noche de su nacimiento, mi condición es un tanto diferente de la de otros habitantes del Infierno.

“Mi primer privilegio es este: Cuando llega la víspera del Lunes, mi tormento se alivia, se aligera, hasta la víspera del Martes. En cuanto al segundo: durante todo el Lunes, noche y día, me pongo el pulgar y el dedo del medio en la boca y chupo. Un líquido frío sale de ellos. Me refresco bebiendo ese líquido, algo negado a los otros internos del Fuego. Si preguntas por qué disfruto de este favor, la explicación es esta: Muhammad, la paz sea con él, nació en la víspera de un Lunes. Cuando mi esclava, Thuwayba, me trajo la noticia, me alegró tanto oír la noticia del nacimiento del Mensajero que liberé a la joven de la esclavitud. Es por eso que mi tormento se alivia en esa noche de la semana. Porque le dije que fuera a amamantar al niño, ahora tengo el placer de beber el jugo frío que sale de mis dedos”.

Eventos milagrosos presentes en el nacimiento del bendito Profeta

No sólo los ídolos de la Kaaba, sino todos los ídolos del mundo cayeron sobre su cara y se hicieron pedazos en la víspera del nacimiento de nuestro Maestro. Esa noche, los fuegos de los Adoradores del Fuego se extinguieron completamente por primera vez en mil años, sin dejar un solo rastro de calor. El lago Sava desapareció dentro de la tierra sin dejar rastro de agua detrás. Fue como si una ola súbita de calor lo hubiera hecho evaporar por completo. Cuando la gente lo cruzó caminando, no se levantó más que polvo. Catorce de las veintidós almenas del palacio de Chosroe se desplomaron. El trono de Anushirwan, el emperador Persa, también se desplomó esa noche.

Un terrible temor lo poseyó y cuando llegó la mañana, reunió a sus astrólogos, profetizadores y adivinos. “Anoche tuve un sueño terrible”, dijo, “interpretadlo para mí”. Cuando los adivinos le preguntaron qué había visto, Anushirwan respondió, “No os diré qué fue lo que vi. Vosotros debéis decírmelo, de otro modo no creeré en vuestra interpretación”. Le dijeron que eso estaba más allá de su poder y añadieron: “En Bahrayn hay un profetizador, de nombre Rabir ibn Rabi’a, pregúntale a él”. Entonces Anushirwan envió a uno de sus hombres, llamado Abd al-Masih a ver a ese profetizador, que no tenía un solo hueso en su cuerpo. Lo llamaban “Hombre Chato” porque siempre yacía acostado sobre una tabla. No se podía sentar, dado que aparte del cráneo, no tenía ningún hueso. Era muy anciano. El Hombre Chato era un erudito que había estudiado todas las escrituras celestiales. También era un experto en la ciencia de la adivinación.

Una vez cada año, lo ponían sobre una sábana de oro y lo sacaban afuera para oírlo dar sus predicciones para el año siguiente. Escribían sus profecías y las aprendían de memoria.

El “hombre chato” interpreta el sueño de emperador

Sucedió que el sirviente de Anushirwan, Abd al-Masih, llegó a Bahrayn el mismo día en que el Hombre Chato debía salir de su celda. Lo primero que pronunció fue una interpretación del sueño del Rey Chosroe. Aunque Abd al-Masih ni siquiera había hablado con él, relató el sueño de Chosroe y lo interpretó.

Describió las catorce almenas del palacio de Chosroe y el secado del lago Sava, así como la extinción del fuego de los adoradores del Fuego. Anunció que Anushirwan, emperador de los Medas y los Persas, había tenido un sueño terrible en el cual habían llegado caballos y dromedarios árabes que llenaron la ciudad de Meda’in, echando a sus propios camellos. Interpretó ese sueño de la siguiente manera: “Un profeta ha nacido en la ciudad de la Meca. Su nombre es Muhammad [Allah lo bendiga y le de paz]. Es el más noble descendiente del venerable Abraham, y el último de los Profetas, Ese ser extremadamente santo es un Mensajero cuyo carácter puro y nobles cualidades y atributos se alaban y se exaltan en la Torah, los Evangelios, los Salmos y todas la otras escrituras celestiales. A partir de este día, todas las profecías de todos los adivinadores del mundo son inservibles, porque a Satán se le ha negado el acceso al cielo. Ha arribado el rey del conocimiento esotérico. En cuanto a la interpretación del sueño de Anushirwan, los caballos árabes y los Arabes montados en los dromedarios son los compañeros de este Mensajero recién nacido. Esos hombres están destinados a conquistar esa ciudad y país, echando a toda la gente de Anushirwan. Este es el significado del sueño.

“En cuanto al derrumbe de las catorce almenas del palacio de Chosroe, quedando ocho intactas, es un signo de que ocho emperadores seguirán a Anushirwan antes de que ese país sea conquistado por los Arabes. Lo que indica la extinción del fuego de los adoradores del mismo y el secado del lago Sava, es que muchos de los Magians, Judíos y Cristianos obtendrán una guía correcta a través del Profeta final, mientras que aquellos que no la obtengan serán dispersados en confusión. Está indicado que cuando ese glorioso Mensajero llegue, iluminará el mundo entero con la Luz de la Fe”.

Habiendo pronunciado esas palabras, el Hombre Chato pasó un largo tiempo llorando. “Poco resta de mi vida”, dijo, “el Hombre Chato no sobrevivirá para anunciar la misión de ese glorioso Profeta. Esa es la razón de mis lágrimas”.

El sirviente de Anushirwan, Abd al-Masih, anotó y memorizó todo lo que le oyó decir al Hombre Chato, luego fue e informó a su Amo. Anushirwan estaba complacido con las noticias; ocho gobernantes le sucederían; ocho reinados pensó, cubrirían ciento cincuenta o doscientos años. Sin embargo, no resultó de esa manera. Los ocho gobernantes llegaron y pasaron en muy breve tiempo, el venerable Califa Umar, que Allah esté complacido con él, borró al Reino Persa del mapa del mundo, y la dinastía Sasánida se extinguió.

Los compañeros del Mensajero de Allah ocuparon Meda’in, echando a los adoradores del fuego. Irán fue ennoblecido con el Islam.

Muchos signos y portentos marcaron el noble nacimiento del Mensajero de Allah, Allah lo bendiga y le de paz. Serían necesarios cientos de libros para registrar todas las maravillas asociadas con nuestro Maestro desde su origen como Luz Primordial hasta el momento en que su venerable madre, Amina, lo trajo físicamente al mundo.

Conmemoración del cumpleaños del Profeta

La doceava noche de Rabi u-l’Awwal marca el aniversario del cumpleaños de nuestro Profeta. A esa noche se la llama Laylat al-Mawlud. Es un deber Islámico celebrar esa noche extremadamente bendita con el debido respeto, honor y reverencia. Aquellos que dedican esa noche a la adoración, obtendrán la misma recompensa que por celebrar así la Noche del Poder.

Esa noche tiene un rango superior que la Noche del Poder, porque si el glorioso Profeta no hubiera venido, no habría sido enviado el Sagrado Corán. El Noble Corán mismo menciona que su revelación comenzó en la Noche del Poder. El Glorioso Corán nos dice que la vigilia en la Noche del Poder es mejor que mil meses. Debido a la conexión entre el nacimiento de nuestro Maestro y la revelación del Corán, la noche del cumpleaños del Profeta es por lo menos igual a la Noche del Poder e incluso puede ser superior.

A pesar de eso, muchos Musulmanes no cumplen con la celebración de la noche del cumpleaños de nuestro Profeta. De hecho, aquellos que aman al Mensajero de Allah más que todo lo que poseen, más que la vida misma, y que buscan perfeccionar su fe, tienen la obligación personal de reverenciar y respetar el mes y la noche del nacimiento de nuestro Profeta.

Los compañeros sinceros le preguntaron una vez a nuestro Maestro: “¿Oh Mensajero de Allah, desde cuándo has sido un Profeta?” Nuestro Maestro respondió: “Yo era un profeta cuando Adán aún se encontraba entre la tierra y el agua”. La Tradición nos cuenta que Allah creó el alma de Muhammad como el arquetipo de todas las almas. Luego le ordenó que se postrara durante cien años. Luego el Señor dividió la luz de Muhammad en diez partes.

Con la primera parte Él creó el Trono; con la segunda, el Pedestal; con la tercera, la Tabla; con la cuarta, el Sol; con la quinta, la Luna; con la sexta, las Estrellas; con la séptima, los Angeles; con la octava, la Luz del Creyente; con la novena, el Paraíso, y con la décima, a Adán. La Luz de Muhammad fue puesta en la frente de Adán, desde donde pasó sucesivamente a Seth, a Idris y eventualmente al venerable Abdullah, desde quien alcanzó a la venerable Amina, y finalmente hizo su aparición en el noble Ahmad, para inundar de luz este mundo oscuro. Es la colocación de esta luz en el cuerpo de Adán, y su manifestación en el cuerpo del Profeta Elegido, lo que celebramos en la doceava noche del mes de Rabi u-l’Awwal.

Así como vio surgir al Mensajero, esa noche puede ver la manifestación de la Luz de Ahmad también en ti. Esa es la noche del nacimiento, la noche de la manifestación. En esa noche, el universo entero está sumergido en luz. Todos los habitantes del cielo y la tierra están inmersos en felicidad y alegría. En esa noche, la vida les llega a los sin vida. En esa noche, el rey llega al corazón. En esa noche, el rey de los Profetas, soberano del Trono de “Para mí, junto con Allah”, la luna de los Dos Largos de un Arco, la luminaria de ambos mundos, el sol de la realidad, el Sultán del conocimiento esotérico, llena el mundo de luz. Para aquellos que aprecian su valor, esa noche es Poder; esa noche es el remedio para los sufrimientos; esa noche es vida para el amante.

Esa noche, es particularmente apropiado adorar y mostrar afecto por los nobles descendientes del Mensajero de Allah. Si esperamos la intercesión del abuelo, nos corresponde mostrar amor y respeto y reverencia por el nieto. En esa noche en particular, también deberíamos rendir nuestro respeto a los eruditos, porque los eruditos son los herederos de los Profetas . El conocimiento es un atributo de Allah, y el valor de los hombres instruidos es muy grande. El sueño de los eruditos es mejor que la adoración del ignorante. Si un erudito no sólo estudia sino que lleva su conocimiento a la práctica también, estará bajo el estandarte del Mensajero de Allah en el Día de la Resurrección y se le concederá la intercesión.

El afecto y la reverencia por el instruido debería demostrarse invitándolos a las celebraciones o visitándolos en su hogar y deseándoles una noche bendita del cumpleaños del Profeta. En cualquier día de ese mes, pero especialmente la noche en que nació nuestro Maestro, deberíamos proponernos ser bondadosos con los estudiantes, los débiles, los pobres, las viudas y los huérfanos. Deberíamos invitar a nuestros familiares, amigos y vecinos. Deberíamos proporcionar hospitalidad y hacer arreglos para la recitación del Corán y nobles himnos de Cumpleaños. . . Resumiendo, a cada creyente le corresponde hacer lo mejor posible para celebrar esa noche realizando toda clase de buenas obras con una intención reverente. A aquellos que se llaman a sí mismos Musulmanes, pero que no hacen ningún sacrificio por la causa de Allah y su Mensajero, el Noble Corán les da esta respuesta:

Los creyentes son aquellos que, habiendo creído en Allah y en Su Mensajero, no dudan después; y luchan con sus bienes y sus personas en el camino de Allah. Esos son los veraces. [49:15]

Como conmemoró Abdullah el egipcio el cumpleaños del Profeta

Muhammad ibn Hatim relata:

“Una vez vivía en Egipto un hombre llamado Abdullah, un verdadero siervo de Allah. Cada año, en el mes de Rabi u-l’Awwal, el mes del cumpleaños del profeta, este noble individuo demostraba su gran respeto y afecto por nuestro Maestro el Mensajero preparando un gran banquete al que invitaba a todos los notables, los eruditos y recitadores destacados del Corán, así como a la gente pobre, los débiles, los necesitados y los huérfanos. Todos eran bienvenidos a esas fiestas, incluyendo los no Musulmanes. Incluso les daba las sobras a gatos, perros y otros animales callejeros. Traía predicadores para predicar, recitadores para recitar el Corán, y cantantes para cantar diversas odas y panegíricos. Amablemente, hacía posible que todos sus invitados celebraran en honor del Mensajero y Profeta.

“Sus vecinos no Musulmanes lo veían dar esas fiestas cada año. Cuando volvió a llegar el mes del cumpleaños del Profeta, y todos estaban disfrutando las celebraciones usuales, la esposa de su vecino le preguntó a su esposo: ‘Ese vecino nuestro siempre invita a toda esa gente en esta noche del año. Cuánto dinero debe gastar en esos enormes banquetes. ¿Cuál es el sentido de todo eso? ¿Qué propósito tiene un hombre como ese? Una persona normal no se mete en un gasto semejante ni siquiera por una boda, que se lleva a cabo una vez en la vida. ¿Qué clase de hombre es ese para hacer semejante desembolso cada año?’

“Su esposo respondió: ‘La razón de que dé todos esos banquetes es la de mostrar su respeto por el mes en el cual nació su Profeta Muhammad, y su afecto por la noche de su nacimiento. Está celebrando por la alegría y la gratitud de haber vivido para ver llegar esa noche otra vez’. Esa noche, la señora tuvo un sueño. En su sueño, al banquete de Abdullah asistía una figura extremadamente bella e imponente, su rostro más radiante que el sol, junto con una numerosa compañía con rostros brillantes como la estrella de la mañana. La casa de Abdullah estaba inmersa en luz. Asombrada ante la belleza de esa persona, la señora le preguntó a uno de sus compañeros quién podía ser ese noble ser. ‘Jamás contemplé semejante belleza. Parece un individuo muy santo, tan encantador, refinado, sonriente y de dulce hablar. Te lo ruego, dime quién es’. Recibió la siguiente respuesta.

“ ‘Ese noble ser es el venerable Muhammad, el Mensajero de Allah, el jefe de los hijos de Adán, la gloria de la humanidad, el orgullo del universo y una bendición para el mundo entero. ‘¿Y por qué ha honrado este lugar con su presencia?’ preguntó ella. ‘El dueño de esta casa es un amante del Mensajero de Allah’, respondió ese compañero. ‘Demuestra su amor y afecto cada año durante este mes. Se debe a que nuestro Maestro está complacido con este afecto que asiste al banquete de Abdullah’.

“La señora luego le preguntó al compañero: ‘¿Si espero, hablará conmigo cuando salga? ¿Me dará una respuesta?’ ‘No hay necesidad de esperar’, dijo él. ‘Entra y ve donde está sentado. Pregunta lo que desees. A nadie se le impide llegar a su presencia. Siempre les responde a aquellos que preguntan. No deja a nadie triste y decepcionado’. La señora entró a la habitación en donde estaba el Mensajero. Cuando llegó a la presencia del Más Noble Mensajero, vio que nuestro Maestro estaba inmerso en luz. Estaba ahí sentado con sus distinguidos compañeros parados a su alrededor. La señora se dirigió al Mensajero, diciendo: ‘¡Oh Muhammad!’

“Nuestro Maestro respondió con: ‘¡A tu servicio!’

“ ‘Tú eres un Profeta’, dijo ella, ‘mientras que yo ni siquiera soy de tu religión. Y sin embargo me respondiste con: “A tu servicio” ’.

“ ‘Cuando vi tu rostro’, le dijo el Profeta, dije: “A tu servicio”, porque supe que el Señor de la Majestad te concedería la guía del Islam y te honraría con la luz de la fe’.

“ ‘ Tú eres el Noble Profeta, extremadamente majestuoso por naturaleza. ¿Cuál es entonces la misteriosa razón de que te dignes a honrar esta casa?’

“ ‘Por amor a mí, el dueño de esta casa invita a tantos de mis hijos, a los eruditos, los recitadores del Corán, los pobres, los huérfanos, los necesitados y a los justos de mi Comunidad. Debido a su afecto por mí, da todos esos banquetes, gastando tanto dinero y tanta riqueza. Por permiso del Glorioso y Exaltado Señor, vine a visitarlo a su casa y a asistir a su fiesta. ¡En honor a mi visita, quiera el Señor Todo Glorioso y Exaltado preservar a todos los que se encuentran dentro de esta casa de todo accidente y desventura, calamidad y desastre, a lo largo de todo el próximo año; que Él les conceda su misericordia y toda clase de bendiciones, manteniéndolos a salvo y en buena salud!’

“ ‘Entonces la señora exclamó: ‘He adoptado la religión verdadera, la religión del Islam’. Se convirtió en una Musulmana mientras decía las palabras: ‘Atestiguo que no hay dios sino Allah y atestiguo que tú eres el Mensajero de Allah’. Continuó, diciendo: ‘Oh Mensajero de Allah, ¿si dedico mi riqueza y mi vida a tu causa, honrarás mi casa?’ ‘Sí’, respondió nuestro Maestro, ‘si exhibes por mí el mismo afecto que esta persona, también iré a tu casa’. Una persona está junto con los que ama.

“ ‘La señora se despertó justo cuando estaba diciendo: ‘Que cada año en el mes del cumpleaños del Profeta pueda gastar todo lo que puedo; por el bien de Allah, y por el amor de Muhammad, que pueda dedicar toda mi riqueza a celebrar su noble cumpleaños, haciendo predicar sermones y recitar alabanzas al Mensajero, agasajar a los eruditos, a los memorizadores del Corán, a los estudiantes, a la gente pobre y necesitada, a los huérfanos y a las viudas’. Vio que ella, su casa y su corazón estaban llenos con la luz de la fe y bendecidos con la guía divina. ‘En cuanto mi esposo haya salido por la mañana’, se dijo a sí misma, ‘debo ir a ver al mufti y declarar mi fe y mi Islam. Dado que mi esposo no es un Musulmán, estaré automáticamente divorciada. Gastaré todo el dinero que me queda, y todos mis bienes, para preparar un banquete. Haré que reciten el noble Himno de Cumpleaños y declararé con alegría mi lealtad a ese extremadamente Noble Mensajero’.

Mientras estaba pensando estos pensamientos, su esposo le dijo:
“‘Esposa, matemos todos los pollos y ovejas que podamos encontrar. Ordena lo que desees. Yo lo compraré. Preparemos un banquete. Preparemos las mesas como lo hace nuestro vecino’. Tomada por sorpresa, su esposa preguntó: ‘¿Qué banquetes estás por dar?’ Entonces su esposo le dijo: ‘Yo vi el mismo sueño que viste tú. Yo también acepté la religión del Islam. Yo también he sido honrado con la luz de la fe. El Mensajero de Allah me dio la orden: “No tienes ninguna riqueza propia. Debes servir en la fiesta de tu esposa. Por ese servicio podrás obtener el honor que deseas”’. Su esposa se deleitó al oír eso. La pareja declaró su fe en presencia del mufti”.

Un panegirico

Que el Señor Todo Glorioso y Exaltado acreciente en nuestros corazones, hasta el fin de nuestros días, la elevada estima y el afecto que tenemos por nuestro Maestro, el Más Noble Mensajero.

Los más famosos de los nobles nombres de nuestro Maestro son MUHAMMAD MUSTAFA, Allah lo bendiga y le dé paz. Sus otros nobles nombres incluyen a al-Muzzammil, al-Muddaththir, Ahmad, Mahmud, al-Bashir, al-Nadhir, al-Siraj al-Munir, Nabiyu-r-Rahma y Shafi u-l’Umma. Cada vez que mencionamos o escribimos cualquiera de esos nombres, deberíamos decir o escribir: salla-llahu alayhi wa-sallam [“Que Allah lo bendiga y le dé paz”.]

Algunos de los líderes más famosos se han hecho amar y respetar en su propia época. A partir de su muerte, sin embargo, han pertenecido al pasado y sólo se los recuerda cuando leemos libros de historia; pero sólo Allah sabe qué cantidad de amantes pasaron noches en vela por amor a nuestro Maestro. Hay ahora, como habrá hasta la Resurrección, millones de Musulmanes dispuestos a sacrificar sus vidas y posesiones por el bien de su religión. Es como soberano de sus corazones que él tiene el dominio. Esta es una marca de la condición de Profeta. Ya tenía cuarenta años cuando, por orden divina, se dedicó a la misión de que los politeístas aceptaran el Islam, la religión de Allah.
Toda la humanidad estaba enredada en la tiranía, la incredulidad, el politeísmo y la barbarie. Los corazones carecían del temor a Allah, de misericordia y compasión. Tenemos más pruebas de su condición de Profeta, en el hecho de que en tan corto tiempo consiguió convertir a semejantes incrédulos embrutecidos en modelos de humanidad. Obedecerlo a él es obedecer a Allah, y desobedecerlo a él es ciertamente desobedecer a Allah. La lealtad con nuestro Maestro es ciertamente lealtad con Allah. El afecto por él es afecto por Allah. La hostilidad hacia nuestro Maestro es hostilidad hacia Allah.

Nuestro Maestro nos enseña y nos ordena, diciendo: “A menos que os améis los unos a los otros, no podéis tener fe”. Aquellos sin fe no pueden entrar al Paraíso. Nos dice que nuestra fe no es completa a menos que lo amemos más que a cualquier cosa que poseemos, y nos llama al mutuo afecto, amor y respeto, a la perfección de nuestra fe. Nuestro venerable Maestro, el líder de los fieles, y el Profeta final, Allah lo bendiga y le de paz, es el hijo de Abdullah ibn Abd al-Muttalib, del clan de Hashim, parte de los Quraysh, la más noble de todas las tribus Arabes. Su madre es la venerable Amina bint Wahb. Esta luz encarnada tiene mil nombres similares a los Nombres divinos. Más de cuatrocientos de sus nombres y nobles atributos están registrados en el Corán, el resto en otras escrituras celestiales: el Evangelio, la Torah, los Salmos y otros manuscritos.

Afortunados somos nosotros de que Allah nos haya hecho siervos Suyos y una Comunidad de Su bienamado. Nos ha alegrado con Su perdón. Toda alabanza pertenece a Allah. Oh Señor, protégenos contra las tentaciones de Satán y el mal de nuestro yo inferior. Ilumina nuestras mentes, salvaguarda nuestros intelectos y concédenos la capacidad de hacer el bien. Compartamos la gracia abundante de esta noche. En honor a esa noche cuando nació Tu bienamado, sálvanos de Tu fuego y admítenos en Tu luz. Que el sol de los dos mundos esté complacido y contento con nosotros. Que todos podamos alcanzar su estima favorable.

¡Oh Señor! ¡Oh Viviente! ¡Oh Auto-Subsistente! ¡Oh Todo-Capaz! ¡Oh Todo-Generoso! ¡Oh Todo-Dador! ¡Oh Todo-Conocedor! ¡Oh el Más Elevado! ¡Oh Magnífico! ¡Oh Sutil! Mi Señor, informa a Tu Mensajero de nuestra condición. Mi Señor, en honor a esta noche, permite que todos los muertos disfruten las bendiciones del Paraíso. Mi Señor, permite que nuestro final y resultado sean buenos.

Amén, en honor del Jefe de los Mensajeros y sus familias; y alabanza agradecida a Allah, Señor de todos los Mundos. ¡Mi Señor, salva de Tu Fuego a aquellos que ruegan por nuestro bienestar, y llévalos a Tu Luz!

IRSHAD, de Sheikh Muzaffer Ozak al Yerrahi al Halveti
Cápitulo 20 Pág. 399-417 Pir Press 1988
Asociacion Islamica Yerrahi – Buenos Aires (Argentina)

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