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martes, 23 de agosto de 2011

De Trípoli a La Habana

De Trípoli a La Habana

Hace seis meses, cuando el mundo occidental no acababa de tomar una decisión respecto a la frágil revuelta contra Gadafi, escribimos “Los pueblos esclavizados por dictaduras y los pueblos que pasan hambre necesitan ayuda. Unos para lograr su libertad, otros para sobrevivir las enfermedades y la miseria. Occidente tiene que redefinirse claramente o pagar las consecuencias”.(1)


Si Occidente no hubiera apoyado la rebelión contra Gadafi, el movimiento antidictatorial conocido como la Primavera Árabe habría sufrido un golpe desmoralizante. Las juventudes árabes se habrían resentido contra las naciones que proclaman la solidaridad pero habían sido indiferente a sus aspiraciones democráticas. Se habría perdido una gran oportunidad en la lucha contra el terrorismo y por la libertad.


Hoy aplaudimos el respaldo de Occidente al pueblo libio. Es justo reconocer la visionaria iniciativa del presidente francés Nicolas Sarkozy y la de otros líderes europeos en este sentido. También la de tres mujeres que se opusieron a la recomendación del entonces Secretario de Defensa Robert Gates contra la participación de los Estados Unidos en ese conflicto.


Samantha Power, Susan Rice y Hillary Clinton persuadieron al presidente Obama de que no se podía abandonar a los rebeldes libios. La influencia de estas tres mujeres no resta ningún merito a la audaz decisión de Obama de participar en una nueva guerra. Como toda lucha armada, no se sabía cuándo y cómo iba a terminar ni cuál sería su costo humano y material.


Nada fue improvisado ni fortuito en este triunfo, desde el entrenamiento a los libios hasta el más avanzado sistema de inteligencia, comunicaciones y poderío aéreo disponibles en los arsenales de Occidente jugaron un papel clave. El asalto a Trípoli fue coordinado con centenares de rebeldes que se encontraban dentro de la capital y que habían sido debidamente pertrechados con armas y municiones.


Los valientes revolucionarios avanzaron hacia la ciudad por el este, el oeste, el sur e incluso por mar después de haber tomado la ciudad de Zawiyah, y con esto haber cortado el suministro de combustible al enemigo. Los aviones de la OTAN apoyaron ese avance las veinticuatro horas, destruyendo los puntos estratégicos de las fuerzas de Gadafi.


Es importante saber todo esto. Los cubanos que piensen que un pueblo desarmado, sin respaldo y sin comunicaciones puede enfrentarse a las tropas de una dictadura dispuesta a afianzarse en el poder deben meditar y estudiar lo que ha sucedido en Libia en estos seis meses. (2)


Quienes crean que en su lugar la desobediencia civil es la estrategia correcta

en Cuba también deben ver la realidad diaria en Siria, donde pueblos enteros se han lanzado a las calles una y otra vez con un valor extraordinario. En Cuba, por supuesto, hay solución; pero esta no será el producto de la improvisación ni la fantasía sino el resultado de un plan realista y un trabajo tenaz, inteligente y constante.



1 "En Libia se redefine Occidente"
2 Rebels’ Assault on Tripoli Began With Careful Work Inside (By KAREEM FAHIM and MARK MAZZETTI – The New York Times)

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