Goethe: El gran poeta alemán y su interés por el islam

Goethe: El gran poeta alemán y su interés por el islam
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Goethe
Cuando el famoso escritor y botánico Johann Wolfgang von Goethe yacía moribundo el 22 de marzo de 1832, dibujó “con el dedo índice un símbolo en el aire”, sostiene uno de sus biógrafos. Los presentes opinaron que se trataba de una “W”, la letra inicial de su segundo nombre. Pero algunos musulmanes creen que Goethe – moribundo y demasiado débil para hablar– escribió el símbolo árabe de Alá.

Goethe nació el 28 de agosto de 1749 en el seno de una familia de funcionarios de Fráncfort del Meno. Gozó de un extraordinario éxito artístico, social y con las mujeres. En 1774, la novela “Las desventuras del joven Werther” le hizo saltar a la fama. Un año después, el duque Carlos Augusto lo acogió en Weimar, donde Goethe ocupó distintos cargos como ministro. Durante esa época escribió dramas y poemas, mantuvo correspondencia con personalidades del mundo de la cultura, realizó estudios científicos y descubrió el hueso intermaxilar, acabando así con las dudas sobre la clasificación humana entre los mamíferos. Posteriormente, en un viaje a Italia (1786-88), se interesó por el arte de la Edad Antigua y a partir de ahí desarrolló, junto con el poeta Friedrich Schiller, el ideal de estilo del Clasicismo.

Goethe fue un hijo de la Ilustración, que defendía la tolerancia religiosa. Ya en su etapa de estudiante, el futuro jurista leyó el Corán y lo comparó con la Biblia. La germanista Katharina Mommsen opina que Goethe sintió, más allá del espíritu de su época, una inclinación personal hacia el islam, porque coincidía con sus enseñanzas principales: la predestinación y la revelación de Dios en la naturaleza. “Sólo puedo decir que yo también busco en el islam para resistir”, escribió con 70 años, cuando su nuera enfermó gravemente. Y hay testimonios similares en todas las etapas de su vida.

Cuando le sobrevino la vejez, centró su trabajo intelectual en el Oriente. Entusiasmado con la obra del lírico medieval persa Hafis, plasmó su veneración por la cultura oriental-islámica en el ciclo de poemas “Diván de Oriente y Occidente”, una veneración en modo alguno ciega. En el “Diván” critica con ironía el papel de la mujer y la prohibición del vino en el islam. Sin embargo, el poemario no tuvo una buena acogida por parte del público. La fascinación por Oriente no encajaba en la imagen que el siglo XIX, cada vez más nacionalista, tenía de Goethe.

En Weimar se consagró a la conclusión de sus obras, especialmente del drama “Fausto”, en el que trabajó durante decenios y cuya segunda parte contiene numerosas referencias a los cuentos árabes de las “Mil y una noches”. Para el experto en islam Peter-Anton von Arnim, “Fausto” y el “Diván” revelan una apertura hacia el mundo, una especie de “globalización del pensamiento”. Goethe murió a los 82 años