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martes, 23 de agosto de 2011

¿Hacia la tercera guerra mundial? (la crisis libia)

¿Hacia la tercera guerra mundial? (la crisis libia)
08.03.11 | 17:35. Archivado en Libia y el Irak, comparaciones odiosas
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En la revista de prensa internacional de esta mañana en la radio estatal belga francófona se abordaba el tema de Libia y el broche final lo ponía como por casualidad un editorial del País donde se aboga claramente -acorde a los titulares de las primera pagina de la edición de hoy, que leo justo a seguir- por una intervención de la OTAN contra el régimen del coronel Gadafi.

¿Estamos aquí o en Flandes (como decían los españoles antiguos)? Acaso no nos baste el haber tenido que presenciar durante décadas impávidos -y un tanto absortos- el ascenso inexorable de una nueva clase política -y periodística- que venían, o con lo puesto o con no pocos muertos que esconder en el armario pese a sus chaquetas flamantes de demócratas de toda la vida, repartiéndose credenciales desde luego y puestos de influencias, y garantizándose a toda prisa "un futuro para ellos, sus hijos -como cantaba lírico el bueno de José Solís Ruiz en su tiempo-, y los hijos de sus hijos" (y de sus amigos)

Y el verlos a hora decidir o influir (mucho) más de la cuenta en asuntos internacionales de la mas alta gravedad y transcendencia, de los que depende la paz en el Mediterraneo -y en el mundo entero-, ahí como quien dice del otro lado del estrecho, nos pone a algunos de los nervios, humildemente lo confieso.

¿Hacia una nueva crisis como la del canal de Suez en la que España no sabe -como sí lo supo en cambio el régimen de Franco en el 56- de qué lado están sus intereses y sus lealtades,sus amigos y sus enemigos en estos críticos momentos? El escenario se diría que se repite desde luego. El coronel Ghadafi esta bombardeando a la población civil, aseguran ahora las voces agoreras. Tambien lo hizo Sadam Hussein -y mucho más que eso- contra la poblacion mayoritariamente de confesión chíi del sur del Irak tras el fracaso en enero del 91 de la operación (mayormente a base de bombardeos aéreos) bautizada "Tormenta del Desierto", tal y como se lo recordaba hoy mismo en otro programa, de la BBC, un periodista de la cadena británica -un tanto travieso- a un antiguo ministro de exteriores australiano que se veía que se sabia bien él en cambio de qué iba ahora la cosa (...)

Pasado mañana se reune el comité directivo de la OTAN puesto bajo presión de los Estados Unidos y también de Francia e Inglaterra -potencias aliadas en la crisis del canal de Suez, y potencias nucleares (nota bene) las tres- y encargado de apretar un poco mas las tuercas de los planes de intervención militar en Libia bajo cubierta de un pedido internacional de establecimiento de una zona de exclusión aérea, algo para lo que tendrán que vencer primero las reticencias de los otros países miembros y en particular de la diplomacia italiana directamente concernida por razones de proximidad geográfica y de historia reciente en el supuesto. ¿Y España en ese atolladero? ¿Subalternos (y correveidiles) como siempre -desde hace un rato- en el concierto internacional y europeo?

Esa es la tónica desde luego de las declaraciones y posturas recientes de altos responsables tanto del lado del gobierno como de los populares. Las ministros Chacón y Trinidad Jiménez no dejaron duda ninguna del fondo de sus intenciones y pensamientos en ese asunto ya hace unos días y el encargado de relaciones internacionales del PP especialista en el mundo árabe -y fino conocedor del reino de Marruecos y sus fiestas y salones (para expresarlo con eufemismos)-, Gustavo de Aristegui, se destapa ahora con una andanada belicista que habrá dejado de piedra a más de uno incluso de entre sus compañeros de partido (y correligionarios)

El voltaje entretanto no deja de ascender vertiginosamente al tiempo que escribo estas líneas. Hacia una nueva crisis de Suez, escribí unos párrafos mas arriba. Y que no son exageraciones mias, que otros van mucho más lejos que yo incluso, me lo confirman las declaraciones -de ultimísimo minuto- del ministro italiano de Exteriores (miembro de de la Liga Norte) que lanza un grito de alarma contra el peligro inminente (sic) de una tercera guerra mundial, en caso de confirmarse las previsiones de los agoreros.

El nasserismo -y sus retoños- son el mal menor en el Norte de África y en el mundo árabe, para españoles al menos -lo dije y lo mantengo- frente a la crecida (y a la amenaza) islámica. Pero tal vez haya que concluir -a riesgo de dejarse vencer por el mas cínico de los pesimismos y la mas negra de las melancolías- que no es el mal menor lo que aquí está ahora en juego sino los réditos que esperan poder sacar por el contrario -políticos y de todo orden- de un escenario catástrofe -el mayor y no el menor de los males imaginables- los que dirigen la marcha del mundo, y en particular los que están orientando los acontecimientos al socaire de la "tormenta perfecta" (Hillary Clinton dixit) en curso desde hace algunas semanas en el Magreb y en el conjunto (mayormente) de los países árabes.

Y con el agudizarse de la crisis me temo que las escamas acaban cayéndoseles de los ojos a los que aún se negaban a rendirse a la evidencia. La tormenta/perfecta del viento de revuelta de las poblaciones de los países árabes y del Magreb que debería haber barrido en cosa de días como un juego de cartas todos los regímenes de esa zona geo/estratégica del planeta -unos de preferencia a otros vaya dicho por adelantando- comenzó a encallar fatalmente en Egipto digan lo que digan y amenaza ahora con estrellarse en Libia contra nuevas murallas de Adriano -comparaciones odiosas- mostrando a la vez su verdadero rostro, la verdad o la realidad de lo que es; a saber, una operación de altos vuelos de las grande potencias y en particular de la Casa Blanca.

Como parece venir a reconocerlo ahora alguien fuera de toda sospecha y me refiero al argentino Moreno Ocampo, patrón del juez Garzón en el tribunal de la Haya, que acaba de afirmar en declaraciones de ultimísimo minuto que en Libia se está asistiendo (sic) a un conflicto armado. Un eufemismo a penas no obstante para evitar palabras myores. Guerra civil, en Libia ahora como en España en el treinta y seis, que amenaza en desatar tempestades diplomáticas -para comenzar- como las desato la guerra civil española.

Los pueblos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla. Y no hay que ser un lince ni un profeta ni un revisionista irredento (y desesperado) tampoco para concluir que en el (largo y cálido) verano de Munich en el 38, el desafío principal no lo planteaba la suerte de los Sudetes sino el riesgo inminente de intervención francesa en favor de la causa rojo/republicana en la guerra civil española, en aquel trance tan decisivo de la batalla del Ebro, que estuvo en un tris de consumarse, y que fue conjurado entonces. Lo que decidió sin duda a Franco al lanzamiento de la ofensiva final en Cataluña (...)

La paz del mundo está en juego por supuesto en los acontecimientos que se están viviendo en Libia, y en la danza diplomática en torno ellos las horas que corren. Porque por mucho que la prensa internacional airee la caución de la Liga Arabe -más o menos dominada o controlada por el régimen semi/feudal de la Arabia Saudita y las monarquías petrolíferas, sus aliadas- a los planes de una intervención occidental de la OTAN (y de EEUU) terrestre o aérea en Libia a penas, se trata de una eventualidad que no dejaría de abrir la caja de los truenos de las reacciones inmediatas -e imprevisibles en los países mas directamente interesados en el conflicto por razones de proximidad geográfica aunque sea, y me refiero a Egipto y en particular a su ejercito dueño de la situación antes y después de la caída -o de la retirada- de Hosni Mubarak, y sobre todo de Argelia que no permanecería impávida ante la agresión extranjera (y occidental) de la que a sus ojos se vería víctima su fiel aliado el coronel Gadafi.

Y la clave del acertijo -para occidentales- la tiene la sin duda la diplomacia italiana, a la que "el País acusa" ahora (con no pocas dosis de rostro) de "doble juego" en la crisis libia. Aquí ya evoqué la visita del coronel libio a Italia hace unos meses, haciéndose fotografiar en el momento de la llegada, mientras fuerzas del ejercito italiano le rendían honores, con una foto (enorme) en el pecho de su guerrera del líder libio Omar Muktar -del que aquí ya hablé también- en el momento de su detención, acompañado de altos mandos militares italianos y en vísperas de ser ahorcado por orden directa de Mussolini.

La memoria histórica no es óbice que el aliado italiano en el ámbito de la UE -casi el único quizás (o junto con Ángela Merkel)- es la gran baza con la que cuenta el régimen libio en estos críticos momentos. Y recientes declaraciones anti-italianas de Gadafi no vienen en mi opinión más que a servir de cortina de humo de esa alianza casi providencial de circunstancias qee esconde sin duda imponderables y resortes más cruciales y decisivos por debajo de las apariencias.

La crisis libia deja en mantillas desde luego a la diplomacia española. Tanto al gobierno socialista como a la diplomacia paralela del gobierno de los populares "en la sombra". Y es en la medida que viene a destapar a la luz del día esa alianza intocable con el reino de -Marruecos que entiende cada vez menos la opinión publica española. Un escenario de intervención de la OTAN seria desde luego un regalo para el régimen semi/feudal de la monarquía cherifiana del otro lado del estrecho, mayor aún que lo fue la marcha verde para Hassan II, padre del actual monarca. Algo así como el balón de oxigeno providencial del que andan tan necesitados. Y garantía preciosa de futuro ademas a corto y medio (y largo) plazo.

Y seria desde luego la mayor de las ironías -y una bofetada contra España y los españoles- que los sueños más preciados del sultán de los desiertos cercanos -vinieran a concretarse, a costa una vez más de los españoles, precisamente en el aniversario del 11 de marzo (...) De qué extrañarse además -por la inminencia de semejante escenario- si el actual inquilino de la Casa Blanca confundió no hace tanto en uno de sus discursos España con el Al Andalus (...)

La extrema/derecha americana -cualquier parecido con la realidad (europea) pura coincidencia- especula desde hace un rato por cuenta de los orígenes familiares de Barak Obama y en particular por sus lazos eventuales con la confesión musulmana que habría mantenido mas o menos en secreto hasta ahora. Lo que no hace mas que aumentar las aprensiones que su presidencia nos inspiró a algunos desde antes de su elección, como aquí ya lo dejé señalado (y que se piense de mí lo que se quiera)

Porque está claro que entre los paganos o chivos expiatorios principales de un escenario de catástrofe como el que ahora parece estar cocinándose figuraríamos en primera fila los españoles. ¿A qué espera pues José María Aznar -uno de los pocos en poder hacerse oír las horas que corren- para dar a la señal de alerta, denunciando así el escandalo de la política "mediterránea" del gobierno socialista?

La diplomacia socialista del PSOE tras la subida al poder de José Luis Zapatero situó entre los territorios "reservados" de su política internacional el mundo mediterráneo, lo que vino concretizar con la alianza de culturas de la que los que aquí me leen saben ya todos los buenos/pensamientos que me inspira.

Y su aplauso servil e indigno de ahora a la intervención militar norteamericana que se está preparando en ese mar Mediterráneo tan nuestro por tantos y tantos conceptos, no hará mas que poner clamorosamente de manifiesto el fiasco de su política.

Y una conducta de alta traición a la vez, que puede acabar travistiéndose en crimen de lesa patria mas pronto de lo que se piensa.

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