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viernes, 2 de diciembre de 2011

Escritura Maya descifrada por soldado ruso

Escritura Maya descifrada por soldado ruso

Yuri, un soldado del Ejército Rojo triunfante en Berlín, miraba con estupor cómo se incendiaba la Gran Biblioteca de la capital germana; amante de los libros, pese a las llamas se atrevió a entrar al recinto para ver si podía salvar algo. Entre el humo solamente logró rescatar dos libros que le cambiarían la vida y que rescatarían del olvido y del desprecio a una civilización lejana con la que él se topaba por primera vez en su vida, la cultura Maya. Los libros eran La Relación de las Cosas de Yucatán de Fray Diego de Landa y la edición Códices mayas reproducidos y desarrollados por J. Antonio Villacorta C. y Carlos A. Villacorta. El soldado soviético se obsesionó tanto por su hallazgo que quiso saber más de los mayas, a tal grado de que a su regreso a la URSS olvidó su vocación de violinista y se dedicó a estudiar y con el tiempo se convirtió en etnólogo y lingüista. La contribución de Yuri Valentinovich Knórosov se resume en una frase, pero es inmensa: el desciframiento de la escritura del antiguo pueblo maya. Lo anterior viene a colación porque hace unos días el tema de la escritura maya volvió a ser noticia: recientes descubrimientos arqueológicos en el sitio de San Bartolo, en el departamento de Petén, Guatemala, dan cuenta del hallazgo de jeroglíficos que demuestran que esta civilización mesoamericana practicó la escritura desde hace 2,300 años. Pese a que aún faltan cosas por descifrar, sin los trabajos del ex soldado Yuri hubiera sido imposible entender el significado de los glifos. Los jeroglíficos se encontraban incrustados en unos murales que “muestran un retrato detallado sobre la mitología maya de la creación”, en uno de los cinco edificios del complejo San Bartolo, explicó el arqueólogo guatemalteco Boris Beltrán, quien los descubrió “por casualidad” hace dos años. En este contexto de hechos notables y sucesos “que parecen cosas de embeleco o gran prodigio”, resultó que Knórosov (Ucrania, 1922) nos adentró al mundo escrito de los mayas sin conocer América, y aislado en un cuarto de la ciudad de Leningrado. Pero como la ciencia, las artes y demás descubrimientos por desgracia no están al margen de la política, el ex soldado etnólogo y lingüista se vio ninguneado (para emplear un término de Octavio Paz), pues en plena Guerra Fría sus investigaciones tenía el tufillo a comunismo y fueron vetadas por las academias de los principales centros “capitalistas” del saber, capitaneados obviamente por el arqueólogo inglés J. Eric S. Thompson, luz de luz de los estudios mayenses. Cuyos obuses de grueso calibre se encuentran en Maya hieroglyphic writing (1959 y 1969) y A catalogue of maya hieroglyphics (1962), que eran algo así como la Biblia. Pese a que los estudios de Knórosov comenzaron a editarse a partir de 1952, no fue sino hasta 1995 que se difundió de manera más abierta su obra, gracias a que la Universidad de Quintana Roo imprimió una recopilación de sus textos: tres volúmenes del Compendio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov. De este modo, un libro fundamental fue salvado y publicado gracias a los buenos oficios de Itzamná, dios de la sabiduría, de la escritura, los calendarios y las matemáticas. Carlos Brokmann, en su brillante texto Selva de glifos, explica el trabajo de Knórosov: “A partir de 1952 se dio cuenta de que el ‘alfabeto’ de Landa era un silabario y, en 1963, presentó la escritura de los indios mayas, explicando su sistema de lectura en el marco de una discusión pormenorizada de la cultura maya... sin embargo, por décadas los especialistas del área maya se negaron a considerar siquiera la validez de las ideas de Knórosov.” Eran los tiempos de la Guerra Fría y también cierta antipatía con Eric Thompson los elementos que llevaron a que este último, “refutara” los hallazgos del primero y a que la mayoría de los investigadores lo secundara. Knorozov explicaba en su libro: “En realidad, la escritura jeroglifica desciende directamente de la pictográfica y representa el sistema más antiguo de registrar la voz humana. Los atributos más característicos del sistema jeroglífico son: el uso de tres categorías de símbolos o glifos (especialmente ideográficos, fonéticos y determinativos), el aproximacion de comunicar la idea de la composicion fonetica de las palabras”. El soldado violinista que cambió su vida gracias a un libro, Yuri Valentinovich Knórosov, murió el 30 de marzo de 1999, a causa de una pulmonía, en San Petersburgo. Y cada vez que se avanza en el descubrimiento del mundo maya necesariamente se le tiene presente.

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