Irán está en su derecho a sacar pecho
Ayer se publicó una carta referente a la actitud defensiva de Irán, para el firmante desafiante, ante las reiteradas amenazas de potencias poderosas. Esta defensa consiste en dotarse, sin el consentimiento del gendarme mundial, de las mismas armas que ellos ya poseen y con las que quieren implantar sus criterios en todos los órdenes de la vida. Que un país islámico pueda estar en posesión de armas nucleares hace encender la alarma a Occidente, y a nadie se le escapa que el mundo será un poco más peligroso que antes, pero sin Irán en esa lista de países nucleares, igualmente seguiremos viviendo en un peligroso polvorín.
A un país hostigado por potencias que ya han demostrado ser capaces de hacer realidad sus amenazas, nadie le puede negar el derecho a defenderse con los mismos argumentos empleados por sus declarados enemigos. Claro que siempre se podrá decir, como lo hicieron los alemanes en la I Guerra Mundial: Bélgica es la culpable de su ruina por haberse defendido. La preocupación por vivir rodeados de peligros nos debería llevar a extender la denuncia a todos los poseedores de esas armas, no solo a quienes ellos señalen.
Otorgar legitimidad a un estado como el sionista israelí, acusado de genocida en su política de exterminio del pueblo palestino, para atacar a otro país soberano es, cuando menos, para pensarlo dos veces. Qué sería capaz de hacer este Gobierno con el beneplácito de los demás países, si teniendo a una gran parte del mundo vigilantes de sus excesos, han reducido casi a la nada a Palestina.
Cuando Ben Gurión aceptó el reparto del territorio, según la resolución 181 de la ONU en 1948, a los israelíes les correspondía el 56%, hoy tienen el 100% del territorio. Tras la Naqba, la diáspora palestina ha llegado a cinco millones de personas, las muertes de la represión se cuenta por decenas de miles, el empobrecimiento les está llevando a una desesperación de la que solo podrán salir gracias a su espíritu de lucha y sacrificio. Podría extenderme mucho más en las denuncias de estos abusos, pero es mejor recomendar la lectura del libro La limpieza étnica de Palestina, por cierto escrito por un judío, Ilan Pappé. Y es que no es lo mismo el judaísmo que el sionismo.
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