Apocalipsis: ¿Estamos en la era del fin de los tiempos?
Más Allá de la Ciencia nº 247
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- Apocalipsis-final de los tiempos
- Budismo-en la era del olvido
- Judaismo-Mesías futuros ocultos y desdoblados
- Cristianismo-Apocalíptica segunda venida
- Islam-La religión del final de los tiempos
Mientras los cristianos y los seguidores del islam esperan la inminente segunda venida de Cristo, los hinduistas están convencidos de que la “última Edad” o, lo que es lo mismo, el preludio del final de los tiempos, está a punto de culminar. Una creencia que comparten con los budistas, según los cuales nos hallamos en el período fatídico en el que su religión morirá o sobrevivirá como un auténtico “fantasma”. En el judaísmo, muchos identifican la “herejía del reino” anterior a la llegada del Mesías de la que habla el Talmud con el actual estado de Israel. ¿Estamos tan cerca del Apocalipsis como parece indicar la tradición apocalíptica de las cinco grandes religiones del mundo?
“Escatología”, literalmente la “ciencia de las últimas cosas”, es un término que puede referirse a varias cuestiones: la muerte del individuo, su destino particular en el otro lado, el final de este mundo o ciclo de manifestación o la renovación de la vida y la existencia tras el final universal. En este artículo trataremos solo las dos últimas acepciones del término: el Apocalipsis o, expresado de una forma platónica, la reabsorción de las formas en sus arquetipos y la remanifestación de esas formas en la Edad de Oro del ciclo siguiente. Fundamental para la comprensión de estas cuestiones es la doctrina de los ciclos. Esta doctrina es justamente lo contrario a la creencia de nuestros contemporáneos en lo que se ha venido a llamar progreso o evolución. Según la doctrina de los ciclos, el devenir humano no se desarrolla de forma lineal, como comúnmente se cree, sino cíclica. La sucesión de las edades constituye el proceso de descenso cíclico, que es lo contrario de la concepción moderna: la humanidad no sigue una línea ascendente de progreso, sino una evolución descendente que culminará con un cataclismo apocalíptico purificador. Para la práctica totalidad de las tradiciones espirituales, el período que precede al cataclismo que debe destruir o “depurar” a la humanidad actual está marcado por desórdenes que son signos anunciadores de su final. Dios, o los dioses, no pueden destruir más que las sociedades que se han alejado de su función, que han transgredido la ley natural. En este artículo vamos a tratar de resumir de forma sucinta las tradiciones apocalípticas de cinco religiones o tradiciones espirituales –hinduismo, budismo, judaísmo, cristianismo e Islam– para que podamos comprobar las sorprendentes analogías y similitudes existentes entre ellas.Hinduismo: Al borde de la Edad Oscura
Los textos hindúes conocidos como Puranas fueron compuestos entre los siglos IV y XVI, aunque con seguridad recogen tradiciones mucho más antiguas. Entre los dieciocho Puranas mayores, los seis dedicados al dios Vishnú son los que contienen la doctrina hindú de los ciclos cósmicos, así como las predicciones sobre el advenimiento de Kalki Avatara, la décima manifestación terrestre de Vishnú, al final del Kali Yuga o Edad Oscura. Una humanidad como la nuestra se desarrolla en un gran período que en la terminología hindú se denomina Manvantara y que abarca 64.800 años. Esta etapa se divide en cuatro edades o yugas, que corresponden exactamente a las edades de la tradición grecolatina: Edad de Oro, de Plata, del Bronce y del Hierro. Según la doctrina hindú de los ciclos, hoy en día nos aproximamos al final de la última edad, caracterizada por los conflictos, las guerras, la inversión de los valores tradicionales, la aparición y puesta en práctica de sistemas de pensamiento y sociales aberrantes y la colocación del saber científico en manos irresponsables. Las razas y las castas se mezclan y la nivelación siempre es preludio –y consecuencia– de la muerte. Según el Linga Purana, “los bajos instintos estimularán a los hombres de la Edad Oscura. Los libros sagrados ya no se respetarán. Los ritos serán descuidados. En la Edad Oscura se extenderán las falsas doctrinas y los escritos engañosos. Los hombres no tendrán principios elevados y serán irritables y sectarios. El número de príncipes y agricultores disminuirá gradualmente. La mayor parte de los nuevos señores no será de origen elevado. Los hombres de bien renunciarán a tener un papel activo. Se matará a los fetos en el vientre de sus madres y se asesinará a los héroes. Muchas serán las mujeres que tendrán relaciones con varios hombres. Hombres viles que habrán adquirido un poco de ciencia serán honrados como sabios. Los hombres no tendrán alegrías ni placer, y muchos se suicidarán. Ya no se respetará más el linaje de los ancestros. Sufriendo de hambre y de miseria, tristes y desesperadas, muchas poblaciones pobres emigrarán hacia los países en los que crece el trigo y el centeno”. Según los Puranas, al final del Kali Yuga este proceso se acelerará hasta la aparición de Kalki, el sacerdote-guerrero que deberá, al término de este período, aniquilar a los perversos, manifestar de nuevo la Tradición en su integridad e iniciar una nueva Edad de Oro, hasta el punto de que, según el Vishnu Purana, “los hombres que sean cambiados en virtud de ese tiempo particular (el Kali Yuga) serán como la semilla de los nuevos seres humanos, y traerán al mundo una raza que seguirá las leyes de la Edad de la pureza”. Según la tradición, Kalki recorrerá la Tierra al frente de su ejército y, tras acabar con los demonios Koka y Vikoka (los gog y magog de la Biblia y de la tradición islámica), se enfrentará, en la gran batalla del final de los tiempos, al demonio Kali, el “Anticristo” de los Puranas, en la ciudad de Bishasan, lugar aún sin identificar.
Según la doctrina hindú de los ciclos, nos aproximamos al final de la Edad Oscura, caracterizada por los conflictos, las guerras y la inversión de los valores tradicionales.
KALKI El “Mesías” que vendrá de Shambhala
Kalki –cuyo nombre viene a significar “aquel que hace desaparecer la suciedad del mundo”– nacerá, según los Puranas, en el seno de un linaje sacerdotal, en la ciudad de Shambhala. En la iconografía hindú casi siempre se le representa cabalgando sobre un caballo blanco y en actitud belicosa.
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