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Dos meses después de que los llamados “rebeldes” tomaran su localidad, 3.000 mujeres y niños a los que estos mercenarios utilizaron como escudos humanos, fueron rescatados esta semana por el Ejército sirio. Conozca de cerca cómo vivieron la experiencia algunas de aquellas familias.

Por fin estoy fuera de los disparos. Mi niña no para de llorar. Quiero salir, ir a otro lugar. Todos tenemos hambre. Mi niño tiene que comer“, contó Khalida al Ali a RT tras ser liberada.

Durante dos meses solo se alimentaron de aceitunas en conserva y de la esperanza de dormir sin el sonido de la guerra.