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sábado, 19 de octubre de 2013

Viaje al corazón del mundo


Viaje al corazón del mundo

Como cada año, el Hach ha supuesto una metamorfosis para millones de peregrinos

19/10/2013 - Autor: Texto y fotos: Abdul Haqq Salaberria - Fuente: Webislam
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Peregrinos llegando al monte de la Misericordia de Arafat
Cuando el peregrino cierra la puerta de su casa se entrega a una corriente que supera cualquier previsión, plan o expectativa. El peregrino sabe que sólo es suya la intención de viajar y transformarse conforme el viaje avanza. Nadie que haya peregrinado alguna vez en su vida ha sido el mismo una vez acabado su viaje. Al igual que sucede en el transcurso de una vida, nuestro ego queda esculpido por el roce de la existencia, que en el caso de la peregrinación se acelera como si viajáramos en un túnel del tiempo. Los acontecimientos, los encuentros, las dificultades y las luces del camino alteran nuestros estados y estaciones hasta alcanzar una cercanía con el creador que resulta difícil lograr por otros medios como el ayuno, la oración y el recuerdo.
El ser humano ha peregrinado en todas las edades de la humanidad. El viaje iniciático está presente en todas las religiones y culturas. A pesar de que los tiempos y las circunstancias cambian estas peregrinaciones todas mantienen viva una esperanza: la transformación y la experiencia espiritual.
En España, el Camino de Santiago, una peregrinación que se remonta a la Edad Media y que ha vertebrado Europa, salió de un largo olvido en las últimas décadas del siglo pasado. Lo que comenzaron siendo las experiencias de unos cuantos aventureros dispuestos a recuperar una tradición casi perdida en la cristiandad, ahora ya es casi una forma alternativa de turismo de aventura económico y al alcance de todos. Sin embargo, como ocurre siempre, quien mantiene intacta la intención de peregrinar descubre que, mil años después, la magia del Camino no se ha perdido. Hay personas que vienen desde los Paises Bajos andando, atravesando Francia, para purgar sus deudas pendientes con la sociedad. Aun se conserva intacta la conmutación de penas para delitos menores por la peregrinación. Encuentras también almas que buscan reencontrarse con su Creador, dispuestas a remover su interior para renovar la fe.
Metamorfosis
Mucho han cambiado los peregrinos y los caminos. Un anciano beduino de 80 años con más de 60 peregrinaciones en sus espaldas nos decía: “el Hach de hoy en día es una excursión de domingueros comparado con el que hacíamos hace años”.
En efecto, hace sólo cuestión de cincuenta años, los peregrinos viajaban por sus propios medios tardando días, semanas, meses e incluso años en llegar a Meca. Las travesías de mares, desiertos y regiones salvajes, se hacía con enormes riesgos para la integridad y vida de los peregrinos, que viajaban en caravanas y buques poco seguros. Miles morían o tenían que desistir y regresar a sus hogares. La dificultad impregnaba cada jornada que debían afrontar, a veces sin agua, comida o un lugar donde refugiarse.
Hoy un confortable avión nos deja a pocos kilómetros de Meca. Un autobús con aire acondicionado nos lleva hasta las puertas de un hotel de lujo, y un guía nos acompañará en todo momento para hacernos más fácil y segura nuestra aventura en tierras de Arabia Saudita. ¿Se ha perdido entonces el auténtico espíritu del peregrinar?
Como sucede siempre, los signos de Allah, el Todopoderoso, permanecen en todas las cosas, inmutables al paso del tiempo y visibles para todo el que tiene sano el corazón.
Mientras tramitaba mi visado para realizar la peregrinación de este año, el Director del Departamento de Prensa de la Embajada Saudí en España, Don Fayez Al-Temyat, reflexionaba con claridad sobre las dificultades del Hach: “Antes la dificultad estaba en poder llegar a Meca, pero una vez allí, como eran unos pocos los que llegaban, todo era paz  y recogimiento. Hoy la situación es justo la contraria. Llegar es muy sencillo y confortable, pero son millones los que llegan. La dificultad es, por tanto, la masificación del peregrinaje”.
Así que como en un juego de espejos, Allah, El que Maquina, ha mantenido intacto el sentido y dificultad de la peregrinación, haciendo peregrinar también al Hach en el tiempo de las revoluciones modernas. Porque así como “junto a la dificultad hay facilidad”, junto a la facilidad hay dificultad.
Seguridad y mejoras
A pesar de que este año el número de peregrinos se ha reducido casi a la mitad con respecto a los últimos años, el hach ha seguido siendo un prueba difícil para el peregrino. La causa principal de este descenso ha sido la restricción de visados y permisos que el reino de Arabia Saudita ha aplicado este año con motivo de las obras de ampliación de la mezquita de Al Haram, que ganará 400.000 metros cuadrados elevando su aforo se a 2.200.000 personas. El templo mas grande del mundo. En concreto la reducción ha sido de un 20% para extranjeros y de un 50% para locales. Además de grandes campañas de comunicación animando a desistir de viajar hasta que finalicen las obras. También han afectado al Hach de este año el fantasma de un virus (el temido MERS o Middle East Respiratory Syndeome) y la sombra de la crisis mundial, aunque los medios saudís afirman que los peregrinos no han dejado de ahorrar para su peregrinaje por causa de la crisis y que la disminución de ingresos no ha repercutido en la inversión en los viajes.
Las obras del Haram de Meca, que han dejado una cicatriz dolorosa en los edificios históricos, han sido estoicamente soportadas por los casi 2.000.000 de peregrinos de este año. La monumental mezquita que se inaugurará en tres años ya se deja ver en parte de la estructura finalizada. La milenaria Kaaba parecía custodiada por dos ángeles del futuro: el mega complejo del reloj por un lado y las gigantescas grúas por otro.
Nada distraía a los peregrinos de su ancestral circunvalación del templo de Ibrahim. Pero una reflexión distanciada de la polémica sobre las grandes obras faraónicas que el reino ha emprendido los últimos años, sobre el impacto arqueológico y estético que estas obras tienen en el patrimonio histórico y espiritual de Meca y Medina, lo cierto es que han mejorado mucho las condiciones de seguridad, evitando las mortales avalanchas del pasado. Así lo destacan los responsables administrativos del Hach que dicen estar volcados en evitar riesgos innecesarios para los millones de visitantes que acuden anualmente al país.
Quizás unos de los lugares donde esa transformación más se ha notado ha sido en Mina y en los Jamarat, uno de los antiguos puntos negros de la peregrinación. La compleja estructura de cuatro niveles y rampas de acceso del tamaño de autopistas, perfectamente conectadas con el metro entre Meca y Arafat y los campamentos de la llanura de Mina, hace que apedrear a los demonios sea más cómodo y seguro que nunca.
Pasan los años, cambian los tiempos, los escenarios se transforman, pero los peregrinos siguen experimentando algo inigualable. Esta metáfora del viaje existencial siempre los acompaña y nada vuelve a ser lo mismo cuando uno, vestido con la desnudez del ego, con la blanca mortaja del Ihram, dice: Labbaik Alahuma Labbaik; ¡Aquí me tienes, Allah!

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