Del Ejército español a la yihad del Estado Islámico
Al menos dos ex militares destacados en Melilla se han unido a las filas yihadistas
La Policía escolta a Nabil Mohamed, ex militar detenido por captar a jóvenes para enviarlos al IS. Ángela Ríos AFP
Primero, antes de entrar al Ejército, el adolescente Nabil trapicheó con drogas en su barrio melillense de La Cañada. Una vez dentro de las Fuerzas Armadas, el chico comenzó a traficar con recetas médicas falsas y se sospecha que también con explosivos robados del cuartel.
Ahora, tras dejar de ser soldado en 2008, se dedicaba a mercadear con mujeres para mandarlas a Siria e Irak con las huestes del Estado Islámico (IS). Así ha sido la turbulenta vida de Nabil Mohamed Mohamed, el ex militar melillense de 29 años al que este martesapresó la Policía Nacional cuando su partida hacia territorios del IS era «inminente» y al que el juez envió a prisión incondicional.
Nabil es el primer ex soldado detenido por su vinculación con el IS. Sin embargo, no es el primer militar que abandona el Ejército para unirse o fortalecer a la yihad del Estado Islámico.
Zakaria Said fue su predecesor. Él corrió mejor suerte y logró salir de España sin ser detenido. Los servicios de Inteligencia han perdido la pista de este antiguo soldado, quien estaría luchando en alguna zona de conflicto entre Siria e Irak -si es que sigue vivo-. Hasta allí llegó tras combatir en Mali, en 2012, de la mano de Muyao, una organización vinculada a Al Qaeda en el Magreb islámico.
El hermano de Zakaria, Mohamed Said, fue detenido en septiembre del año pasado. También viajó a Mali durante un tiempo y, tras su vuelta a Melilla, se encargó de captar adeptos al otro lado de la valla de la ciudad autónoma, especialmente en Nador (Marruecos) y sus alrededores. En aquella operación conjunta entre España y su vecino norteafricano se detuvo a otros ocho activistas radicales.
Otros dos antiguos soldados, Kamal Mohamed y Alcalá Damir, también se encuentran detenidos desde hace un par de años, el primero en España y el segundo en Marruecos. Su encarcelación no se debió a su vinculación con el IS, que no existía entonces, pero sí a su integración en una organización terrorista de corte islamista.
Nabil Mohamed y Zakaria Said, los dos antiguos soldados cautivados por el IS, coincidieron durante un año en el Ejército. El ahora encarcelado estuvo destinado en el regimiento número 8 de Melilla, el de Ingenieros, entre abril de 2004 y octubre de 2008. Said, por su parte, formó parte de ese mismo destacamento entre 2007 y 2010. Fue en el Ejército donde estos dos musulmanes de nacionalidad española tejieron una relación que duraría hasta después de la vuelta a la vida civil de ambos.
Nabil Mohamed Mohamed, de 29 años, tiene dos hijos, de cinco y dos años. La madre de los pequeños es una española, Estefanía Mora, convertida al islam. La joven nació el 10 de marzo de 1989 y, aunque tiene padres y hermanos, vivió entre 2006 y 2008 en La Gota de Leche, un centro de acogida melillense gestionado por monjas. Al poco de salir de allí, Estefanía comenzó una relación con Nabil. En los últimos meses su rigorismo era tan exacerbado que cubría completamente su cuerpo en público.
Su pareja era tan radical o más que ella. Fuentes de Inteligencia explican a EL MUNDO que Nabil Mohamed, además de reclutar a niñas y jóvenes -la Audiencia Nacional investiga si habría conseguido enviar a alguna con el IS-, grababa sermones yihadistas que enseñaba al mayor de sus hijos, a quien también solía caracterizar como un combatiente del Estado Islámico vistiéndolo de negro y empuñando un machete. Hay constancia de la existencia de estas imágenes.
El detenido este pasado martes tiene una ristra de incidentes y sanciones de su paso por el Ejército. En julio de 2007 se le abrió un expediente por «carencias psicofísicas». En su historial consta un delito militar por insultar a un superior. Las fuentes consultadas explican que también pudo traficar con pequeñas cantidades de explosivos robados del cuartel, pero se desconoce su destino final.
Ya en 2008, el Ejército expulsó a Nabil Mohamed después de ser condenado por un «delito doloso». Durante varios años robó, traficó y consumió medicamentos de la farmacia militar, para lo que tuvo que falsificar las recetas. De nuevo como civil y sin trabajo, se radicalizó hasta el punto de contactar con la gente del IS.
Como al ex soldado Zakaria, a Nabil también se le detuvo a un hermano. Fue en diciembre del año pasado, cuando Yawad Mohamed Mohamed fue apresado en Melilla por la Policía Nacional, que también detuvo a otras seis personas, entre ellas cinco mujeres, en distintos puntos de la geografía española. El grupo había conseguido reclutar a 12 jóvenes a través de las redes sociales y foros de Whatsapp para enviarlas al frente sirio-iraquí como esclavas sexuales y amas de casa.
Agentes de la Inteligencia española mantienen un escrutinio constante sobre los militares musulmanes destacados en Ceuta y Melilla. Su objetivo «son los barbudos, los que radicalizan su actitud o los que abandonan el Ejército sin tener otro trabajo fuera», explican distintas fuentes, que puntualizan que la colaboración con los servicios secretos marroquíes es «fundamental». «Los radicales se reúnen muchas veces en suelo marroquí porque creen que no se les persigue. Pero no es así», explican.
Las continuas operaciones contra el yihadismo desarrolladas en ambas ciudades autónomas demuestran que son un foco de radicalismo islámico que puede filtrarse por los poros de los distintos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. De ahí que se extremen los controles y las alarmas. En la ciudad melillense, de donde han salido los dos únicos soldados de los que por el momento existe constancia de su vinculación con el IS, hay en torno a 2.000 militares, de los que cerca de 800 (40%) son musulmanes.
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