Berlín arma la lucha contra el yihadismo
El Gobierno de Merkel, en un giro a su política exterior, enviará material bélico a los kurdos de Irak
“Tenemos que elegir. O no tomamos ningún riesgo, no entregamos armas y aceptamos que el terror se propague. O apoyamos a aquellos que de forma desesperada, pero también valiente, luchan con pocos recursos contra la barbarie del terror del EI”, dijo la canciller Merkel con motivo de una reunión extraordinaria en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento. Es cierto que el Gobierno no estaba obligado a convocar esta sesión, pero también que la aplastante mayoría con la que cuenta la gran coalición de democristianos y socialdemócratas no dejaba apenas margen para que Merkel y los suyos se llevaran una sorpresa desagradable.
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El envío de armas por valor de 70 millones de euros, que empezarán a llegar a Irak en dos semanas, supone un riesgo para el Gobierno alemán no solo desde el punto de vista militar, sino también de política interna. Distintas encuestas han mostrado estos días que entre el 60% y el 80% de los alemanes se oponen al envío de armas a los kurdos. Como argumento para vencer estas resistencias, Merkel alertó este lunes de que el potencial desestabilizador de una región entera puede acabar afectando a Europa y Alemania. El Ejecutivo, por si acaso, descarta cualquier tipo de intervención armada de fuerzas alemanas y señala que el envío de material cuenta con el visto bueno de las autoridades de Bagdad.
El giro anunciado por el Gobierno alemán coloca a Berlín en el pelotón de los países europeos que han ofrecido ayuda militar para frenar esta nueva rama del yihadismo que opera principalmente en Irak y Siria. No es esta la primera vez que la Alemania moderna envía armas a una zona en conflicto —lo hizo en 1991 para apoyar a Kuwait cuando fue invadido por el Irak de Sadam Hussein o en alguna ocasión a Israel—, pero sí supone un paso adelante en la asunción de un papel de liderazgo internacional para un país que fue duramente criticado en 2011 cuando se alineó con países como Rusia y China, al abstenerse en la resolución de la ONU para intervenir en Libia. Angela Merkel también encabezaba el Gobierno que tomó esa decisión, aunque entonces lo hacía con el apoyo de los liberales del FDP y ahora está aliada con los socialdemócratas del SPD. Los líderes de la UE señalaron en la cumbre del pasado fin de semana su apoyo a la lucha contra EI y respaldaron a aquellos países que hayan decidido de forma unilateral, como ahora Alemania, enviar material militar.
“La novedad de la situación actual es la disposición alemana para involucrarse en un conflicto que no afecta especialmente a ningún socio estrecho”, responde Volker Perthes, presidente ejecutivo del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad. ¿Forma esta decisión parte de una nueva política exterior alemana? “Sí, absolutamente. El ministro de Exteriores y otros líderes han repetido en diversas ocasiones que no podemos permitirnos limitarnos a observar las crisis internacionales desde fuera. Este principio solo es creíble cuando se reacciona rápido a los conflictos”, resume Perthes
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