La prohibición de fumar de Daesh en Irak y Siria arruina a Altadis
El desplome de las ventas en Oriente Medio aboca a la tabaquera española a una regulación de empleo para sus 471 trabajadores antes del 30 de junio
No hay vuelta atrás. La decisión está tomada. De hecho, no ha sido una decisión reciente. Pero se hará efectiva casi de forma inmediata, si bien la matriz británica de Altadis, Imperial Tobacco, ya la «venía mascullando» meses atrás, bordeando el año. Las cifras, sobre la mesa. La drástica caída del consumo de tabaco en Europa y, más recientemente, la prohibición de fumar de Daesh en el mercado de Oriente Medio —en concreto, en Irak y Siria, principales mercados de exportación de la filial española— han acabado con «la clientela» de su planta en La Rioja y, por tanto, con sus «jugosos» ingresos. A esto, según la versión «oficial», se añade una pérdida adicional de eficiencia y competitividad por culpa de la presión fiscal sobre el tabaco y el contrabando, lo que se ha traducido en una caída de ventas de cigarrillos de más del 45% en los cinco últimos años en España.
Así tuvo que transmitírselo el actual presidente de Altadis, Juan Arrizabalaga, al ministro de Industria, José Manuel Soria, que, el pasado viernes, ofreció a la compañía ayudas para mejorar la competitividad y planes de reestructuración para evitar el cierre de su planta de La Rioja. Pero no hubo recogida de testigo. Se trata, por tanto, del fin definitivo de la última fábrica de cigarrillos que la tabacalera mantiene abierta en España y cuya plantilla está formada por 471 empleados fijos, a los que se suman alrededor de un centenar más de externos (limpieza, seguridad...), y un importante número de empleos indirectos (transportistas, entre otros).
Prejubilar, recolocar y ERE
Y es que tras hacer público el pasado martes la puesta en marcha de un «plan de reestructuración en sus áreas de Finanzas y Ventas, y de Producción», que incluye el cierre de la planta de Agoncillo, a 18 kilómetros de Logroño, el próximo 30 de junio, la compañía hispanofrancesa —nacida de la fusión de la española Tabacalera y de la gala Seita—, y propiedad de la británica Imperial Tobacco, trabaja en las consecuencias que tendrá para la empresa en España dicho anuncio.
Así, según ha podido saber ABC, trasladará a los representantes de los trabajadores el plan obligado de bajas en la plantilla que incluye 180 prejubilaciones de entre los 471 empleados (con el 70% del salario bruto, cuya media es de 30.000 euros brutos al año); un programa para recolocar trabajadores de la fábrica en otras empresas de la región, y «la mejor de las salidas posibles para los 291 trabajos fijos restantes», a través de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y de un plan bajas incentivadas con una indemnización superior a la legalmente establecida para despidos por causas objetivas (probablemente de 40 días por año trabajado frente a los 20 días legalmente reconocidos).
Con el cierre de la fábrica de La Rioja —donde se producen cigarrillos rubios, Fortuna, Ducados Rubio, Nobel y JPS como principales marcas, y cigarrillos negros, con Ducados negro, Habanos y BN como marcas más relevantes—, Altadis ya no contará con ninguna fábrica de cigarrillos en España, tan solo mantendrá abierta una planta en Santander, con una producción y negocio totalmente distintos, ya que se fabrican cigarros puros y puritos. En 1999, la compañía tenía 12 fábricas repartidas por todo el país.
Quejas de los trabajadores
Mientras, representantes del comité de empresa de Altadis se quejan de la falta de información recibida desde la dirección de la compañía tras el anuncio. Aseguran que la documentación que irán recibiendo solo servirá para corroborar lo que defienden los trabajadores: que «la fábrica es viable, sobre todo, por la reducción de personal que ya se ha hecho en ella y porque las ventas de cigarrillos en España ya han empezado a subir».
Según sus datos, frente al descenso en las ventas de cigarrillos que argumenta la empresa como el motivo principal para cerrar la planta —que lo fija en un 45% en los últimos cinco años en España—, «estas ventas crecieron un 1% en el último ejercicio fiscal». Para los representantes de los trabajadores de la compañía en La Rioja, la dirección «está ofreciendo a la opinión pública un mensaje que no es correcto» y que pretenden «justificar lo injustificable» porque «dice que el producto que se hace en Agoncillo no se vende, cuando lo va a seguir fabricando en otro lado para venderlo en España». Dicen que, en realidad, tras el cierre de la fábrica riojana —la única que hace cigarrillos en España—, está el verdadero motivo: «una deslocalización entre países de la Unión Europea» porque «se puede dar la posibilidad de utilizar ayudas europeas para llevarse la producción de un país europeo a otros también europeos».
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