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lunes, 16 de octubre de 2017

Filipinas confirma la muerte del líder islamista Isnilon Hapilon

El emir del ISIS fallece junto a Omar Maute, otro de los líderes guerrilleros, según Manila

Isnilon Hapilon, a la derecha, en una imagen sin fecha.
Isnilon Hapilon, a la derecha, en una imagen sin fecha. AP
Filipinas ha dado una estocada de muerte a los grupos yihadistas que en mayo tomaron Marawi (capital de Lanao del Sur, región meridional de Mindanao). El líder de ISIS en el sudeste asiático, Isnilon Hapilon, uno de los terroristas más buscados del mundo, ha sido abatido durante los combates entre el Ejército filipino y los insurgentes en dicha ciudad. Junto a él ha muerto también Omar Maute, otro de los dirigentes islamistas que pusieron por primera vez de manifiesto la capacidad de combate de ISIS en la zona, a medida que el grupo pierde fuelle en Oriente Medio.
“Nuestras tropas han sido capaces de coger a Isnilon Hapilon y Omar Maute. Ambos han sido asesinados”, declaró el secretario de Defensa filipino, Deflin Lorenzana, a los medios. Un comunicado de su ministerio afirmaba a su vez que Hapilon y Maute cayeron en una operación para liberar el “último bastión” de los yihadistas en Marawi, y que sus cuerpos fueron recuperados por las fuerzas de combate filipinas. Durante la misma, diecisiete civiles que los islamistas mantenían secuestrados fueron liberados.
La aniquilación de Hapilon y de Maute descabeza al medio centenar de yihadistas que Filipinas estima aún quedan en Marawi y allana el camino para el fin del conflicto. “Anunciaremos la liberación de la ciudad cuando nuestras tropas se aseguren de que no quedan terroristas en ella”, añade el comunicado. Además, en el caso de Hapilon, supone un especial varapalo para Abu Sayyaf, la sanguinaria organización que lideraba. Creada en la década de los 90, el grupo juró lealtad a ISIS en 2015 y es responsable también del secuestro de decenas de barcos y la decapitación de rehenes de varias nacionalidades. Se estima que aún mantiene cautivos a 26 en las islas de Joló y Basilán (Filipinas), sus principales feudos y, en el caso de la última, lugar de origen de Hapilon.
Sobre la cabeza de Hapilon (51 años) pesaba una recompensa de cinco millones de dólares por parte del FBI. Estados Unidos, de donde procedían dos rehenes que fueron asesinados por Abu Sayyaf en 2001, le incluía en su lista de terroristas más buscados del mundo.
Por su parte, Omar Maute dirigía junto a su hermano, Abdullah (fallecido en combate en junio), un grupo que lleva su apellido. Escindido del Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) de Mindanao, el grupo también había declarado lealtad a ISIS y los hermanos provenían de una familia acomodada de Marawi, capital histórica del islam en un país donde más de un 90 por ciento de la población es cristiana.
Ambos cadáveres serán sometidos a pruebas de ADN para confirmar las identidades y proceder a la entrega de las recompensas ofrecidas por los gobiernos de EE.UU., y Filipinas, aunque imágenes de los cadáveres –los dos con barba y ropaje negro- ya han sido publicadas por medios locales.
“Lo que esto significa es que el incidente de Marawi está casi terminado y que deberíamos anunciar el cese de hostilidades en un par de días”, aseguró Lorenzana a los medios.
El conflicto comenzó el 23 de mayo durante una operación precisamente para neutralizar a Hapilon. Una misión que las autoridades filipinas confiaron equivocadamente entonces poder solventar de forma casi inmediata. La resistencia de las fuerzas yihadistas en Marawi y la internacionalización del conflicto, con informes que apuntaron a la llegada de decenas de rebeldes de otros países de la región, como Malasia, Indonesia o Singapur, pero también de Oriente Medio, llevaron al gobierno de Rodrigo Duterte a declarar la ley marcial en Mindanao desde el inicio del conflicto y a buscar apoyo de EE.UU. para doblegar a los terroristas en Marawi. Casi cinco meses después, el saldo es de más de 150 soldados filipinos muertos, 600 rebeldes asesinados, medio centenar de civiles ejecutados y unos 400.000 desplazados.
Las tropas filipinas todavía buscan en Marawi al gerifalte islamista malasio Mahmud Ahmad, añadió Lorenzana. Según las autoridades filipinas, Ahmad contribuyó a planear la toma de Marawi, escenario de un conflicto de décadas en punto muerto entre el FMLI y Manila.
Marawi es de momento el más gráfico ejemplo del aparente avance de ISIS en el sudeste asiático y de sus planes de declarar una wilayat (provincia del califato) en la zona para distraer la atención de sus derrotas en Oriente Medio. Una inquietud que los países de la región ven agravada por el probable retorno de yihadistas que acudieron a combatir a Siria e Irak.

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