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domingo, 15 de octubre de 2017

La hispanidad vista por un árabe

Textos sobre Habib Estéfano

12/10/2017 - Autor: Rodolfo Gil Benumeya - Fuente: Hemeroteca Hispanidad y Arabidad
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Un recorte de prensa sobre Habib Estéfano
WebIslam recopila tres textos clásicos -uno periodístico y dos ensayísticos- sobre la figura de Habib Estéfano (1888-1946). Este gran intelectual sirio fue bien reconocido en España y Latinoamérica en los años 20 del pasado siglo por su defensa de la hispanidad y sus origenes en la arabidad.
Hoy, en el día de la Hispanidad, le rendimos homenaje a un hombre que veía más allá de las diferencias para encontrar similitudes entre los pueblos, las culturas y los sueños de futuro. Que su fertil herencia resurja, aparentemente olvidada, haciéndonos ser conscientes del orgullo de ser gentes del mediodía.
«El Doctor Habib Estéfano. Hemos tenido el gusto de recibir en esta casa la visita de un ilustre intelectual libanés, el doctor Habib Estéfano, ex presidente de la Academia de Damasco. En noble anhelo de comunicación con América, el doctor, que lo mismo que el árabe domina el latín y los principales idiomas europeos, aprendió en tres meses el español, con rara corrección. Elocuente y persuasivo orador, ganó la devoción de las juventudes estudiosas, el aplauso del profesorado y la admiración de cuantos le escucharon en las Universidades de Santo Domingo, Cuba y Haití. En sus discursos sobre el valor de la vida, la libertad de la democracia moderna y otros temas igualmente interesantes, mostró su dominio de todos los resortes de la oratoria y la familiaridad absoluta con nuestra lengua. El doctor Estéfano permanecerá entre nosotros hasta principios de Julio próximo. Quiere conocer a nuestros intelectuales, nuestras costumbres y nuestro suelo, para proseguir su peregrinación por el continente americano. «Después del deseo de justicia internacional, que quizá se logre algún día en una perfecta Sociedad de Naciones, creo –nos ha dicho– que no hay otro problema más interesante para la humanidad que el de la raza hispana. Es injusto que se quiera separar a España de Hispano-américa. Aquellas jóvenes Repúblicas  viven de las ideas españolas, de la literatura española, del alma española. No pueden olvidar que aquí está el manantial de su formación, su verdadera dirección espiritual.» Dentro de pocos días, el doctor Estéfano disertará, en una cátedra de la Universidad Central, acerca del valor humano de la ciencia. A ésta seguirá otra, conferencia en otro Centro cultural, sobre el porvenir de España. Sea bienvenido a España el doctor Estéfano. El entusiasmo con que desinteresadamente ha trabajado por nuestra causa en las Antillas y el empeño que demuestra por conocernos de cerca para proseguir su obra en el resto del continente americano, le hacen acreedor a todas nuestras simpatías. No dudamos de que aquí será tan bien acogido como lo fue en los países que ha visitado este gran intelectual, calificado por aquella Prensa de sorprendente cumbre de la mentalidad contemporánea.» (ABC, Madrid, jueves 16 de abril de 1925, página 20.)
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«Habib Estéfano Siguió el simbolismo cuando los libaneses de Beyrut se pusieron a recordar que el nombre «Hispania» lo crearon ellos en tiempos de Fenicia, y otra etapa lógica resultó la creación de la Fiesta de la Raza en 1917 por el Presidente argentino Irigoyen, siguiendo una idea sirio-libanesa de Leandro N. Alem. No pudo resultar extraño luego que, en 1925, Habib Estéfano fuese quien emplease por vez primera la palabra "Hispanidad", que es fiel adaptación de la árabe "Arabidad" o "Urubah".» (Rodolfo Gil Benumeya, Hispanidad y Arabidad, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid 1952, págs. 89-90)
(...)
"Estéfano, que fue a parar a la "Perla de las Antillas" Cuba, al mismo tiempo que aprendía rápidamente la lengua española (en la cual llegó a ser uno de los más excelsos oradores), recogía la sensación de lo que él llamo "mundo abierto" del espíritu ibero-americano, en contraposición al "mundo cerrado" de los gobernantes que habían decidido en Versalles y San Remo. Después buscó cuál era el punto general de origen y relación entre los estilos de las distintas naciones y de ese "mundo abierto", y lo encontró en España, articulando así la teoría de la vinculación de los emigrados, el enlace de las generaciones y la nueva tierra y el valor del fondo español. Sobre lo primero y lo segundo, su más divulgada definición de conjunto de Estéfano fue la que en 1925 hizo en Madrid durante sus conferencias en la Unión Iberoamericana y en la Universidad, diciendo:
Yo tengo un millón de compatriotas que viven en la América hispana, desde Méjico hasta la Argentina. Ellos se han identificado completamente con los hispanos de América, y ya pertenecen a aquella América hispana, son sus hijos, y su porvenir depende del porvenir de aquellas tierras. Yo tengo, por decirlo así, dos patrias: una, el árabe Líbano, donde nací; otra, la América hispana, donde viven y trabajan mis compatriotas. Entonces el problema de América es un problema mío también, porque es problema de mi sangre, es problema de mi pueblo, el problema de nuestras generaciones en todo el Continente hispano. Es absurdo creer que la raza hispana está basada en la unidad del idioma. En la formación de la raza intervienen lo divino y lo humano por aquella forma del pensamiento y de los afectos que hace que dos almas se encuentren como hermanas porque cada una reconoce en la formación de la otra como una reproducción de la forma que es la propia de ella misma. Si se transmite la sangre, el alma de la estirpe se transmite también, y en ese sentido existe la raza hispana, que abarca a todas aquellas partes de América con Portugal y España y nosotros los árabes."
Respecto al valor de fondo español, Habib Estéfano, que fue nombrado por el general Primo de Rivera (entonces Jefe del Gobierno en España) representante efectivo y de honor de la que fue bella y simbólica Exposición Hispanoamericana de Sevilla, ya había previamente sentido y manifestado la sugestión de que la parte de la Península Ibérica llamada Andalucía en su estricto sentido físico (es decir, junto con las ocho provincias llamadas hoy andaluzas, la región de Murcia y zonas de Extremadura o la Mancha, que forman cuerpo con ellas en el uso del mismo modo de hablar) sigue constituyendo el fundamento esencial más viviente y palpitante de todos los entrecruces entre los países árabes y los países hispanos, tanto por la mayor densidad allí de antecedentes históricos como por la especial preferente vinculación de los estilos criollos con el andaluz y por la supervivencia del carácter físico en los parecidos humanos andaluces. Sobre los antecedente históricos, Estéfano repetía insistentemente la opinión de que era casual, pero también eminentemente simbólico y acaso un poco como providencial, el que en Sevilla el Archivo de Indias, en el cual se custodia la mayor parte de la documentación americana fundamental, esté a la sombra de la sevillana arábiga torre de la Giralda. Sobre la vinculación de estilos criollos y andaluces, Estéfano se interesaba esencialmente por la identidad del acento andaluz-murciano-extremeño con los hispano-americanos, componiendo entre todos el más numeroso núcleo de pronunciación de la lengua española, o sea del "seseante" estilo dental y suave. Y en el carácter físico, Estéfano, al andar por Granada, Málaga y Córdoba, ponía en amistosa broma nombres de "cónsul de Damasco", "cónsul de Beyrut" o "cónsul de La Meca" a gentes andaluzas que él veía y creía conocer ya por parecerse a amigos y familiares residentes en las ciudades del Levante arábigo o "Machriq".» (Rodolfo Gil Benumeya, Hispanidad y Arabidad, Ediciones Cultura Hispánica, Madrid 1952, págs. 83-85.)

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