La cruda batalla contra Estado Islámico
- El abejero de callejones de Mosul presentaba obstáculos insalvables
La guerra contra Estado Islámico (EI) logró unir a rivales históricos. Una coalición incómoda por sus diferencias políticas y sectarias se enfrentó a un enemigo elusivo y fanático del crimen, en un laberinto urbano de calles y callejuelas en Mosul, la segunda ciudad de Irak, y Raqa, su feudo sirio.
En el caso de Mosul, el Ejército iraquí, los paramilitares musulmanes chiítas y los combatientes peshmerga kurdos, con el apoyo aéreo de Estados Unidos, lucharon codo con codo para acabar con el reino del terror en la capital del califato, proclamado en julio de 2014 por los yihadistas suníes de línea dura ultra-iraquí. Tres años después, en el mismo mes, vencían al gigante extremista, que un día se apoderó de un tercio de Irak, después de nueve meses de sangrientos enfrentamientos.
Pero recuperar a Mosul nunca fue fácil. La ciudad planteaba obstáculos físicos insalvables. Los distritos clave eran un abejero de callejones que hacía casi imposible la operación de tanques y vehículos blindados. Eran barrios tan densamente poblados que los bombardeos de la aviación de la coalición liderada por EE.UU. provocaron la muerte de al menos un centenar de civiles.
Fue la mayor masacre de civiles cometida en Irak desde la invasión estadounidense en 2003.
Así que calle por calle, casa por casa, el combate era inevitable. En una aldea, un solo francotirador del EI escondido en una casa tenía amenazados a punta de arma a cientos de combatientes kurdos. Solo tras tres ataques aéreos sobre el lugar de procedencia de las balas pudo silenciar al fusil.
La muerte acechaba en cada esquina. Los yihadistas, tanto iraquíes como extranjeros, eran grandes expertos en llevar a cabo atentados suicidas y en construir bombas caseras. Muchos de los edificios de la ciudad fueron convertidos en trampas explosivas.
Al final, Estado Islámico sufrió su derrota más decisiva y vio evaporarse su califato primero en Irak y luego en Siria. Pero la devastación seguirá durante años. Y la estabilidad del país es igual de frágil como el entendimiento forjado, y forzado, entre los diferentes grupos que se unieron para la campaña de Mosul.
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