PT y PES: las compras de pánico de AMLO
13-12-2017 07:34 PM
Contrario a lo que muchos suponen, la la alianza entre Morena y el Partido Encuentro Social (PES) --que tanto molestó a algunos simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador--, no es nada descabellada.
Bien es cierto que por su origen evangélico, el PES es férreo detractor de las iniciativas en favor del matrimonio igualitario y el aborto. Pero dichos temas tampoco figuran en el “Proyecto de Nación” del líder de Morena.
Además, tanto AMLO como el líder del PES, Hugo Eric Flores, son de origen priista: éste último militó en el tricolor hasta 2001.
Por eso, no es de extrañar que López Obrador y el PES hayan concretado su alianza: el partido evangélico se unió con el “mesías”.
Pero, lo que sí es de llamar la atención es el precio que AMLO y Morena pagaron por su alianza con Encuentro Social.
El acuerdo de la coalición parcial establece que para la Cámara de Diputados, a Morena le corresponderán 150 de las 300 candidaturas de mayoría relativa, mientras que de las 150 restantes, 75 serán para el PT y 75 para el PES.
Para el Senado, Morena se quedará con sólo 32 candidaturas de mayoría relativa, mientras que PT y el PES tendrán 16 cada uno.
Es decir que AMLO y Morena cedieron 50 por ciento de las candidaturas al Congreso a cambio del apoyo de dos partidos que en las elecciones legislativas de 2015 no superaron ni el 5 por ciento de la votación: el PT obtuvo 3 por ciento de la votación, que le valió para obtener seis escaños en la Cámara de Diputados; mientras que el PES obtuvo 3.5 por ciento de los votos, para ocho escaños.
¿Por qué pagar un precio tan alto por dos partidos con porcentajes de votación marginales?
En realidad, el PT y el PES parecen ser “compras de pánico” para AMLO.
En las elecciones de 2017 en el Estado de México, López Obrador despreció la alianza que en un inicio le ofrecieron PRD y PT. Pero cuando notó que las encuestas no favorecían a su candidata, Delfina Gómez, el tabasqueño pidió a los abanderados perredista y petistas, Juan Zepeda y Óscar González, que declinaran en favor de Morena. Sólo el segundo lo hizo, y a Morena se le escapó una elección que habría podido haber ganado si en un principio hubiera hecho alianza.
El ejemplo sirve para ilustrar que AMLO no hace alianzas cuando se siente seguro de ganar.
De cara a las presidenciales de 2018, se prevé una contienda cerrada. Y al parecer el tabasqueño aprendió de su error.
Amarró al PES y al PT, pero pagó un precio muy alto por los escasos votos que estos partidos le pueden ofrecer.
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