Qari Hekmatullah fue abatido por un dron en el bastión terrorista en el distrito de Darzaab
El Directorado Nacional de Seguridad afgano, la agencia de inteligencia de Kabul conocida como NDS, ha informado este sábado de que el comandante en jefe de las fuerzas de Estado Islámico en el norte del país, Qari Hekmatullah, ha sido abatido durante una operación del ejército afgano en el distrito de Darzaab, el bastión que el grupo terrorista tiene en la provincia de Jawzan. "Hekmatullah y al menos dos de sus guardaespaldas han muerto a consecuencia de un ataque aéreo con dronesllevado a cabo por las fuerzas de seguridad afganas en la aldea de Mughul", según ha confirmado Hanif Rezaje, portavoz del 209 Cuerpo del ejército afgano.
Esta no es la primera vez que Kabul anuncia la muerte de un líder terrorista sin suficientes pruebas, por lo que cuando luego el líder en cuestión vuelve a la palestra mediática, el Ministerio de Defensa hace el ridículo siendo víctima de la propaganda de los terroristas, que explotan dichos errores para legitimarse ante la población civil en las zonas que controlan. Por ello, el portavoz del 209 Cuerpo ha asegurado que "el cuerpo de Hekmatullah ha sido enterrado en la aldea de Bibi Maryam", en el corazón del pequeño califato que el IS tiene en Jawzan.
Asimismo, Rezaje ha asegurado que los yihadistas ya han reemplazado al difunto líder, hecho que demuestra la capacidad de reacción y organización que el grupo tienen en esa provincia. "Mawlavi Habibur Rahiman, que es originalmente un residente del distrito de Sholga en la provincia de Balkh", al norte del país, "ha sido nombrado como sucesor de Qari Hekmat", ha informado Rezaje, haciendo hincapié en que éste sólo controlaba a los combatientes de Estado Islámico en el norte del país, para recalcar que, a día de hoy, no existe ninguna prueba que vincule a los miembros del IS operando en las diferentes partes del país.
Es decir, que los terroristas vinculados al Estado Islámico de Khorasan (ISK) operando en Nangarhar, al este, en Ghor, en el centro del país, en Badghis, al oeste, y en Faryab, al norte, no operan como un grupo cohesionado, sino como células independientes con objetivos diferentes de acuerdo a sus necesidades políticas y económicas.
El motivo de esto es que la mayoría de los grupos operando en Afganistán bajo la bandera negra del califato son ex combatientes talibán que, debido a los varios movimientos secesionistas dentro del grupo, rompieron con éste para establecerse como afiliados del Estado Islámico, ISK-A, según el acrónimo establecido por la misión de la OTAN en el país, Resolute Support -Apoyo Decidido-.
De hecho, hasta hace un año, el propio Qari Hekmatullah formaba parte del movimiento talibán en la provincia de Jawzan, cuando éste y varios de sus hombres discreparon con la dirección política que está tomando el líder supremo de los terroristas, el mulá Hibatullah Akhundzada, así como lo acusaron, siguiendo la estela del máximo líder disidente talibán, el mulá Nasir, el cual también ha estado relacionado con el ISK, de "traicionar al movimiento talibán".
La muerte de Hekmatullah supone un duro golpe para la estructura creciente y todavía inconexa del ISK en Afganistán, un año después de que el autoproclamado líder del grupo, Abdul Hasib, muriera en abril de 2017 durante una operación conjunta entre el ejército afgano y las fuerzas especiales de Estados Unidos en la provincia de Nangarhar. A pesar de que Hekmatullah no fue nombrado sucesor de Hasib, desde la muerte de éste se había convertido en la cabeza visible del grupo tras arrebatar el distrito de Darzaab a los talibán, que lo tuvieron bajo su control hasta finales del año 2016.
Los números del IS en Afganistán
En los dos últimos meses, el Kremlin y la Casa Blanca se han enzarzado en una guerra de cifras sobre el número de combatientes que el Estado Islámico tiene en Afganistán. "Disponemos de información que indica que en el norte y noreste del país hay concentraciones del ISK con miles de combatientes", según indicó hace unas semanas el ministro de asuntos exteriores ruso, Sergey Lavrov, cuyo mayor temor es que el grupo terrorista prolifere en la región porque "si consiguen penetrar y establecerse en el centro de Asia entonces no les será muy difícil acceder a Rusia".
Asimismo, Moscú ha acusado a Washington de "apoyar tanto al IS como a otros grupos terroristas operando en la región" -olvidando por completo su propio apoyo declarado a los talibán-, haciéndose eco de las recientes declaraciones del jefe del Estado Mayor de Irán, el General Mohammad Hossein, en las que aseguró que "Estados Unidos lleva tiempo transfiriendo terroristas del IS a Afganistán después de que éstos fueran derrotados en Siria e Irak".
Por su parte, el comandante de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán, el General John Nicholson, negó con rotundidad las acusaciones vertidas por el Kremlin. "El número de combatientes del IS", que el rotativo pro ruso Sputnik cifra en alrededor de 10.000, "ha sido gravemente exagerado. En estos momento sus fuerzas no superan los 1.500 combatientes", según indicó durante una conferencia la semana pasada, previa a la segunda ronda del Proceso de Kabul. Además, el jefe militar de la coalición negó que el IS esté ganando fuerzas por todo el país para dar un zarpazo territorial, o establecer un califato como el de Irak.
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