No, no va a empezar la 3a Guerra Mundial
Contra el catastrofismo y la paranoia belicista.
Alrededor de las 3:00 a.m. (hora española) de hoy, sábado 14 de abril de 2018, el presidente estadounidense Donald Trump anunciaba la realización de una acción militar conjunta con Francia y Reino Unido contra ciertos objetivos militares del Ejército Árabe Siria, fuerza militar del actual régimen sirio, presidido por Bachar al-Assad.
Los titulares sensacionalistas y los augurios de este hecho como el “casus belli” de una supuesta 3ª Guerra Mundial no tardaron en aparecer en las redes. No faltaron los símiles con el asesinato del archiduque Francisco Fernando en 1914. Obvia decir que esto no es más que una muy desproporcionada exageración y es muy improbable que este evento ni siquiera suponga una escalada en el conflicto.
Para empezar, no es la primera acción de este tipo que realizan las FFAA estadounidenses en el conflicto civil sirio, el año pasado se realizó una acción similar también como respuesta al uso de armas químicas por parte del régimen de al-Assad, hecho considerado como crimen de guerra por parte de las Naciones Unidas; y la presencia de tropas americanas en el conflicto no es algo nuevo, ya que desde la administración Obama hay más de un millar de soldados estadounidenses desplegados en el norte del país con la finalidad de entrenar a las tropas kurdas. Así que si la mera presencia e intervención de los estadounidenses en el conflicto supusiera un detonante para una escalada que se convirtiera en un conflicto convencional abierto entre las dos potencias, este ya se hubiera producido. No debemos olvidar que el conflicto civil sirio no es el primer escenario de guerra donde se ven enfrentados bandos apoyados por Estados Unidos y la Federación Rusa, tras el fin de la Guerra Fría: tenemos el aún latente conflicto en Georgia, que estalló en 2008 y desde entonces se mantiene congelado con Rusia ocupando 1/5 del territorio georgiano y el similar y activo conflicto ucraniano, que se mantiene con la ocupación directa de Crimea e indirecta del Donbass a través de dos nuevas repúblicas títeres del Kremlin. Ninguno de los dos ha ido más allá de las fronteras de los países en los que tienen lugar.
Por otra parte, se tiende hacer comparaciones con la Guerra Fría de una forma bastante libre y poco contrastada, ya que la balanza de poderes, el escenario internacional y la coyuntura geopolítica global es radicalmente distinta que entre 1945 y 1989. La actual Federación Rusa ya no es la potencia con capacidad de proyección global que llegó a ser la Unión Soviética. Tanto militar como económicamente, ningún país y mucho menos la pobre y corrupta Rusia puede hacer frente a los Estados Unidos. Hecho que resulta bastante obvio solo con mirar el presupuesto militar de los países que más invierten en Defensa:
Finalmente, cabe destacar que tras el fin de la Guerra Fría, el liberalismo en mayor o menor medida se ha instaurado como un sistema global, el número de democracias se ha multiplicado y la globalización ha hecho que las economías de todos los países estén de un modo u otro conectadas, creando en cierta manera una interdependencia global y no hay mayor enemigo para el comercio y la prosperidad que la guerra. Aunque esto parezca una afirmación propia de un utopista, es un hecho que como humanidad aprendimos algo de las terribles lecciones que nos fueron dadas tras dos guerras mundiales y medio siglo de tensión que nos condujo al borde de la mutua destrucción asegurada, ya que como muestran los gráficos adjuntos, el número de conflictos militares no ha parado de descender e incluso los conflictos militares convencionales internacionales han casi desaparecido, siendo casi la totalidad de los conflictos militares actuales guerras civiles, que aunque no han de ser menospreciadas, ni olvidadas y aún menos aquellas personas que las sufren; podemos decir con seguridad, que la humanidad no ha podido disfrutar de un periodo de tiempo tan pacífico como el actual.
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