Contaminación del agua
Contaminación del agua en Yucatán, de alto impacto
Ángel G. Polanco Rodríguez
Foto: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya
Miércoles 6 de julio, 2016
El agua dulce se considera el recurso más importante para la salud humana y la biodiversidad, su calidad es el resultado de las actividades productivas en torno al medio ambiente. Sin embargo, hoy en día, aproximadamente 884 millones de personas carecen de acceso al agua potable y más de 2 millones 600 mil carecen de acceso a saneamiento.
Debido a la distribución mundial de contaminantes ambientales en el agua, suelo, aire, y la aparición de nuevas enfermedades, como diversos cánceres, malformaciones congénitas, y problemas del sistema nervioso central, los gobiernos de los países en desarrollo como México, a nivel nacional, estatal y municipal, deben actuar concretamente con programas para la remediación ambiental, por el alto impacto de los contaminantes emergentes como son los plaguicidas organoclorados (DDT, lindano, heptacloro, aldrín, endrín, dieldrin, endosulfán) en la salud pública, y fortalecer las políticas sobre su regulación, ya que su uso ha sido prohibido o restringido por convenciones internacionales.
Estudios en algunos estados de la República Mexicana, incluyendo Yucatán, reportan contaminación por este tipo de plaguicidas, reportando niveles sobre los Límites Máximos de Residuos permitidos por la Norma Oficial Mexicana.
Para entender la naturaleza de los procesos de contaminación de las aguas subterráneas por plaguicidas particularmente en el estado de Yucatán, es necesario pensar en diversas vulnerabilidades que existen en el estado.
Básicamente tenemos vulnerabilidades naturales del medio ambiente, y vulnerabilidades sociales.
Vulnerabilidades naturales
Entre las vulnerabilidades naturales, el suelo de Yucatán es altamente cárstico, es decir, altamente pedregoso, por lo que filtran fácilmente los contaminantes desde la superficie al acuífero subterráneo debido a las actividades productivas como la agricultura y ganadería al fumigar los cultivos y aplicar baños garrapaticidas con este tipo de plaguicidas organoclorados.
Así, los plaguicidas contaminan cuerpos de agua superficiales como los cenotes, los cuales están conectados al agua subterránea, y además se filtran y escurren fácilmente a través de los suelos al primer manto freático, el cual está conectado al segundo manto, de donde se extrae agua para distribuir a las poblaciones como potable.
Otra vulnerabilidad, es la alta densidad de cenotes en el estado, estimándose en más de 4 mil implica un mayor riesgo para la contaminación del agua, porque actúan como receptores de plaguicidas y otros contaminantes debido a su aplicación en la agricultura-ganadería.
Por otra parte, la alta deforestación en Yucatán, deja suelos desnudos y vulnerables a la filtración de contaminantes, otro elemento para la contaminación del acuífero. En los últimos 25 años se ha perdido un 24 por ciento de vegetación en el estado. Así mismo, las fallas y fracturas en el terreno, principalmente hacia el noreste del estado, también representan una alta fragilidad para el proceso de la contaminación.
Los plaguicidas organoclorados, al ser altamente estables en el medio ambiente por su naturaleza química e insolubilidad en agua, persisten en el entorno a través de los años, lo cual quiere decir que pueden estar durante períodos muy largos de tiempo en el agua, el aire o los suelos.
Vulnerabilidades sociales
Otros elementos importantes que contribuyen al escenario en el proceso de contaminación para el acuífero, son las condiciones sociales en Yucatán, que incluyen los niveles de pobreza y los bajos niveles educativos. En este sentido, se ha demostrado en un estudio sobre percepciones de riesgo que las comunidades Mayas tienen sobre el uso y manejo de agroquímicos, una muy baja percepción del riesgo de agricultores y amas de casa de las zonas rurales, respecto a los impactos sobre su propia salud y sobre el medio ambiente, es decir, las comunidades Mayas tienen un punto de vista casi inocuo sobre los agroquímicos altamente tóxicos y cancerígenos. Lo anterior se entiende, debido a los niveles de pobreza en la zona rural, sus niveles educativos y falta de programas oficiales.
Si revisamos las estadísticas de salud para Yucatán, podemos ver altas tasas de enfermedades como diversos cánceres, malformaciones congénitas, muerte fetal, problemas cognitivos de desarrollo en niños, las cuales son enfermedades asociadas a la bioacumulación de plaguicidas en el ser humano por exposición crónica, ya que actúan como potentes neurotóxicos y como disruptores endocrinos.
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas sintéticas, como los plaguicidas organoclorados, que al entrar al cuerpo humano a través de agua, piel, y alimentos contaminados, se acumulan en tejido graso.
Estos disruptores endocrinos suplantan e imitan las funciones normales del sistema hormonal, son conocidos también como xenoestrógenos. Es decir, actúan principalmente al interferir con las funciones de las hormonas naturales en el cuerpo humano, debido a su gran potencial para unirse a los receptores de estrógenos o andrógenos del sistema hormonal, y causan daños al aparato reproductivo en hombres y mujeres, diversos cánceres como cáncer de mama, cervical, de próstata, y por otra parte, los plaguicidas están catalogados como potentes neurotóxicos, que causan daños neurológicos y daños cognitivos para el neurodesarrollo en niños. Estos plaguicidas o disruptores endocrinos (ECD por sus siglas en inglés), también pueden interferir con la síntesis, el transporte, el metabolismo y la eliminación de las hormonas, disminuyendo así la concentración de las hormonas naturales y generando diversos cánceres.
Otras estadísticas
En cuanto a cobertura de saneamiento del agua en el estado de Yucatán, según la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), a nivel nacional es de sólo el 4.2 por ciento respecto a una población de 2 millones de habitantes. Yucatán se encuentra en el último lugar de la República Mexicana en materia de saneamiento del agua, se requieren procesos de saneamiento antes de depositarla al manto freático.
Los problemas de contaminación sobre el medio ambiente y la salud pública requieren estudios integrales, y la problemática debe analizarse desde un punto de vista sistémico o integral. Los estudios en Yucatán sobre plaguicidas o contaminantes emergentes, denominados así por la UNESCO, contribuyen para los países en desarrollo, aportando nuevo conocimiento, desde un punto de vista multidisciplinario, por sus potenciales impactos para la salud humana y contaminación del medio ambiente.
Por ello, los estudios de alto impacto ambiental, deben estudiarse de manera holística, multidisciplinaria, integrando resultados sociales, ambientales, geográficos, reportando niveles de contaminantes en el agua, en la sangre, en la leche materna, analizando los riesgos naturales y sociales que se generan en los procesos de contaminación, en este caso por plaguicidas organoclorados en el área Maya de Yucatán.
El Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán, realiza estudios de contaminación por plaguicidas organoclorados (OCP) en el agua, y su bioacumulación en la sangre de mujeres con cáncer cervicouterino y en la leche materna de las mujeres Mayas.
Altos niveles de plaguicidas como heptacloro, lindano, endosulfán, aldrin, DDT y sus metabolitos fueron encontrados en el agua, la sangre y la leche materna en dichos estudios. Estos plaguicidas se clasifican como “contaminantes orgánicos persistentes (COP)” y están catalogados a nivel internacional como la “docena sucia” en el marco del Convenio de Estocolmo, con altos impactos para la salud humana.
Deben implementarse programas oficiales de monitoreo de plaguicidas en el agua, y de biomonitoreo en sangre y leche materna para determinar los niveles de plaguicidas, midiendo sistemáticamente año tras año sus niveles para evitar que sobrepasen los límites máximos establecidos por normas nacionales e internacionales. Así mismo, programas de promoción para la salud, que promueven la prevención de las enfermedades emergentes, así como alternativas agroecológicas para la agricultura sin el uso de agroquímicos tóxicos. Ante los altos impactos para la salud humana por la contaminación del agua con plaguicidas, es necesario integrar políticas para un desarrollo sustentable, para la actual y las futuras generaciones, que conserven y preserven los acuíferos y la salud pública.
Ángel G. Polanco Rodríguez, Centro de Investigaciones Regionales de la UADY, Doctor por la Universidad de Cádiz, España, Departamento de Química Física, Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales.
Foto: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya
Miércoles 6 de julio, 2016
El agua dulce se considera el recurso más importante para la salud humana y la biodiversidad, su calidad es el resultado de las actividades productivas en torno al medio ambiente. Sin embargo, hoy en día, aproximadamente 884 millones de personas carecen de acceso al agua potable y más de 2 millones 600 mil carecen de acceso a saneamiento.
Debido a la distribución mundial de contaminantes ambientales en el agua, suelo, aire, y la aparición de nuevas enfermedades, como diversos cánceres, malformaciones congénitas, y problemas del sistema nervioso central, los gobiernos de los países en desarrollo como México, a nivel nacional, estatal y municipal, deben actuar concretamente con programas para la remediación ambiental, por el alto impacto de los contaminantes emergentes como son los plaguicidas organoclorados (DDT, lindano, heptacloro, aldrín, endrín, dieldrin, endosulfán) en la salud pública, y fortalecer las políticas sobre su regulación, ya que su uso ha sido prohibido o restringido por convenciones internacionales.
Estudios en algunos estados de la República Mexicana, incluyendo Yucatán, reportan contaminación por este tipo de plaguicidas, reportando niveles sobre los Límites Máximos de Residuos permitidos por la Norma Oficial Mexicana.
Para entender la naturaleza de los procesos de contaminación de las aguas subterráneas por plaguicidas particularmente en el estado de Yucatán, es necesario pensar en diversas vulnerabilidades que existen en el estado.
Básicamente tenemos vulnerabilidades naturales del medio ambiente, y vulnerabilidades sociales.
Vulnerabilidades naturales
Entre las vulnerabilidades naturales, el suelo de Yucatán es altamente cárstico, es decir, altamente pedregoso, por lo que filtran fácilmente los contaminantes desde la superficie al acuífero subterráneo debido a las actividades productivas como la agricultura y ganadería al fumigar los cultivos y aplicar baños garrapaticidas con este tipo de plaguicidas organoclorados.
Así, los plaguicidas contaminan cuerpos de agua superficiales como los cenotes, los cuales están conectados al agua subterránea, y además se filtran y escurren fácilmente a través de los suelos al primer manto freático, el cual está conectado al segundo manto, de donde se extrae agua para distribuir a las poblaciones como potable.
Otra vulnerabilidad, es la alta densidad de cenotes en el estado, estimándose en más de 4 mil implica un mayor riesgo para la contaminación del agua, porque actúan como receptores de plaguicidas y otros contaminantes debido a su aplicación en la agricultura-ganadería.
Por otra parte, la alta deforestación en Yucatán, deja suelos desnudos y vulnerables a la filtración de contaminantes, otro elemento para la contaminación del acuífero. En los últimos 25 años se ha perdido un 24 por ciento de vegetación en el estado. Así mismo, las fallas y fracturas en el terreno, principalmente hacia el noreste del estado, también representan una alta fragilidad para el proceso de la contaminación.
Los plaguicidas organoclorados, al ser altamente estables en el medio ambiente por su naturaleza química e insolubilidad en agua, persisten en el entorno a través de los años, lo cual quiere decir que pueden estar durante períodos muy largos de tiempo en el agua, el aire o los suelos.
Vulnerabilidades sociales
Otros elementos importantes que contribuyen al escenario en el proceso de contaminación para el acuífero, son las condiciones sociales en Yucatán, que incluyen los niveles de pobreza y los bajos niveles educativos. En este sentido, se ha demostrado en un estudio sobre percepciones de riesgo que las comunidades Mayas tienen sobre el uso y manejo de agroquímicos, una muy baja percepción del riesgo de agricultores y amas de casa de las zonas rurales, respecto a los impactos sobre su propia salud y sobre el medio ambiente, es decir, las comunidades Mayas tienen un punto de vista casi inocuo sobre los agroquímicos altamente tóxicos y cancerígenos. Lo anterior se entiende, debido a los niveles de pobreza en la zona rural, sus niveles educativos y falta de programas oficiales.
Si revisamos las estadísticas de salud para Yucatán, podemos ver altas tasas de enfermedades como diversos cánceres, malformaciones congénitas, muerte fetal, problemas cognitivos de desarrollo en niños, las cuales son enfermedades asociadas a la bioacumulación de plaguicidas en el ser humano por exposición crónica, ya que actúan como potentes neurotóxicos y como disruptores endocrinos.
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas sintéticas, como los plaguicidas organoclorados, que al entrar al cuerpo humano a través de agua, piel, y alimentos contaminados, se acumulan en tejido graso.
Estos disruptores endocrinos suplantan e imitan las funciones normales del sistema hormonal, son conocidos también como xenoestrógenos. Es decir, actúan principalmente al interferir con las funciones de las hormonas naturales en el cuerpo humano, debido a su gran potencial para unirse a los receptores de estrógenos o andrógenos del sistema hormonal, y causan daños al aparato reproductivo en hombres y mujeres, diversos cánceres como cáncer de mama, cervical, de próstata, y por otra parte, los plaguicidas están catalogados como potentes neurotóxicos, que causan daños neurológicos y daños cognitivos para el neurodesarrollo en niños. Estos plaguicidas o disruptores endocrinos (ECD por sus siglas en inglés), también pueden interferir con la síntesis, el transporte, el metabolismo y la eliminación de las hormonas, disminuyendo así la concentración de las hormonas naturales y generando diversos cánceres.
Otras estadísticas
En cuanto a cobertura de saneamiento del agua en el estado de Yucatán, según la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), a nivel nacional es de sólo el 4.2 por ciento respecto a una población de 2 millones de habitantes. Yucatán se encuentra en el último lugar de la República Mexicana en materia de saneamiento del agua, se requieren procesos de saneamiento antes de depositarla al manto freático.
Los problemas de contaminación sobre el medio ambiente y la salud pública requieren estudios integrales, y la problemática debe analizarse desde un punto de vista sistémico o integral. Los estudios en Yucatán sobre plaguicidas o contaminantes emergentes, denominados así por la UNESCO, contribuyen para los países en desarrollo, aportando nuevo conocimiento, desde un punto de vista multidisciplinario, por sus potenciales impactos para la salud humana y contaminación del medio ambiente.
Por ello, los estudios de alto impacto ambiental, deben estudiarse de manera holística, multidisciplinaria, integrando resultados sociales, ambientales, geográficos, reportando niveles de contaminantes en el agua, en la sangre, en la leche materna, analizando los riesgos naturales y sociales que se generan en los procesos de contaminación, en este caso por plaguicidas organoclorados en el área Maya de Yucatán.
El Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán, realiza estudios de contaminación por plaguicidas organoclorados (OCP) en el agua, y su bioacumulación en la sangre de mujeres con cáncer cervicouterino y en la leche materna de las mujeres Mayas.
Altos niveles de plaguicidas como heptacloro, lindano, endosulfán, aldrin, DDT y sus metabolitos fueron encontrados en el agua, la sangre y la leche materna en dichos estudios. Estos plaguicidas se clasifican como “contaminantes orgánicos persistentes (COP)” y están catalogados a nivel internacional como la “docena sucia” en el marco del Convenio de Estocolmo, con altos impactos para la salud humana.
Deben implementarse programas oficiales de monitoreo de plaguicidas en el agua, y de biomonitoreo en sangre y leche materna para determinar los niveles de plaguicidas, midiendo sistemáticamente año tras año sus niveles para evitar que sobrepasen los límites máximos establecidos por normas nacionales e internacionales. Así mismo, programas de promoción para la salud, que promueven la prevención de las enfermedades emergentes, así como alternativas agroecológicas para la agricultura sin el uso de agroquímicos tóxicos. Ante los altos impactos para la salud humana por la contaminación del agua con plaguicidas, es necesario integrar políticas para un desarrollo sustentable, para la actual y las futuras generaciones, que conserven y preserven los acuíferos y la salud pública.
Ángel G. Polanco Rodríguez, Centro de Investigaciones Regionales de la UADY, Doctor por la Universidad de Cádiz, España, Departamento de Química Física, Facultad de Ciencias del Mar y Ambientales.
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