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jueves, 30 de septiembre de 2021

La China Poblana

 La China Poblana

La tradición señala con este sobrenombre a una mujer pintoresca en el México colonial. Mucho se ha dicho que “ni fue china ni fue poblana”, pero el imaginario colectivo de tres siglos la conserva de esa forma, pues la China Poblana es la auténtica hija de México, con su vistoso traje con los colores de la bandera nacional: verde, blanco y rojo.
La historia cuenta que Minra, la China Poblana, fue hija de un rey mogol, quien a los 8 años fue tomada como esclava por piratas portugueses, escapó y se refugió en una misión jesuita donde fue bautizada como Catarina de San Juan. Fue raptada nuevamente por quienes la habían sacado de su casa natal, y en Filipinas fue comprada por un mercader, quien luego la vendió a otro, y éste la trajo a México en la Nao de Manila en el siglo XVII. Se dice que, era común en la época, adquirir jóvenes "chinas" como servidumbre o damas de compañía para mujeres de la alta sociedad mexicana. Cabe acotar, que en aquellos tiempos se utilizaba el término "chino" para referirse a personas de origen asiático, aunque esto ha sido puesto en duda por muchos estudiosos de la historia.
Por un pedido de Don Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, marqués de Gelves y virrey de Nueva España, se solicitó a una jovencita para dama de compañía; sin embargo, al desembarcar en Acapulco, en lugar de entregarla al marqués, fue vendida al poblano Don Miguel de Sosa quien pagó más por ella para llevarla al servicio de su esposa Margarita de Chavez. Minra, Catarina de San Juan, contaba ya con 17 años.
Pocos años después, tras la muerte de su protector, ella recibió la manumisión -nombre dado al proceso de liberación-, y su protectora le aconsejó contraer nupcias con Domingo Suárez para asegurar su porvenir, ella aceptó poniendo como condición no compartir el lecho pues tenía voto de castidad. Quedó viuda tiempo despues y se dedicó a la vida religiosa, mientras aseguraba tener visiones de Dios, de la Virgen y el Niño Jesús. Murió en 1688 a los 82 años de edad. Sus restos reposan en la sacristía del Templo de la Compañía de Jesús.
Sus trajes eran de colores llamativos y muy originales por su estilo y confección, y llamaban más aún la atención porque en esa época, y de acuerdo con los escritos de "folklor mexicano: sólo existían tres modelos en el atuendo femenino: los vistosos trajes indígenas, elaborados de algodón y bordados a mano; la vestimenta importada de España, pletórica de sedas y terciopelos para las clases dominantes, y la moda burda y ruda para las mayorías desposeídas."
La China Poblana portaba las tradicionales sayas de seda de la India, además de chalinas de colores fuertes, su cabeza lucía tocados con peinetas y abalorios y joyas provenientes de ultramar, usaba blusas de raudas y deshilado, con enaguas bordadas con decoraciones de lentejuela y chaquira.
El devenir histórico del traje de China Poblana nos muestra su transformación y estilización hasta convertirse en el atuendo nacional por excelencia: se compone de una blusa blanca de manga corta con escote en el pecho, que escandalizaba a las damas de buen tono, confeccionada en algodón bordado de alta calidad y con diversos y hermosos motivos geométricos o florales. La falda, llamada castor, es una saya larga de color oscuro, con bordados al frente que en la actualidad reproducen los símbolos patrios: el águila devorando la serpiente posada en un nopal, o bien, el calendario azteca, así como motivos geométricos en el porabajos, que es el borde inferior orlado con encaje. Una banda sujetadora en la cintura que podía ser bordada o brocada. Zapatos de raso bordados con hilos de seda, que de acuerdo con Manuel Payno y algunos textos decimonónicos indicaban que quien los portaba era una mujer alegre. Y para completar el atuen­do, un fino rebozo de seda o rebozo de bolita en los tonos comunes de azul y blanco, y en tiempos modernos con los colores de nuestra bandera nacional. Chongo trenzado con moños tricolores, varios collares y joyas en el pecho y las manos, así como arracadas o zarcillos de oro.
Dra. Elisa González
Pura Vida Cultural
Fotografía: pinterest, Viva México.

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