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ditorial SOCIEDAD ZOMBI i aún piens o que la supuesta pan- demia del Covid - 19 es real, no teng o remedio y este editorial no es para m í , no pierdo el tiempo. Pero , si ya est oy duda ndo , sig o leyendo . Ciertamente, y a no podemos decir que sólo sea un asunto político : han creado un problema de salud pública que no existía . Con la masiva “vacu- nación” , miles en el mundo han pade- cido toda clase de males circulatorios, coagulación de la sangre y problemas cardíacos, y otro s han muerto , sobre todo después de la segunda dosis . Pero l a nueva “normalidad” que nos anuncian, es estructural y sisté- mic a , no sanitari a . Es el control eco- nómico, político e ideológico , mundial . Económico, porque h an creado una crisis para afianzar el sistema fi- nanciero capitalista , con la especula- ción monetaria del dinero digital ; los países han renunciado a su soberanía financiera para comprar el dinero digi- tal que ellos mismos podría n crear . ¡ Es como vender les agua del río ! Políticamente han sometido a to- dos los países, violando los derechos humanos y pisoteado todas las leyes. Y así, ideológicamente han logrado que la supuesta ciencia tome las rien- das del mundo : la sociedad renuncia a su libertad y a la democracia, ¡que nos digan lo que debemos hacer! Y con esto también se renuncia a la ca- pacidad crítica, al raciocinio, sólo hay que ser obedientes y tener miedo . La hegemonía es total, están creando un pensamiento zombi y una sociedad zombi. Sin embargo, cada vez son más los que se dan cuenta del gran engaño de la p l an demia. Miles de médicos y científicos contradicen la narrativa hegemónica con investi- gaciones honestas, sin conflictos de interés. Y la oficialidad no se atreve a confrontarlos, porque sabe que perde- r ía . Anthony Fauci, uno de los opera- dores de la “pandemia”, al verse aco- rralado, se lavó las manos diciendo: “son decisiones de otro nivel”. Incluso, aquellos que han sido difa- mados y vetados por sus verdades in- cómodas, son avalados por más y más científicos que corroboran sus in- vestigaciones. Aún hay esperanza
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