¿Quién puede salvar a la ENAH de su desmantelamiento y desaparición?
¿Quién puede salvar a la ENAH de su desmantelamiento y desaparición?
Desde hace más de tres décadas y más recientemente, en los últimos diez años, a partir de la creación de la Coalición de Trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (CTINAH) -hoy parte del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Secretaría de Cultura federal (SINITSEC)-, los profesores de asignatura de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) han venido denunciado las condiciones de inestabilidad laboral en las que trabajan: como la falta de reconocimiento de su antigüedad laboral; falta de definitividad en sus materias, y por lo cual las deben concursar y ser aprobadas por la academia de cada licenciatura cada semestre, aun cuando las hayan impartido durante años; bajos salarios no superiores a 700 pesos por 8 horas de clase quincenales por una asignatura; firma de contratos semestrales, con la amenaza constante de reducir los contratos a 5 meses, como ocurrió en 2021 a los profesores que impartieron asignaturas optativas, como resultado del retraso en el pago de un mes de salarios trabajados. Con toda indolencia y desinterés de las autoridades, llegaron a decir a los profesores que, por ley, no podían hacer retroactivos los pagos.
Dichas condiciones de precariedad laboral, para la Coalición se traducen en una demanda principal: la necesidad de Basificación, por justicia laboral, de los profesores de asignatura como profesores de Tiempo Completo, pues muchos tienen casi 30 años de enseñanza en las aulas sin ningún reconocimiento. A pesar de que no sólo imparten clase frente a grupo, sino que también son responsables de organizar prácticas de campo con sus alumnos, de aplicar exámenes extraordinarios, realizar asesorías y/o dirigir tesis, participar o dirigir proyectos de investigación, entre otras actividades propias de los contratados por Tiempo Completo.
La brutal precariedad laboral de los profesores de asignatura
Sobre estos profesores recae gran parte de la formación educativa de los estudiantes, al ser el sector más numeroso, alcanzando más del 70% de la planta docente, frente a los profesores contratados por Tiempo Completo (30%). Su situación , ya de por sí lamentable, se ha venido agravando por los despidos injustificados a que se han visto sometidos en los últimos años, como resultado de la reducción presupuestal al INAH y la ley de austeridad aplicada a los trabajadores por los neoliberales enquistados en la estructura del Instituto y la ENAH.
Los profesores han señalado que el Reglamento General Académico de la Escuela de 1993 -una imposición autoritaria que fracturó la democracia en su vida interna-, frena las posibilidades para que los profesores de asignatura puedan tener acceso a su desarrollo profesional, proyección académica y estabilidad laboral. Dicho reglamento establece que los profesores de asignatura no pueden dar más de tres materias por semestre y que deben ser sujetas a evaluación sus propuestas docentes semestre tras semestre. Lineamientos que en los hechos tampoco se cumplen, pues en la mayoría de los casos, salvo casos excepcionales relacionados con profesores cercanos a las academias, la mayoría de los profesores de asignatura apenas imparten 2 cursos al semestre, sino es que solamente uno.
Otro aspecto a destacar es que cuentan con el salario más bajo de todas las universidades públicas del país, no mayor a 90 pesos por hora y con el límite real de no impartir más de 8 horas semanales. Lo que agrava la precariedad e incertidumbre que enfrentan semestre tras semestre, aun cuando cuenten con maestría y doctorado. La mayoría tienen que dar clases en otras instituciones o hacer otras actividades para subsistir y subsidiar a su alma máter.
Lejos de encontrar respuestas a sus demandas, por parte de los directores que han estado al frente del INAH y la ENAH en estos años, cada ciclo escolar los profesores de asignatura enfrentan la implementación de nuevas medidas que agravan la precarización de sus condiciones de trabajo y las condiciones educativas de los estudiantes. En este sentido, profesores de asignatura y estudiantes consideran que, desde el 2020, hay un proceso de cierre de la Escuela. Un cierre paulatino, resultado del intento de cancelar el ingreso de la generación 2021-2024; lo que no sucedió gracias a la lucha que dieron los representantes de los profesores de asignatura, de los estudiantes y algunos de los representantes de los profesores de Tiempo Completo ante el Consejo Técnico.
Sin embargo, la amenaza permanece siempre constante, más aún cuando como consecuencia de la renovación del Consejo Técnico en 2022, la comunidad de estudiantes y profesores de asignatura, actualmente, ya no cuentan con el número suficiente de consejeros técnicos comprometidos en frenar una envestida como esa. Tampoco cuentan con el apoyo de los representantes de los profesores tiempos completos afines a los intereses de la comunidad escolar; pues los nuevos representantes se han plegado a los mandatos de la autoridad.
Los acontecimiento recientes
Para la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México (EAHNM- Chihuahua) la amenaza ya se concretó, pues este 22 de febrero de 2023 en el sitio oficial del INAH[1] se anunció la cancelación del ingreso de la generación 2023-2026 y la postergación del ingreso hasta el verano de 2024. En los hechos, esto implica el despido de un número importante de profesores de asignatura, pues no se abren los contratos para el total de materias, debido la generación cancelada.
Otro intento de detener el ingreso de nuevos estudiantes en la ENAH ocurrió en el 2021, cuando las autoridades de la Escuela cancelaron más de 70 materias entre obligatorias y optativas; una vez que habían pasado el filtro de la academia y habían sido publicadas en la planta docente en la página oficial de la Escuela, y horas antes de la inscripción de los estudiantes. Después de las inscripciones cancelaron alrededor de 40 asignaturas más, aun cuando cerca de 30 habían cumplido con el cupo mínimo de estudiantes inscritos y garantizado por el reglamento. Esa fue la forma que implementaron, como equivalente parcial al cierre generacional y a los efectos negativos en relación con el cierre de cursos y el despido de profesores de asignatura.
Para la convocatoria de ingreso de la generación 2022-2026, de los 520 lugares ofertados se aceptaron alrededor de 340 estudiantes; con cerca de 230 estudiantes rechazados, que habían cumplido todo el proceso de admisión; resultado de que muchas de las licenciaturas impusieron límites a que fueran escogidas como segunda opción, si se alcanzaba el cupo de la licenciatura de primera opción, y a pesar de haber aprobado el examen de ingreso. Además, se aumentó el número de aciertos del examen para poder ingresar a unas licenciaturas. En suma, en lugar de aumentar el número de estudiantes por generación éste se redujo drásticamente. Hecho que también ha tenido un impacto negativo en la contratación de profesores de asignatura.
Las licenciaturas de Lingüística, Etnología y Antropología Social son las más afectadas, pues reducen, cada vez más, el número de estudiantes que son aceptados. Por ejemplo, en Lingüística, de 50 lugares ofertados, se aceptaron 18 estudiantes, en Etnología, de 80 lugares, se aceptaron 23 estudiantes y de Antropología Social, de 120 lugares, se aceptaron cerca de 85 estudiantes. Dichas restricciones que reducen el ingreso de estudiantes y, por tanto, de la matrícula escolar tiene un impacto directo en la reducción del número de profesores de asignatura que serán contratados. Sólo Arqueología y Antropología Física cubrieron el número total de lugares ofertados.
Con estas medidas -sostiene la CTINAH que les ha dicho el propio Diego Prieto, actual director del INAH-, se busca que los profesores de Tiempo Completo trabajen más y contar con menos profesores de asignatura. En los hechos, solo se cumple lo segundo. Actualmente, en la convocatoria que está siendo publicada para la generación 2023-2027, se sigue con esa misma línea de poner límites para reducir el número de estudiantes que serán admitidos en alguna de las siete licenciaturas que se imparten en la ENAH.
Para José Alfredo Flores, profesor de asignatura y Secretario General de la CTINAH: “esto impacta en el número de materias abiertas, tanto optativas como obligatorias pues, desde el semestre pasado, se ha implementado cerrar también las materias obligatorias que no cumplen con el mínimo de 5 estudiantes; en los hechos, esto incrementa el despido de profesores de asignatura. La última cifra oficial que daba el anterior director de la ENAH Hilario Topete Lara era de 317 profesores de asignatura en 2020, cuando dos años antes, en el 2018, éramos más de 400. En semestres anteriores incluso llegábamos a ser hasta 450”. Además, agrega que tal situación “pone en riesgo de desaparición nuestra materia de trabajo, violenta el derecho a la educación de los estudiantes rechazados e impone limitaciones graves a la especialización que pudieran alcanzar los estudiantes inscritos, resultado del cierre de numerosos cursos optativos que les permitiría alcanzar una formación completa y de calidad”.
Además del despido de profesores, el cierre de materias obligatorias también impide que los estudiantes inscritos puedan cumplir, a cabalidad, su carrera en tiempo y forma, porque enfrentan dificultades para inscribirse en otro curso y en otro horario, lo que va creando alumnos irregulares con materias pendientes, y que no podrán acceder al financiamiento para la realización de prácticas de campo. De manera que, con estas medidas se están generando condiciones de inestabilidad escolar entre los estudiantes algo que, de por sí, ya es un problema de la escuela y ahora las propias autoridades contribuyen a ello con el cierre de materias obligatorias.
La reducción de estudiantes aceptados, dadas las estrategias recientemente implementadas para reducir la matricula, atenta contra el derecho a la educación de los estudiantes a quienes, además, se les responsabiliza por su falta de acreditación de aciertos del examen de admisión, sin considerar las deficiencias formativas del sistema educativo en los niveles anteriores, las limitaciones intrínsecas del curso propedéutico y del mismo proceso de admisión de la ENAH. Por todo esto, resulta indignante y, abiertamente, preocupante lo que ocurre en la ENAH, una escuela en la que se forman los profesionistas de una de las instituciones con más prestigio internacional con que cuenta nuestro país, como lo es el INAH. Profesionistas que a su vez se insertan en el mercado laboral en condiciones sumamente desfavorables, de precariedad e inestabilidad permanente. Muchas veces sin servicio médico y en agravadas condiciones de riesgo en el trabajo.
Cabe preguntar entonces: ¿Quién puede dar cauce al pleno reconocimiento de los derechos laborales adquiridos de los profesores de asignatura e investigadores contratados por proyecto de la ENAH y el INAH? ¿Quién puede salvar a la ENAH de su desmantelamiento y desaparición?
Nota
1 https://www.inah.gob.mx/boletines/la-escuela-de-antropologia-e-historia-del-norte-de-mexico-pospone-el-nuevo-ingreso-para-las-licenciaturas-hasta-el-verano-de-2024
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