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martes, 9 de diciembre de 2025

Acarreo masivo, pero no asistió el “bloque negro”

 

Acarreo masivo, pero no asistió el “bloque negro”

Itinerario_político

No debiera sorprender, a nadie, el insultante acarreo masivo al Zócalo capitalino, llevado a cabo ante los ojos del mundo el pasado sábado.

Y es que está claro, para todo aquel que quiera ver la realidad, que día a día los gobiernos de Morena pierden “clientela”, frente a las atrocidades que provoca esa perversa alianza entre el poder político y el crimen organizado.

Una alianza que en sólo siete años ha provocado un Estado fallido que atenta contra los mexicanos más desprotegidos.

En todo caso, lo más notorio del acarreo masivo al Zócalo, no sólo fue la notoria ausencia del llamado “bloque negro” –ese espantajo oficialista creado precisamente para ensuciar toda movilización ciudadana–, sino de los infaltables granaderos.

Curiosamente, a la fiesta presidencial por el séptimo aniversario de la llegada de Morena al poder, no fueron convocados los vándalos del “bloque negro”, lo que confirma que se trata de un grupo de choque que se mueve a contentillo del poder presidencial “y que sí y sólo sí” sirve para ensuciar la protesta social legítima y auténtica.

Además de que el sábado 5 de diciembre del 2025 –y a pesar de lo que dijo “la señora presidenta” –, los mexicanos y el mundo atestiguaron una de las más insultantes muestras del clientelismo oficial y que –en los tiempos de la “4-T”–, superó los escandalosos acarreos del PRI de Echeverría, López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas.

Y es que en el México de hoy –el de las clientelas volátiles–, el acarreo debe ser directamente proporcional a la caída de la popularidad de los gobernantes en turno.

Es decir, que si en el primer año de gestión de Claudia Sheinbaum su gobierno debió gastar miles de millones de pesos para llenar el Zócalo –si debió obligar a miles de burócratas de todo el país con la amenaza del despido–, con el paso de los años se multiplicará el costo de acarreo, hasta que resulte imposible de pagar y de ser repudiado.

Por lo pronto quedó evidenciado que el llamado “bloque negro” es parte de los instrumentos terroristas del Estado mexicano para desalentar la protesta social legítima.

Sí, el “bloque negro” es una versión moderna de los grupos porriles que, en los años 60, 70 y 80 era manejados por instituciones de educación superior, como parte de las protestas opositoras.

Pero curiosamente hoy, los porros de los años 60, 70 y 80 son dueños del poder presidencial y, por tanto, debieron crear sus propios grupos de choque, motejado como “bloque negro”.

Un grupo de ciudadanos a sueldo –pagados por el Estado–, cuya táctica de protesta no sólo es el vandalismo extremo, sino su indumentaria; ya que sus participantes visten de negro, encapuchados para ocultar su identidad y con desplantes de violencia perfectamente dirigida contra establecimientos comerciales de alta gama.

Pero también resulta evidente que, a pesar de su agresividad y nivel de vandalismo, cuentan con impunidad oficial total, ya que han llegado a extremos como prender fuego a policías indefensos; ataques que quedan impunes ya que a pesar de que se trata de terroristas, son intocables para los gobiernos de Morena.

Curiosamente, el llamado “bloque negro” apareció por primera ocasión en la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, como presidente mexicano, el 1 de diciembre de 2012.

Desde entonces, el “bloque negro” reapareció no sólo en todos los eventos públicos del entonces presidente Peña Nieto, sino que su activismo se intensificó en la medida que crecieron las protestas ciudadanas en repudio a los gobiernos de Morena.

Pero si aún tienen dudas de que el “bloque negro” es un espantajo de Estado, por pura curiosidad, en el acarreo del pasado sábado, a nadie se le ocurrió colocar las vallas de más de tres metros de altura en el Zócalo.

Y tampoco fueron convocados los cientos de granaderos que salen a las calles junto con el “bloque negro”.

Es decir, que en Palacio sabían que los terroristas del “bloque negro” no habían sido convocados.

Así o más claro.

Al tiempo.


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