Instructores y mercenarios de EU

Instructores y mercenarios de EU
Una unidad militar élite estadunidense entrena a soldados mexicanos en operaciones contra el narcotráfico.

La presencia de más agentes de la CIA, expertos “civiles” del Pentágono, militares retirados —muchos de ellos encuadrados en agencias privadas, como Blackwater y Dyn Corp— y agentes de la DEA en México, dada a conocer la semana anterior por The New Yor k Times con al menos dos años de retraso respecto a Excélsior, donde abordé el tema desde 2009, ha dado paso a una serie de reacciones, plausibles, pero insuficientes.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, por ejemplo, aprobó unánimemente el miércoles 10, un punto de acuerdo para que los integrantes de la Comisión Bicameral de Seguridad Nacional citaran a una reunión de trabajo al secretario de Gobernación, Francisco Blake; a la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, y al inefable secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, experto en declaraciones absurdas y hasta ofensivas, a fin de que informen “respecto de las actividades de elementos pertenecientes a diversas agencias gubernamentales estadunidenses en territorio nacional, su número y equipo, así como los resultados de estas acciones de cooperación”.
Esa reunión tendrá lugar hoy, miércoles 17. Pregunto públicamente a legisladoras y legisladores, entre quienes hay personas de todo mi respeto, amigas y amigos incluso, si realmente tuvieron que esperar la publicación en un diario extranjero, para percatarse de la magnitud del asunto.
Por lo demás, parece que la cíclica apertura de las compuertas informativas está en marcha: información periodística basada en filtraciones creíbles, dio a conocer que una unidad militar de élite estadunidense, conocida como Grupo de Guerra Asimétrica (GGA), entrena a soldados mexicanos en operaciones contra el narcotráfico. ¿Solamente? Habría que comprobarlo.
Conforme a una fuente del Pentágono, el GGA llevó a cabo un ejercicio de entrenamiento conjunto en Colorado el pasado abril, con elementos de las Fuerzas Armadas mexicanas. Si bien la naturaleza exacta del ejercicio se definió como clasificada, su ubicación fue elegida con el fin de simular el terreno accidentado en el que habitualmente se mueven los traficantes de drogas.
El ejército estadunidense ha participado en maniobras conjuntas de entrenamiento con las Fuerzas Armadas mexicanas en varias ocasiones, pese al tradicional rechazo que existió en el pasado, al menos hasta 2000; y conforme a un funcionario de la CIA no identificado, el GGA resulta “especialmente adecuado” para enfrentar la violencia del narcotráfico en México.
“La guerra asimétrica es aquella en la que intervienen dos partes con una diferencia significativa en poder real, ya sea en términos de armas, tácticas o número, lo cual ocurre en el enfrentamiento entre los cárteles mexicanos y el Ejército, por lo cual este tipo de entrenamiento es útil no sólo desde una perspectiva militar, sino también de inteligencia, para localizar puntos débiles y atacarlos”, dijo el mencionado funcionario de la CIA.
No debe perderse de vista que muchas de esas técnicas y tácticas de combate e inteligencia, son las que aplica Estados Unidos en Irak y Afganistán, por ejemplo. Y que además, para llevarlas a la práctica en toda su intensidad, recurre a los siniestros mercenarios de las empresas privadas de seguridad y soporte bélico, de las cuales mencioné a dos la semana pasada: Blackwater y Dyn Corp, de negro historial en tierras afganas e iraquíes, además de otras atrocidades.
En 2008, otro diario estadunidense, The Dallas Morning News, reveló que ambos contratistas de seguridad y soporte bélico serían empleados por el gobierno de Felipe Calderón, como apoyo en la guerra contra el narcotráfico. Esperemos que este día, cuando los legisladores se reúnan con Blake, Espinosa y Poiré, también los interroguen al respecto y no permitan que se escapen con argucias, circunloquios o apelaciones a la seguridad nacional, como lo ha hecho hasta ahora el panismo.
De nada ha informado el gobierno de Calderón. La ciudadanía exige saberlo todo, especialmente en este riesgoso tema.