¿A donde vas Humanidad???
El mal vuela con su presa apretada entre sus garras, la humanidad aun no se da cuenta de lo que sucede, en el laberinto de palabras escribe y escribe, pero la incapacidad de cambiar nuestro destino
El mal vuela con su presa apretada entre sus garras, la humanidad aun no se da cuenta de lo que sucede, en el laberinto de palabras escribe y escribe, pero la incapacidad de cambiar nuestro destino nos sentencia irremediablemente a morir en su vuelo dantesco y oscuro.
He leído casi todas las notas que pasan por mi ordenador luego del deprimente espectáculo del asesinato de Muammar Gaddafi, entre ellos hay dos que se quedaron girando en mi memoria, el primero que hay un millón de Gaddafis en Libia, hermoso y combativo, pero ni uno de ese millón está en el poder, el poder político vuela sangrando en las uñas asquerosas de la OTAN, el segundo describe muy bien lo que me hace escribir: “Ya se acabó el tiroteo ahora empieza el alboroto” viejo poema español que asume lo que mediaticamente vivimos.
Tanto silencio que me aterró durante meses de bombas y de muerte, de asedio inclemente a un pueblo sentenciado al ostracismo por el temible poder de la maquinaria mediática imperial. Que unos digan esto u otros digan lo contrario igual me apesta, de poco sirven las palabras luego de cometido el salvaje crimen contra un pueblo. La historia ya se escribió con tinta de sangre en páginas repletas de silencio.
Si puedo llenar mi alma con la gloria de la valentía solitaria del coronel Gaddafi, se queda vacía de nuevo ante una humanidad perdida ante su terrible destino. Si apenas mis dedos atinan letras para decir algo, no puedo menos que escribir a mi especie que mire un poco hacia la noche oscura donde se van perdiendo nuestros sueños. Si apenas para implorar una vez más el compromiso necesario y urgente ante un mundo que se cae hecho pedazos, una historia que nos arrastra a la autodestrucción inminente.
Cientos de toneladas de explosivos que los drones franceses a diario descargaban sobre la tierra Libia, jamás despertaron las palabras que hoy se levantan luego de asesinado Gaddafi –y cada bomba de aquellas se llevó vidas- cada una era un pronóstico de esta apocalíptica visión de la muerte del imperio devorando nuestras esperanzas de paz y de vida, de igualdad y de futuro, de esperanzas. Cientos de toneladas que llevaban aquel hipócrita traje de humanitarias, que destruían ciudades así como hoy pudimos ver la terrible foto de las ruinas de Sirte, cientos de toneladas infernales que durante meses solo ocuparon algunos centímetros en las primeras páginas cuando destruían hospitales o escuelas, cientos de toneladas de bombas que explotaban para arrebatarnos en las narices un territorio lleno simplemente de petróleo maldito para que su maquinaria infernal siga funcionando.
Hoy Libia ya no es un territorio liberado, ni siquiera un territorio con un pueblo divergente, Libia es territorio de la OTAN y del imperio gringo. Lo demás no importa para nada.
De nuevo saldrá a volar el águila sanguinaria en poco tiempo, de nuevo se bajará de su avión imperial Hillary Clinton, de nuevo FOX y CNN crearán disturbios teledirigidos en alguna plaza con su nuevo ejército de mercenarios, de nuevo apuntará cualquier patria que se le antoje y se firmarán los pactos diabólicos en cualquier sala internacional para avalar una nueva arremetida.
Cada vez estamos más al borde del abismo, el imperio sigue atacando para sobrevivir sus crisis y la humanidad se pierde en posiciones lejanas a la verdadera y necesaria unidad para salvar la muerte que nos acecha a todas y todos. Cada vez nos levantamos con mucha más indignación, pero a ellos parece saberle a mierda lo que nosotros sintamos, cada vez aprietan el yugo sobre el cuello de nuestra civilización ya asfixiada en un mundo inviable, cada vez más difícil derrotarlos.
Se que no puedo permitir que mi alma se aflija, se que debo convertir esta rabia impotente en combustible para seguir la marcha, se que no debemos jamás ser derrotistas, pero se igualmente que no nos queda tanto tiempo como para seguir perdiéndolo, antes que clamar la unión planetaria que enfrente este monstruo perverso que se lleva en sus garras el futuro de nuestras hijas e hijos.
Honor y fuerza al pueblo libio y a los desposeídos e indignados de mi tierra, venceremos.
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