¿Qué significa ser musulmán hoy en día?
Pensamiento - 27/12/2005 0:00 - Autor: Riffat Hassan - Fuente: WebislamVota:- Resultado 24 votos | Más... Etiquetas: musulman, din, forma de vida, significado, islam, ibada, shariah, iytihad
Riffat HassanSer musulmán hoy en día -o en cualquier época- significa vivir conforme a la voluntad de Al-lâh y al hecho de agradarLe. A menudo los musulmanes dicen, con alegría y orgullo, que es fácil ser musulmán ya que el Islam es “el camino recto” que lleva al paraíso. En otras palabras, eso quiere decir que los principios del Islam son sencillos y directos, sin ninguna ambigüedad, confusión, paradojas o misterios, y que no es difícil entender esos principios o vivir respetándolos. La teoría que acabo de exponer es la siguiente: si un individuo sigue el “camino recto” de alguna manera, aceptando el Islam (que es la última revelación de Al-lâh a la humanidad) esa persona llegará prácticamente sin ningún esfuerzo al destino que es un estado de gracia eterna en presencia de Al-lâh. He de confesar que esta teoría me deja completamente estupefacta y me abruma. Ser musulmán hoy en día -o en cualquier época– a mi parecer es muy difícil ya que para ser musulmán, cada persona debe enfrentarse a los siguientes desafíos: primero, saber lo que Al-lâh ordena o desea no solamente para la humanidad en general sino también para sí mismo en concreto, y después, hacer lo que creemos que es la voluntad y el deseo de Al-lâh en cada momento de nuestras vidas.
Ante la imagen estereotipada del Islam y de los musulmanes que han tenido los occidentales durante varios siglos, sobre todo después del embargo del petróleo árabe en 1973 y de la Revolución iraní en 1979, es necesario afirmar desde el principio de este artículo que “el mundo del Islam” no es un monolito y que los musulmanes se diferencian tanto en el seno de su “Umma” [1] de mil millones de individuos como los discípulos de las demás tradiciones religiosas en el seno de sus comunidades respectivas. Así, la percepción y la comprensión que tengo de los ideales islámicos y de las realidades musulmanas tal y como están presentadas aquí no deberían entenderse como las de los musulmanes en general. Paralelamente, a partir de los encuentros que he tenido con numerosos musulmanes de diferentes partes del mundo, ha surgido mi convicción de que la respuesta que propongo a la pregunta “Qué significa ser musulmán hoy en día” está basada en una perspectiva islámica que comparte un gran número de musulmanes contemporáneos.
Ser musulmán significa ante todo creer en Al-lâh que es “Rabb al-alamin”: creador y sostén de todos los pueblos y universos. El Corán, que es para mí la fuente primaria del Islam normativo, me dice que la creación de Al-lâh “tiene como finalidad la justicia”[2] y no una “simple diversión”[3]. La humanidad, formada “en el mejor de los moldes”[4], ha sido creada para servir a Al-lâh[5]. Según la enseñanza coránica, servir a Al-lâh no puede ser diferente de servir a la humanidad, o - en términos islámicos – aquellos que creen en Al-lâh deben respetar al mismo tiempo “Haquq Al-lâh” (Derechos de Al-lâh) y “Haquq al-ibad” (Derechos de las criaturas). Cumplir sus obligaciones para con Al-lâh y la humanidad forma parte de la virtud, tal y como está establecido en la Sura 2: Al-Baqarah: 177, que dice así:
No es virtuoso
Girar vuestra cara
Hacia el Este o hacia el Oeste;
Pero es virtuoso
Creer en Dios
En el Ultimo Juicio,
Y en los Angeles
Y en el Libro
Y en los Mensajeros;
Gastar vuestros bienes,
Por amor hacia El,
Para vuestros huérfanos
Para el viajero,
Para aquellos que pidan
Y para el botín de los esclavos;
Ser constante en la oración;
Y practicar a menudo la caridad;
Respetar los contratos
Que habéis firmado;
Ser firme y paciente,
En el dolor (o el sufrimiento)
Y en la adversidad,
Y en todos los momentos de pánico.
Así son las personas
de verdad, las personas que temen a Dios [6].
Cuando reflexiono acerca del pasaje citado más arriba, y sobre muchos otros pasajes del Corán, estoy profundamente sorprendida por la visión integrada del Corán que no separa la creencia en Al-lâh y la revelación de Al-lâh (“Imam”) de la acción justa (“amal”), o, el recuerdo regular de Al-lâh (“salat”) del desempeño regular de las obligaciones financieras y morales de cada uno hacia las criaturas de Al-lâh (“zakat”). Así, ser musulmán significa – de manera fundamental – ser consciente de la existencia de Al-lâh y a la vez de la existencia de las criaturas, pero también comprender la interconexión con la vida eterna de todos los aspectos de nuestra propia vida, de la vida de toda la creación y de nuestra vida en este mundo efímero.
Para los musulmanes, la noción coránica de virtud fue actualizada en la vida del Profeta Mohammed, conocido en la tradición mística islámica como “Insan al-kamil” o el Ser completo. A través de su carácter centrado en Al-lâh, el Profeta del Islam alcanzó el grado más alto de “ubudiyat” (servir a Al-lâh) y ha llegado a ser un modelo de virtud, que vivió no sólo como un jefe espiritual y político de la “Umma” musulmana, sino también como un hombre de negocios, un ciudadano, un marido, un padre, un amigo y un ser humano en general. Muchos musulmanes lo siguieron – cuyos nombres han quedado grabados o no – en cada época, y aprendieron que ser musulmán significa más que buscar o venerar a Al-lâh. El poeta Iqbal habla en su nombre cuando proclama, “Hay muchos que aman a Al-lâh y erran en el desierto, / Seguiré a aquel que ame a las personas creadas por Al-lâh” [7].
Dada la insistencia hecha sobre la interconexión del “Haquq Al-lâh” y del “Haquq al-ibad” en la enseñanza coránica y en la vida del Profeta Mohammed que es el ejemplo por execelencia de esta enseñanza, es difícil comprender su separación en el ánimo y en la vida de muchos musulmanes contemporáneos. Pero lo que ha pasado no es sorprendente si tenemos en cuenta que muchas generaciones de musulmanes han aprendido a través de sus dirigentes que el primer deber de un musulmán consistía en respetar el “ibadat” – que se interpreta como “venerar” en lugar de “servir” a Al-lâh – y obedecer a aquellos que detienen la autoridad en lugar de respetar el “Yihad fi sabil Al-lâh”[8] para asegurar que los derechos fundamentales acordados a todas las criaturas de Al.lah sean respetados en la “Umma” musulmana.
Para muchos musulmanes contemporáneos, ser musulmán significa seguir la “Sharia” del Islam, tal y como se pone en evidencia por el erudito en Islam, Seyyed Hossein Nasr que declara:
La Sharia es la Ley divina, y la persona que la acepta es un musulmán. Sólo aquél que acepta las exhortaciones de la Sharia como una obligación es musulmán aunque puede que no sea capaz de realizar todas las enseñanzas o de seguir todos los mandamientos en su vida. La Sharia es el esquema ideal para la vida del individuo pero también es la Ley que une a los pueblos musulmanes en una sola comunidad. Es la encarnación de la Voluntad divina que el hombre debe respetar tanto en su vida privada como en su vida social. En cada religión, la Voluntad divina se manifiesta de una manera o de otra, y las exhortaciones morales y espirituales de cada religión son de origen divino. Pero en Islam, la encarnación de la Voluntad divina no es únicamente una serie de enseñanzas generales, sino de enseñanzas concretas. No sólo se le dice al hombre que sea caritativo, humilde y justo, sino que también se le dice cómo comportarse de manera humilde, caritativa y justa en los momentos concretos de su vida. La Sharia contiene exhortaciones de la Ley divina que se han aplicado en el mismo momento en la sociedad humana, pero nunca ha sido realizada completamente a causa de las imperfecciones de todo lo que es humano. La Sharia corresponde a una realidad que trasciende el tiempo y la historia. De hecho, en la sociedad musulmana cada generación debería intentar adaptarse a sus enseñanzas y aplicarla de nuevo en el medio en el que se encuentra. El proceso creativo de cada generación no consiste en rehacer la Ley sino en reeducar a los hombres y a la sociedad humana para que se adapten a esta ley [9].
En el fragmento citado anteriormente, aparecen muchos elementos que tienen un significado crucial para los musulmanes modernos. Sin embargo, antes de reflexionar sobre ello, sería conveniente señalar que la palabra “Sharia” viene de la raíz “Shar’a” que significa “abrir, ser claro”. E.W. Lane en su excelente Léxico árabe-inglés pone de relieve que según los autores de los léxicos árabes que tienen autoridad en la materia tales como el Taj Al’Arus, el Tadheed y el Misbah, los árabes aplican el término “Sharia” “nada más que (a un lugar irrigado) tal como lo que es permanente y visible para el ojo, como el agua de un río, y no el agua que se extrae de un pozo” [10]. Un léxico moderno, el Lughat ul Qur’an, afirma que la palabra “Sharia” hace referencia a un camino recto y claro, pero también a un lugar irrigado donde los seres humanos y los animales van a beber a condición de que la fuente sea un arroyo o un río en movimiento[11]. No deja de ser irónico que la palabra “Sharia”, que incluye en su misma estructura la idea de fluidez y de movilidad, haya llegado a ser el símbolo de leyes rígidas e inmutables para tantos musulmanes del mundo entero.
Es innegable que la “Sharia” ha jugado un papel fundamental en la historia del Islam, siendo el medio por el cual los diversos grupos de musulmanes se han agrupado en un solo marco jurídico y religioso. Sin embargo, la afirmación de que un individuo sólo es musulmán si acepta la “Sharia” como una obligación, o mejor aún, que la “Sharia” es divina, trascendente y eterna, puede ser cuestionada seriamente (y en mi opinión debería serlo).
Ser musulmán depende básicamente de una creencia: la creencia en Al-lâh, Creador y Protector universal que envía la revelación para guiar a la humanidad. Creer en Al-lâh y en su revelación hecha por Al-lâh a su Profeta, a través del Profeta Mohammed, y preservada en el Corán, es sin embargo diferente de aceptar la “Sharia” como obligación. Como destacó con clarividencia Wilfred Cantwell, “Un verdadero musulmán... no es un hombre que cree en el Islam – en concreto el Islam en la Historia – sino un hombre que cree en Dios y se dedica a la revelación a través de su Profeta” [12].
La mayoría de los musulmanes considera la “Sharia” como una especie de "paraguas" que se extiende a lo largo y a lo ancho (e incluso puede ser que en la profundidad) de su vida, y con el que se sienten seguros bajo su protección. Sin embargo, muchos de ellos no saben nada del procedimiento sociológico por el cual la “Sharia” ‘divina’ ha sido codificada. En el siguiente fragmento, Seyyed Hossein Nasr describe este proceso brevemente:
“El Corán contiene toda la Sharia en su esencia. El Libro Santo contiene el principio de la Ley entera por completo. Sin embargo, contiene la Ley potencialmente, pero no factualmente ni explícitamente, por lo menos con respecto a los diferentes aspectos de la Sharia. Hay, pues, un proceso gradual por el cual esta Ley fue promulgada en su forma externa y se pudo aplicar en todos los ámbitos de la vida del ser humano. Este proceso se completó durante tres siglos aproximadamente a lo largo de los cuales se escribieron los grandes libros de ley tanto en el Islam sunnita como en el Islam shiita, aunque el proceso exacto fue diferente en los dos casos. Los principios de la Ley contenidos en el Corán fueron explicados y amplificados en los Hadiz y la Sunna proféticos que juntos forman la segunda fuente primaria de la Ley. Estas fuentes fueron comprendidas a su vez gracias a un consenso de la comunidad islámica (iyyma). Por último, se completaron mediante un razonamiento analógico (qiyas) cuando era necesario. Entonces, según la perspectiva islámica tradicional, las fuentes de la Sharia son el Corán, los Hadiz, los iyyma y los qiyas; los dos primeros son los más importantes y están aceptados por todas las escuelas de derecho mientras que los otros dos o bien se consideran menos importantes o bien son rechazados por algunas escuelas” [13].
Cabe señalar que entre las cuatro fuentes de la “Sharia” mencionadas en el fragmento anterior, tres son de origen humano y no divino, y dos “o bien son consideradas como fuentes de menor importancia o bien son rechazadas por algunas escuelas”. El autor también ha aceptado el hecho de que incluso si el Corán contiene “potencialmente” la Ley, no la contiene “factualmente y explícitamente, por lo menos en lo que se refiere a todos los aspectos de la Sharia”. En otras palabras, eso significa que incluso si el Corán explica lo esencial del Islam, es imposible pensar que los detalles de los códigos de reglas y regulaciones que se refieren a todas las facetas de la vida del musulmán, y a los cuales se hace referencia acumulativamente bajo el denominación de “Sharia” puedan ser de origen divino como lo afirman Seyyed Hossein Nasr y otros muchos. De hecho, el Corán rechaza rotundamente la posibilidad de que un ser humano, sea quien sea (incluidos los Profetas, los Imames Shiitas y los grandes eruditos del Islam), sea de origen divino. A menos que se pruebe que toda la “Sharia” es de origen no humano – al igual que los musulmanes creen que el Corán no es de origen humano – la afirmación de que la Sharia es divina, trascendental, eterna e inmutable no puede ser lógica o teológicamente corroborada.
No solamente la mayoría de las fuentes de la “Sharia” no son de origen divino, sino que también pueden ser consideradas como problemáticas en otros aspectos. Por ejemplo, como bien sabe todo erudito en Islam, los Hadiz, que son tan cruciales en el desarrollo de la ley islámica e incluso de la doctrina [14], están rodeados de controversias con respecto a todos sus aspectos. La cuestión de la autenticidad o no de los “ahadiz” individuales[15] así como de los Hadiz en su conjunto, ha llamado especialmente la atención de numerosos eruditos en Islam desde los tiempos de Ash-Shafi’i (muerto en el año 204 de la Hégira/809 D.C.). A pesar del hecho de que los Hadiz eran juzgados como falsos e inventados por los propios eruditos musulmanes clásicos [16] – hecho subrayado por Fazlur Rahman, uno de los más importantes eruditos musulmanes de nuestra época – los musulmanes continúan creyendo en general en el carácter sagrado de los Hadiz. Además, basándose en un “hadiz” que afirma que: “Mi Comunidad no se unirá nunca en el error” [17], siguen creyendo que los “Iyyma” de los tres primeros siglos del Islam (a lo largo de los cuales fueron creadas las cuatro “Madhahib” o Escuelas de Ley aceptadas como “ortodoxas” por el Islam sunnita) están “protegidos del error”, es decir, son infalibles, y por consiguiente, son una obligación para los musulmanes de todas las épocas. El punto de vista teológico establecido por algunos pensadores musulmanes modernos y por algunos expertos jurídicos según el cual, puesto que la infalibilidad sólo pertenece a Al-lâh, el “Iyyma” de cualquier época y de cualquier región no puede ser considerado como infaible y por consiguiente como una obligación eterna, es desconocido por una amplia multitud de musulmanes que cree que la preservación de la naturaleza “sagrada” de la “Sharia” es básica para la continuación del bienestar del Islam - inclusive cuando es ignorada la crítica intelectual que hacen los eruditos en Islam de los Hadiz -.
Para comprender lo que equivale a una divinización virtual de la “Sharia” por parte de muchos musulmanes, así como el fuerte avance hacia la “islamización” que es evidente a lo largo de estos últimos años en algunas sociedades musulmanas, es necesario saber que el mayor desafío al que se enfrenta el mundo musulmán contemporáneo entre todos los desafíos, es el de la modernidad. Los musulmanes que respetan la “Sharia” y que se consideran como los “guardianes” del modo de vida islámico son conscientes del hecho de que la viabilidad en este mundo de tecnología moderna requiere adoptar un punto de vista científico que inevitablemente provoca cambios más importantes en los modos de pensamiento y de comportamiento. Al ser incapaces de adaptarse a la modernidad en general, las sociedades musulmanas actuales distinguen claramente dos aspectos de esta modernidad.
El primero – generalmente llamado “modernización”- se identifica ampliamente con la ciencia, con la tecnología y con un mejor nivel de vida; el segundo – generalmente llamado “occidentalización” – se identifica ampliamente con la cultura occidental de “masas” y con la degeneración y desintegración moral. Mientras que todas las sociedades musulmanas de hoy quieren la “modernización”, la mayoría de ellas rechaza la “occidentalización” que no sólo está asociada a la colonización de los pueblos musulmanes por los poderes occidentales en un pasado aún relativamente cercano, sino también a lo que se percibe como un ataque contínuo del Islam tradicional por parte de los occidentales y de los musulmanes occidentalizados que quieren aplicar los métodos modernos de enseñanza o de análisis al estudio del Islam.
La voz refrescante de Muhammad Iqbal, uno de los pensadores y visionarios más notable del Islam moderno contrasta mucho con la de los musulmanes conservadores muy asustados con culaquier forma de pensar creativa que podría liberar a las masas musulmanas de la camisa de fuerza impuesta por el tradicionalismo. Muhammad Iqbal era un ferviente defensor del “Iyytihad” – el principio del razonamiento independiente – que llamaba de manera muy justa “el principio del movimiento en Islam”. En su curso sobre “Iyytihad”, Iqbal afirma:
“Sé que los Ulema [18] del Islam reivindican el principio de la irrevocabilidad para las escuelas populares de Derecho musulmán, aunque nunca han tenido la oportunidad de negar la posibilidad teórica de un Iyytihad absoluto... [19] Por miedo a la... desintegración, los pensadores conservadores en Islam han centrado todos sus esfuerzos en la única preservación de una vida social uniforme para las poblaciones a través de una celosa exclusión de todas las innovaciones en la ley de la Sharia tal y como fue expuesta por los primeros doctores en Islam. Su idea clave era el orden social, y no hay ninguna duda de que tuvieron razón en parte ya que la organización contrarresta hasta cierto punto a las fuerzas del declive. Pero no vieron, y nuestros Ulema modernos no ven, que el destino último de un pueblo no depende tanto de una organización como del valor y del poder de los hombres como individuos. En una sociedad demasiado organizada, el individu está totalmente anulado... [20] La puerta cerrada al Iyytihad es pura ficción, sugerida en parte por la cristalización del pensamiento jurídico en Islam, y en parte por esa pereza intelectual que, especialmente en período de declive espiritual, transforma a los grandes pensadores en ídolos. Incluso si algunos doctores de épocas posteriores han mantenido esa ficción, el Islam moderno no está unido a esa rendición voluntaria de la independencia intelectual... [21] Ya que las cosas han cambiado y que el mundo islámico está influido y está enfrentado hoy en día a nuevas fuerzas surgidas del increíble desarrollo del pensamiento humano en todos los ámbitos, no veo ninguna razón por la que esta actitud (de los Ulema) debiera mantenerse por más tiempo. ¿Los fundadores de nuestras escuelas pretendieron jamás que sus razonamientos e interpretaciones fueran irrevocables? Nunca. La reivindicación de la generación actual de liberales musulmanes que consiste en querer interpretar de nuevo los principios legales fundadores a la luz de su propia experiencia y de las condiciones alteradas de la vida moderna, está perfectamente justificada en mi opinión. La enseñanza del Corán según la cual la vida es un proceso de creación progresiva requiere que cada generación debería tener la posibilidad de resolver sus problemas [22], guiada por el trabajo que sus predecesores han llevado a cabo sin ningún obstáculo”.
Para mí, ser musulmán hoy en día, significa tomar una posición contra aquellos que insisten en el hecho de que ser musulmán quiere decir seguir los caminos trazados y santificar la tradición sin someterla a una reflexión o a un examen serios. Según el Corán, incluso Adán fue elevado por encima de las criaturas celestes debido a su capacidad para “nombrar” las cosas, es decir, para formar conceptos o ejercer una facultad racional [23]. Y en uno de los pasajes más significativos del Corán [24], se nos dice que Al-lâh le dio la responsabilidad de la libertad de elección a toda la creación, pero que sólo aceptó la humanidad. Para mí, eso significa que no sólo es un derecho de los musulmanes, sino que también es un deber – y por supuesto su gloria – pensar y elegir. Como lo señaló Iqbal [25], la libertad es una condición previa a la bondad, y una persona que está totalmente condicionada (por la tradición y por cualquier otra cosa) no puede producir bondad.
Para mí, ser musulmán significa saber que el Corán es la Carta Magna de la libertad del ser humano y que gran parte de sus preocupaciones consiste en liberar a los seres humanos del yugo del tradicionalismo, del autoritarismo (religioso, político, económico o de cualquier otro tipo), del tribalismo, del racismo, del sexismo, de la esclavitud o de cualquier otra cosa que inhiba o prohíba a los seres humanos que actualicen su visión coránica del destino humano encarnado en el lema clásico: “Al-lâh es tu límite” [26]. Aunque es necesario restringir lo que los seres humanos pueden o no pueden hacer de manera que la libertad no degenere en licencia, el Corán protege de la posibilidad de una dictadura o de un despotismo, y establece con claridad e insistencia: “No es justo que un ser humano al que Al-lâh ha dado el Libro de la Ley, el poder de juzgar e (incluso) de ser Profeta, diga a sus compañeros que obedezcan a sus órdenes en lugar de a las de Al-lâh. Debe decir más bien: “Sed fieles siervos de Al-lâh por la virtud de vuestra enseñanza constante del Libro y de vuestro estudio asiduo de este Libro” [27].
Para mí, ser musulmán hoy en día significa difundir el mensaje de los musulmanes modernistas que han exigido un “Retorno al Corán” (que de hecho significa también “Progresemos con el Corán”) [28] y han insistido en la importancia del Iyytihad –a nivel colectivo (bajo la forma de “Ijma” [29]) y a la vez a nivel individual – como medio para liberar el pensamiento musulmán del peso muerto del tradicionalismo desfasado. Es una gran ironía y una gran tragedia que el Corán – a pesar de su fuerte afirmación de la igualdad entre los seres humanos y de la necesidad de ser justos con todas las criaturas de Al-lâh – haya sido interpretado por numerosos musulmanes, antiguos y modernos, como un texto que sanciona diferentes formas de desigualdad e incluso la esclavitud en los seres humanos. Por ejemplo, aunque el Corán declara claramente que el hombre y la mujer han sido creados a partir de la misma fuente, al mismo tiempo y de la misma manera, y que son iguales ante Al-lâh, los hombres y las mujeres son sumamente desiguales en casi todas las sociedades musulmanas en las que la superioridad de los hombres sobre las mujeres está considerada como evidente en sí misma [30]. A mi parecer, es fundamental adquirir unos conocimientos especializados para desarrollar una hermenéutica en la interpretación del Corán para que sus enseñanzas fundamentales, como las que se refieren a la igualdad de los seres humanos ante la justicia, sean diferenciadas de los condicionantes históricos y culturales que – aunque representen los prejuicios de una o varias sociedades musulmanas – son considerados por las masas musulmanas como parte integrante del mensaje coránico.
Desgraciadamente, al vivir en Occidente, soy consciente del hecho de que los occidentales en general – incluso numerosos cristianos y judíos que como los musulmanes son “Pueblos del Libro” – perciben el Islam como una religión que ha sido difundida con la espada, y a los musulmanes como fanáticos religiosos que se dedican con ahínco a declarar una “Guerra Santa” a los no musumanes o incluso a los musulmanes que no se amolden a la religión.
Aunque el análisis de las raíces históricas de estas percepciones esté fuera del alcance de este artículo, ser musulmán hoy en día significa no dar la espalda con odio o con cólera a aquellos que consideran a los musulmanes como a “adversarios” sino que se debe establecer un diálogo con ellos en un clima de amistad y de buena voluntad [31]. Ser musulmán hoy en día significa prestar especial atención a la enseñanza coránica que dice que Al-lâh, Creador y Protector universal, que ama y guía a todos los seres, ordenó la diversidad por una razón, como nos lo afirma el siguiente pasaje: “¡Oh vosotros hombres! Mirad, os hemos creado a partir de un hombre y de una mujer, y os hemos reunido en naciones y en tribus para que podáis conoceros mútuamente. En verdad, el más noble entre vosotros ante Dios es aquél que es el más consciente de Su existencia. Mirad, Dios lo sabe todo, lo ve todo” [32]. Este pasaje para mí significa que deberíamos preocuparnos por nuestra unidad y por nuestra diversidad, que uno de los objetivos fundamentales de la diversidad es animar a los diferentes grupos e individuos a “que se conozcan mútuamente”, que el valor último de una persona no está determinado por el grupo al que pertenece, sino por el grado de conciencia que tiene o no de la existencia de Al-lâh.
Ser musulmán hoy en día significa tomar nota del imperativo del Corán que es el siguiente: “Que no haya ninguna coacción en Islam” [33]sabiendo que el derecho a ejercer la libre elección en el ámbito de la creencia está asumido sin ninguna ambigüedad por el Corán que afirma que “La Verdad viene/de Ti Señor/Dejadlo/Creed y dejadlo/que la rechace” [34]. Ser musulmán hoy en día también significa darse cuenta de que no alcanzamos el Paraíso con la simple profesión del Islam, y que los musulmanes no tienen la exclusividad de la gracia de Al-lâh, ya que el Corán nos dice:
Los que creen (en el Corán)
Y los que siguen los (textos) judíos,
Y los cristianos y los sabeos,
Todos los que creen en Dios
Y en el Juicio Final
Y que obran con virtud,
Tendrán su recompensa
Junto a Su Señor; no conocerán
Ni el miedo, ni el sufrimiento [35].
Por último, ser musulmán hoy en día – y siempre –para mí significa, hacer un viaje, a la vez interior y exterior, teniendo como finalidad un estado de paz que es el objetivo del Islam. Sin embargo, la paz no es la ausencia de conflictos simplemente, igual que la salud no es la ausencia de enfermedades simplemente. Según la perspectiva del Corán, la paz es un estado positivo de seguridad en el que el individuo se encuentra libre de cualquier ansiedad y cualquier miedo. Este estado aparece cuando los seres humanos que cumplen con la orden divina, que consiste en vivir de manera justa, aprenden a ser justos consigo mismos y con los demás. Se requiere un esfuerzo constante para superar el estado de fragmentación al que la mayoría de los seres humanos están sujetos en esta era tecnológica, y también para eliminar el sexismo, el racismo, las clases y cualquier forma de totalitarismo que llevan a la injusticia y a la desigualdad que caracterizan al mundo en el que vivimos. El objetivo que se debe alcanzar en la vida de un musulmán consiste en esforzarse por actuar así (lo que el Corán llama “yihad fi sabil Al-lâh”: dedicarse a la causa de Al-lâh).
Traducido por Ndeye Andújar
Notas
[1] “ Umma”: Comunidad.
[2] El Corán, Sura 15: Al-Hijr: 85.
[3] El Corán, Sura 21: Al-Anbiya: 16.
[4] El Corán, Sura 95: Al-Tin: 4.
[5] El Corán, Sura 51: Adh-Dhariyat: 56.
[6] Traducción del Santo Corán por A. Yusuf Ali. Mc Gregor y Werner, Inc., USA, 1946, pp. 69-70.
[7] Bang-e-Dara, Shaikh Ghulman Ali e Hijo, Lahore, 1962, p. 151.
[8] «Yihad fi sabil Al-lâh »: esforzarse en la causa de Al-lâh.
[9] The Ideals and Realities of Islam, George Allen y Unwin Ltd., Londres, 175, pp. 93-96.
[10] Léxico árabe-inglés, William y Norgate, Londres, 1863, Libro 1, 4ª parte, p. 1535.
[11] Parwez, G.A. Lughat ul Qur’an, Idara Tulu’e Islam, Lahore, 1960, Volumen II, pp. 941-944.
[12] Islam in Modern History, Princeton University Press, 1957, p. 146.
[13] The Ideals and Realities of Islam, p. 99.
[14] Hodgson, Marshall, G.S., The Venture of Islam (Conscience and History in World Civilization), the University of Chicago Press, Chicago, 1974, Volume I (The Classical Age of Islam), p. 332.
[15] « Ahadiz »: plural de «hadiz»: palabra atribuida al Profeta Mohammed.
[16] Islam, Doubleday and Company, Inc., Garden City, New York, 1968, p.64.
[17] Transmitido por Al-Tirmidhi e Ibn Majah bajo la autoridad de Abd Allah ibn Umar, citado por K.A. Faruki en la Jurisprudencia Islámica, Pakistan Publishing House, Karachi, 1962, p.27.
[18] «Ulema»: hombre erudito.
[19] The Reconstruction of Religious Thought in Islam, Shaikh Muhammad Ashraf, Lahore, 1971, p. 168.
[20] Ibid., p. 151.
[21] Ibid., p. 178.
[22] Ibid., p. 168.
[23] Se hace referencia aquí al Corán, Sura 2: Al-Baqarah: 30-34.
[24] Se hace referencia aquí al Corán, Sura 33: Al-Ahzab: 72.
[25] The Reconstruction of Religious Thought in Islam, p. 85.
[26] Se hace referencia aquí al Corán, Sura 53: An-Najm: 42, traducción hecha por Iqbal (La Reconstruction de la Pensée en Islam, p. 57).
[27] Se hace referencia aquí al Corán, Sura 3: Al’Imran: 79.
[28] En este contexto, el «doble movimiento» señalado por Fazlur Rahman en su libro “Islam and Modernity: Transformation on an Intellectual Tradition” (University of Chicago Press, Chicago, 1982).
[29] Las observaciones de Iqbal sobre «Ijma» en los tiempos modernos, expuestas en The Reconstruction of Religious Thought in Islam, pp. 173-174, llevan a la reflexión.
[30] Los que estén interesados en la cuestión de la igualdad entre los hombres y las mujeres en la tradición islámica pueden remitirse a mis artículos “Made from Adam’s Rib? En Al-Mushir, Christian Study Centre, Rawalpindi, Volumen XXVII, n°3, Otoño de 1985, pp. 124-155 y “Equal Before Allah?” en Harvard Divinity Bulletin, Volumen XVII, n°2, enero-mayo de 1987, pp. 2-4.
[31] Ver el Corán, Sura 29: Al’Ankabut: 46.
[32] El pasaje (Sura 49: Al-Hujurat: 13) está extraído de The Meaning of the Qur’an, traducido por Muhammad Asad (Dar-Al-Andalus, Gibraltar, 1980) p.793.
[33] El Corán (Sura 2: Al-Baqarah: 256)
[34] El Corán (Sura 18: Al-Kahf: 29)
[35] El Santo Corán, pp. 33-34 (Sura 2: Al-Baqarah: 62) y el Santo Corán p. 265 (Sura 5: Al-Ma’idah: 69).
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