Lo que quedó del escándalo de WikiLeaks en América Latina
Por: REDACCIÓN EL TIEMPO | 8:54 p.m. | 29 de Noviembre del 2011
Julián Assange, el fundador de Wikileaks.
Foto: AFP Comparte este artículo
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Hace un año, se filtraron 250 mil cables diplomáticos de las embajadas de EE. UU. en la zona.
Las suspicacias, tensiones y rivalidades entre Estados Unidos y América Latina quedaron expuestas con la filtración de documentos confidenciales de la diplomacia estadounidense.
Las revelaciones fueron polémicas y, en algunos países, influyeron en procesos electorales e impactaron en las relaciones diplomáticas.
Uno de los países donde la filtración generó mayor impacto fue Ecuador. WikiLeaks reveló un cable del Departamento de Estado que hacía un análisis de la Policía ecuatoriana, dando a entender que había corrupción en un sector de la misma y que el Gobierno conocía de esos casos.
La respuesta fue drástica: el presidente Rafael Correa declaró persona no grata a la embajadora de EE. UU., Heather Hodges, y el 5 de abril del 2011 la expulsó de Ecuador. Dos días después, EE. UU. expulsó al embajador de Ecuador en Washington, Luis Gallegos, y el 8 de abril se suspendieron las reuniones bilaterales.
Las tensas relaciones diplomáticas hicieron temer a los ecuatorianos por un bajón comercial, ya que EE. UU. es su principal socio económico. El impacto de los cables fue tal, que llevó las relaciones a un punto crítico y apenas ahora están en proceso de regresar los sucesores de los embajadores expulsados.
En México
El embajador de EE. UU. en México, Carlos Pascual, reportó a su Gobierno que el Ejército mexicano no había considerado la información sobre la ubicación del narcotraficante Arturo Beltrán Leyva, que había sido proporcionada por EE. UU., acusándolo de poca efectividad. A la vez, alabó el desempeño de la Secretaría de Marina en el operativo en que murió Beltrán (2009) y calificó a Genaro García, secretario de Seguridad Pública Federal, de "perdedor" en la caída del narcotraficante, ya que, en conversaciones privadas, García habría dicho que el operativo le correspondía a su institución.
El embajador mencionó en otros cables que el Gobierno solicitaba en cada reunión "ayuda desesperada" en seguridad a su par estadounidense y sostuvo que los diálogos de seguridad con México podrían verse afectados por la caída de la aprobación del presidente Felipe Calderón.
También se reveló la petición de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, de un informe detallado sobre la personalidad del presidente Felipe Calderón y si esta afectaba la forma de enfrentar noticias adversas, como la guerra contra el narcotráfico.
Dos meses después de las filtraciones, Calderón dejó en evidencia el daño causado en las relaciones diplomáticas. "Los embajadores quieren levantar sus propias agendas ante sus jefes, le han hecho mucho daño a la relación. Su ignorancia se traduce en una distorsión de lo que ocurre en México", enfatizó. La Casa Blanca ratificó a Pascual, pero la presión mexicana se hizo sentir. El 19 de marzo, Clinton dijo que Pascual renunciaba para evitar factores distractores en la relación bilateral.
Humala y la campaña
En Perú, los cables llegaron en medio del proceso electoral que definiría al nuevo presidente entre cinco candidatos. El Comercio fue el primer diario en recibir los cables enviados desde Perú. Pese a que los temas realmente importantes no estaban en el paquete entregado al periódico, las revelaciones generaron una enorme expectativa.
Tras una reunión pública de cortesía entre el diario y la embajadora de EE. UU. en Lima, Rose Likins -en la que el periódico le informó que tenía el material-, esta última convocó a su oficina a los candidatos a la Presidencia para darles cuenta de los cables que pudieran incomodarlos.
En esa reunión, Likins le dijo al entonces candidato Ollanta Humala que un cable del 2005 daba cuenta de que Fernando Rospigliosi, ex ministro del Interior del gobierno de Alejandro Toledo (2001- 2006), había pedido a la embajada de EE. UU. hacer lo posible por evitar que el "ultranacionalista" ganara las elecciones del 2006, que ganó finalmente Alan García.
Sanción a Costa Rica
Los cables relacionados con Costa Rica revelaron que la CIA financió a la agencia de inteligencia costarricense en operaciones contra el narcotráfico, y que el Comando Sur de EE. UU. adiestró a policías del país centroamericano para contener protestas contra el tratado de libre comercio que ambas naciones firmaron. La filtración permitió al diario La Nación investigar y confirmar las sanciones económicas de EE. UU. contra Costa Rica por su negativa a firmar el llamado 'Artículo 98'. El tratado daba inmunidad penal a estadounidenses en la Corte Penal Internacional, y Costa Rica no lo firmó.
EE. UU. quitó la ayuda económica al país, bloqueó la cooperación para implementar el tratado de libre comercio y frenó su ayuda contra el narcotráfico. Los cables confirmaron la existencia de un grupo de inteligencia financiado por la CIA y el uso de cambios lingüísticos en el Congreso, para disfrazar cambios de fondo en los proyectos de ley.
Una 'olita' en Brasil
Los telegramas en Brasil fueron revelados en los días que antecedieron a la detención del líder de WikiLeaks en Londres, Julián Assange. En esa ocasión, el presidente Lula manifestó su apoyo a las revelaciones de los telegramas, aunque la diplomacia brasileña -imitando a la estadounidense- se negara a responder a los temas que serían publicados. Refiriéndose a Assange, el presidente Lula dijo: "El muchacho estaba apenas colocando aquello que él leyó. Y si él leyó es porque alguien lo escribió. El culpable no es quien lo divulgó, el culpable es quien lo escribió".
A partir de dos cables que revelaron que la secretaria Clinton, había puesto a empresas brasileñas en su 'lista negra' por intentar negociar con Irán, el diario O Globo descubrió que a pesar de los esfuerzos del Gobierno brasileño de abrir un canal directo con el mercado iraní, las empresas brasileñas no conseguían concluir los negocios porque incluso los bancos públicos no aceptaban hacer la transacción por temor a represalias estadounidenses.
Argentina: poca influencia
Los cables revelaron que el G-7, grupo que reúne a los siete países más poderosos del globo, quedó descontento con la participación de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en la cumbre del G-20 del 2008 en Washington. Incluso, el grupo habría evaluado expulsar a Argentina del cuerpo que reúne a los 20 países industrializados y emergentes.
Cristina Fernández habría querido mantener una "relación más estrecha" con EE. UU., según muestra un cable. No obstante, otro cable revela que los funcionarios de la embajada en Argentina sospechaban de corrupción en el gobierno kirchnerista, centrando la preocupación en el ministro de Planificación, Julio De Vido, de quien dijeron que tenía "mugre en sus manos".
Visa e informantes
El estallido del 'cablegate' no desató un mayor efecto en la política venezolana, pero puso sobre la mesa revelaciones del Gobierno y la oposición. Destaca el decálogo para mantener la revolución socialista, titulado "Los 10 principios del chavismo", redactado el 16 de junio del 2009. Otro cable del mismo mes, "explicando la aquiescencia venezolana", concluye que "la mayoría de los ciudadanos, que dependen desde hace tiempo de la esplendidez de su petroestado, parecen darles más prioridad a los 'derechos sociales' y a la autopreservación que a los abstractos derechos civiles".
Un tema clave para EE. UU. es el petróleo de Venezuela. Los cables evidenciaron los contactos entre la embajada en Caracas, fuentes de la industria y el Ministerio de Energía y Petróleo. Según muestran los cables, fuentes consultadas por la embajada revelaron que la venta de crudo a China se hacía a solo 5 dólares por barril, lo que le permitía al gigante asiático obtener un margen de ganancia con la reventa. Las revelaciones también mostraron que la legación diplomática en Caracas identificaba a posibles informantes entre los solicitantes de visa, abordando a personas que por sus vínculos con la industria petrolera pudieran tener información de interés para EE. UU.
Poco impacto en Colombia
Expertos consultados coinciden en afirmar que las revelaciones de Wikileaks tienen pocas consecuencias para la política interior y exterior de Colombia. Se conocieron cables de la diplomacia estadounidense en los que se mencionan temas como la presencia de guerrilleros de las Farc, el Eln y Eta en Cuba y el hecho de que en el 2009 el ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, "casi reconoció" la presencia de guerrilleros colombianos en Venezuela.
Andrés Molano, profesor de la Universidad del Rosario, dijo entonces que "el tema está "sobredimensionado" y que "las fugas no dicen nada de lo que no se tuviera ya algún tipo de conocimiento o intuición". Los temas recurrentes fueron el escándalo de las chuzadas, la parapolítica, las bases estadounidenses y el secuestro y liberación de Íngrid Betancourt.
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