Contra las amenazas imperialistas a Siria
Estamos asistiendo al colmo del cinismo del imperialismo en esta campaña por el dominio de Oriente Medio. Comparemos lo que está pasando en dos países.
En Egipto, prácticamente sólo hay manifestaciones contra el gobierno militar: mayoritarias, pacíficas, auténticas, espontáneas y constantes. No hay manifestaciones a favor del gobierno.
El imperialismo hace la vista gorda a la violencia estatal que, esta misma semana, asesinó más de medio centenar de manifestantes e hirió a miles. Los medios de comunicación y los líderes de las grandes potencias no hablan de “ayuda humanitaria”, “derechos humanos”, “sanciones”, “dictadores”, “rebeldes”. Piden “sentido común” a las dos partes, como si el poder de fuego de ambas fuese igual. Después de la mayor manifestación, el pasado viernes, el gobierno yanky presiona a los militares para que entreguen el gobierno a los civiles, claro está que del mismo campo político. Una solución mediada por arriba en Egipto también da legitimidad al imperialismo para aislar e invadir Siria.
Claro. El gobierno de Egipto es un aliado de los Estados Unidos y de la OTAN. Es el segundo país que más recibe “ayuda militar” norteamericana, después de Israel, de quién Egipto es un gran aliado ayudando a acabar con los palestinos en su frontera con la Franja de Gaza.
En Siria, las mayores manifestaciones son en defensa del gobierno civil. Habiendo comenzado exigiendo cambios económicos, sociales y políticas, que hoy tienen como eje central el rechazo a la creciente amenaza de invasión militar imperialista. Son millones de personas, desplegando la bandera contra la intervención extranjera.
Las manifestaciones contra el gobierno, infinitamente inferiores a las favorables, son manipuladas y sobredimensionadas por los medios de comunicación. Mercenarios súper armados por la CIA, el M16 y el Mossad, con el apoyo de las oligarquías árabes, se infiltran por las fronteras de Turquía y Jordania, que hacen el juego al imperialismo. La confrontación entre provocadores y francotiradores y las fuerzas militares y policiales causan víctimas de ambos lados y acaban provocando víctimas civiles. Este escenario es utilizado para justificar la intervención militar en el país.
En cuanto a Siria, los círculos imperialistas, apenas disimulando sus garras, ya hablan de “zona de exclusión”, “corredor humanitario”, “rebeldes”, “mantenimiento de la paz”, “sanciones”, en fin, toda la cantinela preparatoria de las ocupaciones militares. Portaaviones de los Estados Unidos ya se encuentran en la costa siria, crecen las sanciones para estrangular al país y las tradicionales llamamientos para que abandonen Siria los extranjeros de las grandes potencias que pretenden invadir el país.
Claro. Siria es uno de los mayores obstáculos para las intenciones expansionistas del imperialismo y del sionismo. Es uno de los pocos países con los que los palestinos han podido contar. Tiene una ubicación estratégica para el proyecto expansionista del llamado Gran Israel y crear las condiciones para la inmediata agresión contra Irán y tal vez el Líbano, para ayudar a completar la limpieza étnica que el sionismo lleva a cabo en Palestina y la hegemonía imperialista en todo Oriente Medio.
En Libia, el gobierno “rebelde”, aplaudido por cierta izquierda guiada por los medios de comunicación, se ocupa ahora de entregar el petróleo a los vencedores y transformar el país en una enorme base militar imperialista para dominar el continente africano.
¿Con qué moral los Estados Unidos y la OTAN -que han matado, torturado y herido en los últimos años más de un millón de personas, la inmensa mayoría civiles, en diversos países- puede hablar de derechos humanos?
¿Con qué moral Arabia Saudí, los emiratos y las monarquías árabes, los regímenes más conservadores y autoritarios del mundo, pueden hablar de democracia?
Por eso, el PCB no vacila. La lucha de clases tiene siempre lado. Nuestro lado es el de los trabajadores y el de aquellos que luchan contra el imperialismo.
Por eso, convocamos al gobierno brasileño para revertir su voto en la ONU de condena a Siria, y a los trabajadores brasileños a manifestarse en solidaridad con el pueblo sirio.
Por eso, toda nuestra solidaridad con la inmensa mayoría de los egipcios y los sirios.
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