El 'gendarme del mundo' reduce su Ejército

El 'gendarme del mundo' reduce su Ejército
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05/01/2012- Jesús M. Tapias

El mayor recorte en Defensa desde el final de la Guerra Fría disminuirá la capacidad de Estados Unidos para vigilar el planeta

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El importe definitivo se conocerá en febrero, cuando Obama presente los presupuestos del 2013, pero los expertos estiman que la clase política está de acuerdo en aplicar un recorte de unos 450.000 millones de dólares en una década. Es posible, por tanto, que dentro de unos años el gasto militar de Estados Unidos ya no sea similar a la suma de gastos militares del resto del mundo, como hasta ahora, y aunque la “hiperpotencia” planetaria seguirá manteniendo una importante capacidad disuasoria los jefes del Pentágono se verán obligados a modificar su estrategia a la baja.

La primera consecuencia será una progresiva merma del número de efectivos y armamento y, según avanzaba el New York Times poco antes del anuncio de la nueva estrategia, Estados Unidos tendrá que renunciar a la posibilidad de poder librar al mismo tiempo dos guerras que requieran tener soldados sobre el terreno. No podrá, por ejemplo, repetir la hazaña de tener tropas desplegadas en Iraq y Afganistán, algo que le ha costado miles de millones de dólares y que ha agravado significativamente el alcance de la crisis financiera de los últimos años. Además, el esfuerzo realizado durante la primera década del siglo, con un significativo aumento de tropas cuyos sueldos se fueron incrementando más allá de lo que hubiera querido el Pentágono, ha añadido una nueva preocupación al estado de sus cuentas, la de tener que asumir el gasto de sus pensiones y cuidados médicos.

La realidad es tozuda e impone nuevas maneras de afrontar las amenazas. Al abordar futuros escenarios, por ejemplo, uno de los debates que mantienen los expertos es sobre la necesidad de invertir en la construcción del F-35, el avión silencioso capaz de no ser detectado por los radares enemigos, o aguantar con la demostrada eficacia de los F-16, mucho más baratos aunque más vulnerables en una hipotética guerra contra países de tecnología similar. Según Michael E O`Hanlon, analista de la Brookings Institution y autor de “El gigante herido: las fuerzas armadas de América en la era de la austeridad”, eso podría ocurrir en cierta medida con Irán y de manera muy clara con China.

El fin de la hegemonía americana
Este es el título de un artículo en el que el politólogo estadounidense Francis Fukuyama avanzaba hace algunos años lo que podría ocurrir. Asomaba ya la crisis financiera cuando el influyente autor de “El fin de la Historia” aconsejaba a la clase política norteamericana asumir que las posibilidades militares serían mucho más limitadas en el futuro. Constataba algo que ya se veía venir y que la llegada de Obama a la Casa Blanca terminó de concretar, el advenimiento de un mundo multipolar en el que Estados Unidos seguiría siendo la mayor potencia, pero en el que países como China, Rusia o India, con crecimientos mucho más elevados, se estaban poniendo a su altura.

Ser el “gendarme del mundo” no solo es caro, sino que además conlleva un desgaste añadido cuyas consecuencias ha terminado por pagar Estados Unidos. Un dato importante a la hora de valorar su influencia en el resto del mundo es que su exceso de celo a la hora de recibir extranjeros después del 11-S ha propiciado una reducción en el número de estudiantes de otros países que solicitaban plaza en las universidades norteamericanas. Incluso Hollywood ha dejado de ser el referente universal del cine ante la aparición de estrellas locales que hacen furor en países asiáticos o ante el avance de la poderosa industria hindú o japonesa.

Países tradicionalmente aliados, decía Fukuyama, empezaban a mostrarse opuestos a la política estadounidense. Un ejemplo significativo fue lo ocurrido en Afganistán, donde a pesar de apoyar la operación, su apoyo efectivo con tropas ha sido siempre inferior al solicitado por Estados Unidos.

En su artículo, el politólogo decía que la pérdida de ese “poder blando” es tan importante como una hipotética reducción de la capacidad militar. Seguir siendo el país más poderoso del mundo en un momento de crisis económica y de reducción de su poderío militar puede resultar muy complicado. Este es, sin duda, uno de los retos que Estados Unidos tiene por delante en su año electoral.