La posición de Aisha (Que Dios esté satisfecho con ella)
De las esposas del Profeta en Medina (Que Dios esté complacido con todas ellas) es claro que era a Aisha a la que más quería
12/01/2012 - Autor: Ahmad Thomson - Fuente: Revista Ihsan
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En ocasiones todo lo que había para comer eran dátiles y aguaDe las esposas del Profeta en Medina (Que Dios esté complacido con todas ellas) es claro que era a Aisha a la que más quería:
De vez en cuando, uno u otro de sus Compañeros le preguntaban quién era al que más quería, y el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) no siempre daba la misma respuesta a esta pregunta porque quería mucho a muchos (a sus esposas, a sus hijas que tuvo con Jadiya, o los hijos de ellas por Abu Bakr por Umar, por Uzman, por Ali y a muchos de sus Compañeros y de la comunidad, pero en lo que se refiere a sus esposas era Aisha. Ella deseaba y buscaba mucho que él le asegurara que la quería.
“¿Cómo es tu amor por mí?” Le preguntó una vez ella. “Como el nudo de la cuerda” contestó él, refiriéndose a la fortaleza y a la seguridad. Muchas veces ella preguntaba: ¿Cómo está el nudo?, y él le contestaba: “¡Igual que siempre!”.
Aisha quiso tanto al Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él), que no podía sino sentir celos cuando la atención de él iba dirigida a otros u otras más de lo que ella consideraba suficiente. Una vez le preguntó: “Oh mensajero de Dios, hablame de tí. Si estuvieras entre los dos lados de un valle, de los cuales un lado no ha sido tocado por animales comiendo su pasto y el otro lado sí ha sido tocado por animales comiendo su pasto ¿A qué lado llevarías a tus animales al pasto?”
“Al lado que no ha sido tocado” contestó el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él). “Aun así”, dijo ella, “yo no soy como ninguna de tus otras esposas. Cada una de ellas tuvo esposo antes que tú, excepto yo”. El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) sonrió al escuchar esto y no dijo nada.
Está claro que a pesar de la alta posición de sus esposas ante Dios (Que Dios esté complacido con ellas) seguían siendo humanas, y a veces algo celosas. Por lo tanto, por ejemplo ha sido relatado por Aisha que el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) usualmente visitaba a sus esposas cada tarde, después de la oración del Asr. En una ocasión se quedó más tiempo del que acostumbraba en el cuarto de Zaynab bint Jahsh, porque alguien le había dado a ella algo de miel, la cual le gustaba mucho al Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él).
“Cuando pasó esto”, dijo Aisha, “me sentí celosa, y yo, Hafsa, Sawda y Safiyya nos pusimos de acuerdo entre nosotras que conforme nos visitara a cada una de nosotras, le diríamos que salía un olor raro de su boca por lo que había comido, porque sabíamos que era particularmente sensible a olores ofensivos”.
Todo estuvo planeado, y como resultado, el Profeta juró que no volvería a comer miel, sólo para ser reprendido por el siguiente ayat:
“¡Profeta! ¿Por qué te prohíbes lo que Dios ha hecho lícito para tí, buscando el agrado de tus esposas, cuando Dios es Perdonador y Compasivo?”
(Corán 66.1)
Dios hizo que se enterara el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) de todo el asunto y de quien había sido la idea, con la verdad:
“Cuando se lo hizo saber a ella, ésta dijo: ¿Quién te lo ha dado a conocer? Dijo: me lo ha dado a conocer el Onmisciente, Aquel al que nada se le oculta".
(Corán 66.3)
Esto indica hasta qué punto estaba el Profeta sometido a Dios. El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) fue el medio por el cual Dios le enseñó a los musulmanes su Din (religión) en todos los momentos y situaciones. Lo que pudo haber parecido un poco de diversión inocente a las esposas, (Que Dios esté complacido con ellas) no fue permitido por Dios en alterar los límites de Dios en lo que se refiere a lo que está permitido y lo que está prohibido. Ya que si el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) no hubiera vuelto a comer miel, entonces, muchos de sus Compañeros y seguidores hubieran hecho lo mismo.
En otra ocasión cuando otra de las esposas del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él), Umm Salama (que Dios esté complacido con ella), se quejó por parte de las demás esposas de que al Profeta le daban más regalos cuando estaba con Aisha que en los días que estaba con sus demás esposas, él contesto, “Oh Umm Salama, no me causes problemas lastimando a Aisha, porque por Dios, la inspiración Divina nunca me ha llegado bajo el cobijo de otra mujer más que de ella”.“Me refugio en Dios de causarte problemas, Oh Mensajero de Dios” dijo ella.
Sin embargo, las otras esposas del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) todavía estaban descontentas, y le pidieron a Fátima que hablara con el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) por parte de ellas. Cuando ella le explicó todo el tema, él dijo, “¿Oh, mi hija, acaso no quieres a los que yo quiero?”
“Si” dijo. “Entonces, quiérela a ella” Contesto él.
En otra ocasión, Aisha estaba de viaje con el Profeta y algunos de sus Compañeros. Ella había tomado prestado de su hermana Asma un collar y durante el viaje se dio cuenta que había dejado el collar en algún lugar y que ya no lo traía. El viaje fue demorado mientras que algunos de los Compañeros lo buscaban. Después de un rato llegó la hora de la oración, no había agua con la cual hacer la ablución y se inquietaron.
Fueron con Abu Bakr y dijeron. “¡Has visto lo que Aisha ha hecho! ¡Ella ha causado que el Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) se detuviera en un lugar donde no hay agua!” Mientras tanto, el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) se había quedado dormido con su cabeza descansando sobre la pierna de Aisha.
Abu Bakr llegó a ver a Aisha y la empezó a empujar y a reprochar por haber hecho detener a la gente cuando no tenían nada de agua. Ella no se movió porque no quería molestar el sueño del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él).
El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) despertó y las aleyas del tayammun (ablución sin agua) fueron reveladas, haciendo claro lo que debe hacer un musulmán cuando está de viaje y necesita hacer la ablución pero no tiene agua.
Usayd ibn Hudayr le dijo a Abu Bakr, “Esta no es la primera bendición que viene de tu familia” y a Aisha, “¡Que Dios te recompense con el bien! ¡Por Dios, cuando tengas una dificultad, que Dios te alivie de ella y dé la bendición a los musulmanes también!”
Cuando estaban a punto de reanudar su viaje, el camello de Aisha se levantó, y allí estaba el collar. ¡El camello había estado sentado sobre él todo el tiempo!
Siendo la hija de Abu Bakr, el cual en una ocasión regaló toda su riqueza en el camino de Dios, y la esposa de Muhammad (paz y bendiciones de Dios sobre él) quien nunca guardaba nada para él, Aisha era muy generosa.
En una ocasión, el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) había sacrificado un animal, y Aisha fue tan generosa en compartir la carne entre los pobres, que se dio cuenta que no quedaba nada para la grande casa del Mensajero que un hombro del animal. Sintiéndose un poco angustiada, fue al Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él), y le dijo: “Solamente me pude quedar con esto”. “Esa es la única parte del animal con la que no te quedaste” sonrió el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él), “Porque lo que regalas en el nombre de Dios, te lo quedas, y lo que guardas para tí, lo pierdes”.
A veces se olvida que el Profeta Muhammad y sus esposas y Compañeros (que las bendiciones y la paz de Dios sean con él, su familia y sus compañeros) vivían vidas sencillas.
Ha sido relatado que a veces no se veía humo salir del hogar del Profeta en semanas, lo que significaba que no había harina para hornear pan, y menos cocinar carne. Todo lo que había para comer eran dátiles y agua. Dátiles que venían de palmeras cuyas raíces estaban en el jardín, según decía el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él).
En otra ocasión, un mendigo le pidió a Aisha por algo de comida mientras ella estaba ayunando, y solamente había un pan en la casa. Le dijo a su sirvienta: “Dáselo a él”. “Pero, no tendrás nada que comer al romper tu ayuno”, protestó la sirvienta. “Dáselo a él” repitió Aisha. Y la sirvienta se lo dio.
Cuando llegó la tarde, la gente de la casa de un hombre que no les regalaba nada normalmente, les regaló un borrego y un poco de comida aparte. Aisha le habló a su sirvienta y le dijo: “Come de esto. ¡Esto es mejor que tu pan!” Ha sido relatado por Aisha, que una vez cuando era el turno del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) de pasar la noche con ella, él calladamente se levantó en las últimas horas de la noche y salió del cuarto, cerrando la puerta silenciosamente al salir. Aisha tuvo curiosidad de saber adonde iba, pensando que él había esperado a que ella se durmiera. Ella se levantó apresuradamente, se cubrió la cabeza en silencio y lo siguió hasta llegar hasta el cementerio de al-Baqi.
“Se paró allí”, dijo Aisha, “Y estuvo parado allí por mucho tiempo. Luego él levanto las manos (en oración) tres veces, y luego se giró para irse, entonces yo también me regresé. El apresuró su paso, y yo también apresuré el mío. Empezó a correr y yo también empecé a correr. Regresé antes que él entré a mi cuarto y me acosté. El entró y dijo: “¿Por qué estas respirando como si no tuvieras aire?”. “No es nada” dije. “Dime, o el Único Quien es Siempre Presente Todo Conocedor me lo dirá”. “Mensajero de Dios” yo dije. “que mi padre y mi madre sean un rescate para tí” y luego dijo: “¿fuiste tú la que vi corriendo delante de mí?”. “Si” Contesté. “¿Acaso creíste que Dios y Su mensajero te iban a tratar injustamente?” Preguntó él. “Lo que sea que esconda una persona, Dios lo sabe” Contesté yo.
“Cuando me vistes partir” explicó el Profeta, “fue porque Yibril llegó conmigo. El me habló sin que tu lo supieras, y yo le contesté, sin que tu lo supieras, porque no estabas vestida completamente. Pensé que estabas dormida, y no te quise despertar porque podrías haberte espantado". El (Yibril) dijo: “Tu señor te ha ordenado que vayas con la gente de al-Baqi y pidas perdón por ellos”. Yo dije: “¿Cómo debo rezar por ellos?” “Di: La paz sea con la gente de este lugar (el cementerio) de entre los creyentes y Musulmanes, y que Dios le tenga misericordia a los que se nos han adelantado, y con los que van a seguir después; y Si Dios quiere, nosotros nos juntaremos con vosotros".
Conforme se aproximaba el día de su propia muerte, es claro que el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) deseaba morir en la compañía de Aisha, porque ha sido constatado que durante su enfermedad terminal, la cual probablemente fue resultado de la comida envenenada que le dieron en Khaybar, él preguntaba “¿Dónde estaré mañana?, ¿Donde estaré mañana?” ya que deseaba que fuera el turno de Aisha para estar siempre con ella.
De hecho el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) pidió permiso a sus demás esposas para quedarse en el cuarto de Aisha durante su enfermedad, y sus esposas estuvieron de acuerdo en renunciar a sus turnos.
En sus últimos días de su vida la mayoría del tiempo, el Profeta estaba acostado en un sofá con su cabeza descansando en el pecho en las piernas de Aisha. Fue ella quien repetía las últimas dos suras (capitulos) del Corán, las dos suras de protección, luego sopló su aliento sobre él, exactamente como él la había enseñado en el pasado, y luego pasaba la mano de él sobre el cuerpo de él. Ha sido relatado por Aisha que uso la mano de él en vez de la suya, porque había mas probabilidades de curación con la mano de él.
Fue ella que tomo un palito para los dientes de su hermano, lo mastico para hacerlo mas suave y se lo dio al Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él). A pesar de estar bastante débil, se limpió los dientes vigorosamente. “Entonces” dijo, Aisha algún tiempo después, “Dios hizo que mi saliva se combinara con la de él en su último día en este mundo y su primer día en la siguiente vida”.
Poco tiempo después, él perdió el conocimiento y Aisha pensó que ya estaba al borde de la muerte, pero después de un rato, abrió sus ojos y murmuró en voz baja, “La Mas Alta Compañía...” Aisha recordó cuando el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) había estado con buena salud en el pasado, él había dicho: “A ningún profeta se lo lleva la muerte hasta que le haya sigo mostrado su lugar en el Jardín, y después de habersele ofrecido escoger entre quedarse en este mundo o ir a la Siguiente Vida.”
Acordándose de estas palabras, ella se dijo a si misma, “Entonces no se quedara con nosotros”. Luego lo escuchó murmurar: “Oh Dios, perdonamé y ten misericordia de mi, y reúneme con la Mas Alta Compañía, junto a los que Dios ha favorecido":
"Los profetas, los veraces, los que murieron dando testimonio y los justos. ¡Y qué excelentes compañeros!”
(Corán 4:69)
Fue entonces cuando supo Aisha que se le había dado a escoger y que había tomado su decisión. Luego lo escucho murmurar, “Oh Dios, con la Mas Alta Compañía” y estas fueron las últimas palabras que escuchó Aisha. Poco a poco su cabeza se volvió mas pesada sobre su pecho, y ella lo acostó suavemente sobre la almohada. Su amado esposo, Mensajero de Dios, el Sello de los Profetas, lo Mejor de la Creación, había muerto en sus brazos.
A la hora de su muerte, el Profeta Muhammad, (paz y bendiciones de Dios sobre él) tenía sesenta y tres años de edad y Aisha tenia diez y ocho años.
Al principio los Compañeros del Profeta no estaban seguros de donde enterrarlo, pero luego Abu Bakr As-Siddiq recordó que cuando estaba vivo, el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) había dicho que los Profetas eran enterrados donde morían, por lo tanto, el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) fue enterrado en el cuarto de Aisha, donde había muerto.
Aisha relató, que durante su enfermedad termina, Umm Habiba y Umm Salama mencionaron que cuando estaban en Abyssinia habían visto una iglesia que tenía imágenes. El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “Cuando una de sus personas justas muere, construyen un lugar de adoración sobre su tumba y lo decoran con imágenes. Ante la mirada de dios ellos serán lo peor de la gente en el Día del Juicio.”
Aisha también ha relatado que el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “Dios ha condenado a los Judíos y Cristianos porque hicieron de las tumbas de sus Profetas y de su gente recta lugares de adoración”. Aisha continuó: “Si no hubiera sido por esto, su tumba hubiera sido en un lugar abierto, pero no se podía hacer eso, debido al hecho que se pudiera volver una mezquita”.
Conforme fue pasando el tiempo, la mezquita del Profeta en Medina se fue ampliando una y otra vez, con el resultado de que su tumba ya no esta al lado de la mezquita sino dentro de ella.
Sin embargo, aunque los millones de Musulmanes que visitan la ciudad de Medina todos los años están llenos de amor por el Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) siempre tienen cuidado de dirigir su adoración hacia Dios únicamente, acordándose de las palabras de Abu Bakr cuando le habló a los Musulmanes que no podían creer que su querido Profeta había muerto:
“Quienquiera que adoraba a Muhammad, Muhammad esta muerto, y quienquiera que adore a Dios, Dios es el que vive y no muere”.
Luego citó el ayat:
“Pero Muhammad es sólo un mensajero antes del cual ya hubo otros mensajeros. Si muriese o lo mataran ¿daríais la espalda?. Quien de la espalda, no perjudicará a Dios en absoluto. Y recompensaremos a los agradecidos.”
(Corán 3:144)
Por lo tanto fue que la familia y compañeros del Profeta Muhammad (paz y bendiciones de Dios sobre él y ellos), tuvieron que aceptar lo inevitable, aun siendo que ninguna pérdida había sido ni será tan grande como la suya.
Ha sido relatado por Anas ibn Malik que después de la muerte del Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él), Abu Bakar le dijo a Umar, “Vamos a visitar a Umm Ayman (quien había cuidado del Profeta cuando era un niño pequeño), porque el Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) solía visitarla”. Cuando llegaron a ella, estaba llorando y le dijeron:
“¿Por qué estas llorando? Lo que tiene el Mensajero de Dios, que Dios lo bendiga y que le de paz, ahora es mejor que esto?”. Ella le contestó: “No estoy llorando por no saber de hecho lo que tiene el Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) ahora es mejor que esto, sino que estoy llorando porque la Revelación que nos solía llegar de los cielos ha terminado.”
Esto conmovió a los dos, y empezaron a llorar con ella.
Aisha, quien una vez dijo: “¡Quisiera ser una hoja de un árbol!”. Vivió cincuenta años más después de la muerte del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él), muriendo a la edad de sesenta y ocho años, en el año 58 D.H., que Dios esté complacido con ella.
Durante ese tiempo vio muchos cambios, de los cuales no todos eran placenteros, porque con la expansión de las conquistas que los Musulmanes vieron, llegó la riqueza, y con la riqueza llegaron desacuerdos y luchas por el poder y como todos sabemos, el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “No temo la pobreza por mi comunidad, si no que temo que se vuelvan ricos, porque la riqueza los puede destruir como destruyó a la gente que estaban antes de ellos.”
Sin embargo, Aisha, como todas las esposas del Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él y ellas) se mantuvieron apartadas de este mundo y ansiaban volver a unirse con el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) en la siguiente Vida; pero mientras estuvo viva, le pasó el conocimiento y sabiduría a todos los que llegaban a verla. Mucho de lo que transmitió fue guardado en forma escrita, y por lo tanto, muchos Musulmanes han continuado beneficiandose de este conocimiento que nos dejó Aisha hasta estos días.
Abu Musa reportó que el Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “Ha habido muchos hombres que han llegado a la perfección, pero ninguna mujer ha llegado a la perfección mas que María, hija de Imran, Asiyya, la esposa del Faraón, y la excelencia de Aisha comparada con otras mujeres es la de tharid (caldo de carne con verduras, que era la comida favorita del Profeta), sobre todos los demás tipos de comida”.
Conclusión
Qadi Iyad relata que el Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “El reconocer a la familia de Muhammad es estar libre del Fuego. El amor por la familia de Muhammad es el cruzar sobre el Sirat. La amistad por la familia de Muhammad es el estar a salvos del fuego”.
Uno de los Ulemas dijo: “Reconocer en este caso significa el reconocer su lugar en relación con el lugar del Profeta. El reconocer esto significa el reconocer los derechos y el respeto que se les deben debido a su lugar”.
Qadi Iyad también escribió, “El maldecir a la gente de la casa del Profeta, sus esposas y Compañeros y despreciarlos es haram y el que lo hace está condenado”.
Abdula ibn Mughaffal dijo que el Mensajero de Dios dijo “¡Dios, Dios, mis Compañeros! No los hagas un blanco después de mí. Quienquiera que los quiera, es por mi amor que los quiere. Quienquiera que los odie, se gana mi odio con hacer esto. Quienquiera que los lastime, me ha lastimado a mi. Quienquiera que me lastime a mi ha lastimado a Dios. Quienquiera que las time a Dios esta a punto de ser atacado” (At-Thirmidhi)
El Mensajero de Dios (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “No maldigan a mis Compañeros. Quienquiera que los maldiga, la condena de Dios y los ángeles y la gente será con él. Dios no aceptará ninguna recompensa o contrapeso por él”. El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) dijo: “No maldigan a mis Compañeros. Llegará una gente en los últimos tiempos que van a maldecir a mis Compañeros. No se unan con ellos y no se casen con ellos y no visiten sus asambleas. Si están enfermos, no los visiten”.
El Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él) reportó que el maldecirlos y lastimarlos lo lastimaba a él. Es haram lastimar al Profeta (paz y bendiciones de Dios sobre él)
Él dijo: “No me lastimen con respecto a Aisha.”
El dijo sobre Fátima: “Ella es parte de mi. Lo que le lastime a ella me lastima a mi”.
“Quienquiera que la ataque a ella se ha opuesto al Corán”.
Ibn Shaban relató esto de Malik porque Dios ha dicho “Dios os exhorta a que no volváis jamás a algo parecido si sois creyentes” (24:18). Entonces quienquiera que repita algo similar a esto ha dejado de creer.
Y que las bendiciones y la paz de Dios sean con el Profeta Muhammad y su familia y sus Compañeros y todos los que siguen con lo que son capaces con sinceridad, hasta el Último Día. Amin.
Extractos del libro:
LAS ESPOSAS DEL PROFETA
AHMAD THOMSON
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