¿Será Siria el próximo destino de los mercenarios latinoamericanos?
Vicky Peláez
"Cuando la hipocresía comienza a ser una mala realidad, es hora de comenzar a decir la verdad" (Bertold Brecht)
Las guerras e intervenciones militares del Occidente en el Siglo XXI se caracterizan cada vez más por la mayor participación de los mercenarios o contratistas.
En los documentos gubernamentales o en las de las corporaciones los llaman ‘’mercs’’ o PSCs (Prtivate Security Contractors). A tal extremo llegó su uso que, de acuerdo a Los Angeles Times, en 2007 el número de contratistas en Irak llegó a 180.000, superando a los 160.000 soldados de las fuerzas aliadas. De ellos más de 50.000 eran mercenarios.
Y lo más trágico para nosotros, los latinoamericanos, que unos 20.000 de los ‘’mercs’’ eran nuestros paisanos que por unos 100.000 dólares al año traen sangre y muerte a los países donde los mandan y también mueren de la misma forma sin que el mundo se entere de su paso por esta tierra. Ni la estadística oficial existe sobre ellos.
Se sabe que entre los “mercs” hay cerca de 3.000 chilenos, unos 2.000 colombianos y también peruanos, salvadoreños, hondureños y sólo Dios sabe de qué otro país latinoamericano. Los vimos actuar en Irak, en Afganistán y todos los oímos claramente en Libia, durante el despiadado asesinato de Muamar Gadafi que estremeció al mundo entero.
Según la publicación Global Research, las corporaciones como Xe Services (ex Blackwater), que ya tiene más 20.000 soldados de fortuna y unos 20 aviones para su transporte, entrena a los contratados ex militares latinoamericanos en los Emiratos Árabes Unidos pagando a los reclutas 150 dólares al día con dineros procedentes de Arabia Saudita y, según sostiene la revista, después los alquilan para todo tipo de intervenciones militares directas o disfrazadas de ‘’revoluciones a colores’’ o ‘’caos organizado’’ con el auspicio moral y financiero del Occidente y ahora de sus aliados de turno árabes.
Después de la tragedia de Libia, Siria fue seleccionada como el siguiente país para cambiar el régimen de Bashar al-Assad cercano a China y Rusia e instalar un gobierno abiertamente pro occidental. Esto significa un desplazamiento de los mercenarios hacia Siria. Para los globalizadores el fin justifica los medios.
¿Quién se hubiera imaginado hace unos diez años que el enemigo declarado de los EEUU, de la OTAN y de Israel, la terrible organización al-Qaeda acusada en el atentado contra las Torres Gemelas, y que se convirtió en el pretexto para masacrar y destruir Irak y Afganistán, se haya transformado ahora en un aliado del Occidente para realizar una supuesta ‘’revolución a colores’’ en Siria?
En este juego sucio de los globalizadores, la mentira y la verdad se funden en un estrecho abrazo cuando el líder de al-Qaeda, Ayman al-Zavahri exhorta a todas las células de la organización en Irak, Líbano, Turquía, Libia y Jordania para que se desplacen a Siria con el fin de combatir al ‘’carnicero presidente de Siria, Bashar al-Assad’’.
Según la publicación israelí DEBKAfile, especializada en temas de inteligencia, ya más de 1.500 combatientes de esta organización ya están en Siria para dar un nuevo impulso a la resistencia armada que ya había sido prácticamente diezmada por las fuerzas del gobierno.
Pero eso no desanima a los ‘’iluminados’’ occidentales en su intento de romper a Siria como tampoco los detiene el veto de Rusia y China a la Resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para sacar del poder al presidente de Siria. Tampoco hicieron caso al Informe de la Comisión de la Liga Árabe que constató en los Artículos 26 y 27 que no hubo la represión contra las manifestaciones pacíficas antigubernamentales y de que las bandas armadas eran mayores responsables de los muertos entre los civiles.
En total, durante once meses de violencia en Siria se produjeron 5.400 muertos civiles y más de 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad del país. Sin embargo, nadie dice cuántos rebeldes y mercenarios perdieron la vida pues están entre 5.400 víctimas presentadas como civiles muertos.
La consigna es seguir adelante con la cruzada contra Siria que le abriría el camino al Occidente y a Israel para convertir en ruinas a Irán. La opinión del pueblo sirio, que recientemente dio su apoyo a Bashar al-Assad en el reciente referéndum constitucional, la disposición de la elite de colaborar con el gobierno, las manifestaciones multitudinarias populares contra la intervención extranjera y la preparación del país para las elecciones presidenciales programadas para este primero de Julio, simplemente no es tomado en cuenta por los que aspiran ser dueños del mundo.
Sin embargo, se dieron cuenta de que sería muy dificultoso y costoso imponer una zona de exclusión aérea en el país debido a su sólido y sofisticado sistema de defensa aérea integral con misiles y radares proporcionados por Rusia y China.
De acuerdo a los informes de inteligencia militar occidental, el ejército de Siria que cuenta con tres millones de militares es bien sólido y excelentemente preparado y armado teniendo en su disposición 4.500 tanques, 500 aviones y todo tipo de modernos misiles.
Al descartar la intervención militar abierta, el poder globalizado hizo cambios en su estrategia contra Siria. Ahora dejaron de hablar por el momento sobre una posible “revolución’’, haciendo el enfoque en la necesidad de promover el proceso de ‘’transición’’. En la reunión de la semana pasada entre el primer ministro de Gran Bretaña David Cameron y el presidente norteamericano Barack Obama abiertamente declararon que pase lo que pase el presidente Bashar al-Assad tiene que ser sacado el poder y lo único que puede variar es la táctica del Occidente en este empeño suyo.
Por mucho que hagan el enviado especial de la ONU para Siria Kofi Annan en coordinación con Rusia China y la misma Liga Árabe para promover su programa de cinco puntos para promover la paz en Siria, Occidente necesita imponer su voluntad utilizando a los “otros’’, optando esta vez por Turquía que hace tiempo está soñando en compartir con Israel el rol del guardián de intereses norteamericanos y europeos en el Medio Oriente.
Precisamente, y para nadie es un secreto que con este fin el jefe de la CIA David Petraues, especialista en la subversión, hizo una visita relámpago a Turquía para encontrarse con su colega Hakan Fidan y el primer ministro Recep Tayyip Erdogan.
El rol de Turquía es, primero, ayudar a la oposición siria de superar las divergencias y rivalidad entre el Consejo Nacional Sirio (SNC) y el Ejército Libre de Siria (FSA); segundo, dar cobija, adiestramiento a los mercenarios que están llegando al país y crear condiciones para su pase a Siria en el momento oportuno. Las armas para la futura guerrilla mercenaria se transportan a Siria desde Jordania. Mientras Turquía es encargada del trabajo sucio, los líderes franceses, británicos y norteamericanos tratan a persuadir a los gobernantes rusos y chinos que sería de sus intereses aliarse con el Occidente para evitar el aislamiento internacional.
Los rusos y los chinos ya han sentido en Libia lo que significa alianza con Occidente. Perdieron todo. Lo mismo sucederá en el caso de Siria. No se necesita ser sabio para darse cuenta que lo que está en el juego no es simplemente el destino de Siria, Argelia o Irán sino el destino del mundo entero.
Occidente quiere imponer definitivamente un orden mundial unipolar y se da cuenta que en las actuales condiciones puede fracasar en este intento. Por primera vez desde la desintegración de la URSS, el destino ofrece una posibilidad a China y Rusia de crear condiciones para el nuevo orden multipolar. Todo depende de la voluntad de sus dirigentes y por supuesto de sus pueblos.
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