La mierda de EE UU feliz con el golpe en Egipto
texto de el diario El País
Estados
Unidos procedió este lunes a normalizar relaciones con el nuevo
Gobierno de
Egipto, con la primera visita oficial de un diplomático norteamericano a
los líderes que han tomado las riendas del país después del golpe de
Estado del 3 de julio. Los gestos conciliadores del subsecretario de
Estado William Burns en El Cairo fueron acogidos con frialdad y
escepticismo por activistas a favor y en contra del golpe, algo que
demuestra la compleja situación en que ha quedado la Casa Blanca, que
hasta ahora ha obrado con cautela y ha evitado apoyar enfáticamente al
nuevo gobierno tutelado por los militares, sin a su vez cortar sus vías
de asistencia económica al Ejército.
“No
vamos a tratar de imponer nuestros modelos sobre Egipto”, dijo Burns en
rueda de prensa tras reunirse con el presidente Adli Mansur y el
comandante Abdel Fatah al Sisi, entre otros. Dijo que su gobierno no
apoyará a partidos o
líderes políticos concretos y pidió que las diferentes facciones
dialoguen y eviten la violencia. Durante el transcurso de esa visita, la
fiscalía ordenó el arresto de siete líderes de la sociedad de los Hermanos Musulmanes a
los que investiga por incitación a la violencia en varios incidentes
ocurridos los días previos y posteriores al golpe. Burns pidió a los
líderes militares de Egipto que se abstengan de “efectuar arrestos con
motivaciones políticas”.
Sin
embargo, en un signo de que Egipto está lejos de recobrar la
normalidad, por la noche un grupo de islamistas intentó cortar el puente
6 de Octubre, una de las principales arterias de El Cairo. Hubo
enfrentamientos entre la policía y los manifestantes, que emplearon
bombas
incendiarias y rocas. Los agentes trataron de dispersarlos con gas
lacrimógeno. Al menos cinco personas resultaron heridas durante los
choques. Los Hermanos Musulmanes abandonaron su refugio en Ciudad Nasser
y marcharon en diversos puntos de la ciudad. "Esta nación nunca va a
tolerar que se imponga un golpe de Estado", dijo el portavoz de la
hermandad, Gehad el Haddad.
La
Casa Blanca ha evitado referirse a la deposición de Mohamed Morsi,
primer presidente elegido por las urnas en Egipto, como un golpe de
Estado, ya que si lo hiciera debería suspender las ayudas militares que
envía cada año a este país, que ascienden a 1.300 millones de dólares.
La portavoz de departamento de Estado, Jen Psaki, matizó el miércoles que
EE UU no considera
que el gobierno de Morsi fuera plenamente democrático. “La democracia
no es sólo un asunto de ganar los votos en las urnas”, añadió.
A
los Hermanos Musulmanes declaraciones como esa les parecen una traición
a los valores democráticos que EE UU dice defender. “Tras el aborto del
primer gobierno democrático de Egipto tenemos un gobierno apoyado por
las organizaciones militares. Y Estados Unidos se ha puesto de su
parte”, según Mohamed Beltagy, secretario general del partido Libertad y
Justicia, brazo político de la hermandad, contra quien se ha emitido
una de las órdenes de arresto. “Es sorprendente cómo se niega a
reconocer la legitimidad de un gobierno democrático. Parece que
cualquier precio es válido para echar a los islamistas del poder, por
democráticos que sean”.
Aun así, los activistas que
convocaron y participaron en las multitudinarias manifestaciones contra
Morsi previas al golpe critican con igual dureza a Washington. En sus
concentraciones se ven carteles con la faz del presidente norteamericano
tachada. “Obama apoya a los terroristas”, se lee en ellas. Les irritó
sobremanera que su embajadora en El Cairo, Anne Patterson, dijera en
público antes del golpe que lo mejor para Egipto en aquel momento eran
la continuidad y estabilidad políticas, requisito para enmendar su
maltrecha economía. Diversos líderes de la hermandad han dicho además
que Patterson les alertó hace semanas de la posibilidad de un golpe
militar.
“Patterson sabía que se iba a producir el
golpe, y trató de impedirlo, sin éxito”, explica Khaled Fahmy,
historiador en la universidad Americana de El Cairo. “El Ejército
egipcio hizo una apuesta y la ganó. Los militares apostaron a que eran
más fiable a ojos de EE UU que los Hermanos Musulmanes. A día de hoy, EE
UU no ha recortado su ayuda militar a Egipto, ni ha aprobado ningún
tipo de sanciones, lo que significa que el Ejército de Egipto hizo bien
sus cálculos y ganó”.
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