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martes, 16 de julio de 2013

Mundo Árabe y Egipto

RESUMEN LATINOAMERICANO
y del Tercer Mundo
Diarios de Urgencia

SUPLEMENTO MUNDO ARABE y el ISLAM


Director: CARLOS AZNAREZ

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LA CONTRAINFORMACIÓN AL DÍA


Información, opinión y denuncia de Latinoamérica y el Tercer Mundo

16 de julio 2013

EGIPTO

DOS CUADROS DE SITUACIÓN
PARA PROFUNDIZAR EL DEBATE
(escriben Thierry Meyssan y Txente Rekondo)

Egipto: ¿apoya usted un golpe militar?
por Thierry Meyssan
Thierry Meyssan responde a un grupo de lectores sorprendidos por su análisis sobre el golpe de Estado militar en Egipto. Para este analista francés, el golpe no puso fin a la democracia sino a la confiscación del poder por una secta de golpistas, la Hermandad Musulmana. Y por lo tanto es una acción legítima, respaldada incluso por todos los demás partidos políticos y los jefes religiosos antes de que fuese celebrada en las calles. El problema no reside en la intervención del ejército sino en su capacidad futura para seguir la hoja de ruta hacia la democracia que negoció previamente con los líderes políticos y religiosos.
Red Voltaire | 8 de julio de 2013

 
La publicación, ayer en la prensa escrita y hoy [lunes 8 de julio] en nuestro sitio de internet, de mi crónica de política internacional sobre la crisis egipcia [1] dejó a algunos de mis lectores con ganas de saber más. Algunos me han escrito preguntándome: «¿Cómo puede usted apoyar un golpe de Estado militar contra un presidente democráticamente electo?»
Pero, ¿dónde han visto que este presidente constitucional fue «democráticamente electo» ni que se haya comportado de «manera democrática»?
La elección presidencial realizada en Egipto los días 17 y 18 de junio de 2012 se caracterizó por un nivel record de abstención que se elevó al 65% de los electores registrados, teniendo en cuenta que los 2 millones de egipcios que se hallan en las filas del ejército no tienen derecho al voto. Eso quiere decir que Mohamed Morsi obtuvo menos de 12 millones de votos, cuando la población egipcia en edad de votar se eleva a 70 millones de personas (incluyendo a los militares), o sea un 17% de los egipcios adultos. Luego de 80 años de intentonas golpistas y de actos de terrorismo perpetrados –en Egipto y en otros países– por la Hermandad Musulmana , era la primera vez que un miembro de esa secta llegaba legalmente al poder.
Cierto es que la Constitución no establece un mínimo de participación que determine la validez de la elección, lo cual explica el hecho que esa consulta no haya sido cuestionada de inmediato. Pero no es menos cierto que para ser «democrático» el presidente tiene que mostrar mucho más talento para consultar y unir a la ciudadanía. El hecho es que tenía que haber convencido a sus conciudadanos de era el presidente de todos los egipcios y no el presidente de los 12 millones que votaron por él.
Pero lo que sucedió fue exactamente lo contrario. Mohamed Morsi, simple correa de transmisión de la Hermandad Musulmana , se apresuró a introducir miembros de la cofradía en todos los sectores de la administración, llegando incluso a nombrar gobernador de Luxor al jefe del comando que masacró allí a más de 60 personas en 1997. Y emprendió también una oleada de privatizaciones que incluía la venta del Canal de Suez, símbolo de la independencia nacional desde la victoria de Gamal Abdel Nasser sobre la coalición imperialista franco-anglo-israelí. Ante la oposición de la ciudadanía, el presidente Morsi toleró el desarrollo de un ficticio movimiento de independencia del Canal, movimiento enteramente financiado por Qatar, que era precisamente el «candidato con más posibilidades» para la compra del Canal.

En vez de buscar un compromiso con el ejército –que trataba de no caer bajo el control de los civiles– y con el Pueblo –que ya había boicoteado su elección–, el presidente Morsi se presentó como el representante de una secta al servicio de intereses extranjeros. En primer lugar, por supuesto, de los intereses de Qatar –que desembolsó en un solo año 8 000 millones de dólares para socorrerlo. Venían después los intereses de Turquía –que le garantizó la comunicación política. Y no podían faltar los intereses de los anglosajones, o sea los intereses de Estados Unidos, del Reino Unido y de Israel.
Si el Pueblo reaccionó ante el carácter sectario y antinacional de la Hermandad Musulmana , el ejército se pronunció por su parte sobre las consecuencias de esa política en el plano militar. Desde el 15 de junio de 2013, la Hermandad Musulmana había modificado su discurso para calificar de «infieles» tanto a los partidarios de Bachar al-Assad como a los egipcios chiitas o cristianos, o sea cerca del 15% de la población. Con esa actitud, la Hermandad Musulmana estaba llevando el país hacia la guerra civil.
En una conferencia de prensa organizada ese mismo día, el presidente Mohamed Morsi, cuyo cargo no le confería autoridad alguna sobre las fuerzas armadas, llamó a estas a emprender la «Yihad» contra «los infieles de Damasco».
Es importante recordar que Egipto y Siria se unieron, desde 1958 y hasta 1961, en un Estado único, la República Árabe Unida. Aunque ese intento de unión duró sólo 3 años, los lazos entre Egipto y Siria siguen siendo particularmente estrechos.
De inmediato, al día siguiente de ese llamado, el jefe del Estado Mayor Interarmas, general Abdel Fatah al-Sissi, opone a Morsi una rotunda negativa, recordándole que la función de las fuerzas armadas no es irse a librar una «guerra santa» en otros países musulmanes sino garantizar la defensa del país dentro de sus propias fronteras.
A partir de ese momento, el ejército permitió el desarrollo del movimiento Tamarod («La rebelión»), que en unos pocos días reunió 15 millones de firmas contra el presidente Morsi y preparó la destitución del presidente.
La proposición presidencial de entrar en guerra contra Siria debe ser interpretada como un intento de rellenar la brecha turca, ya que Ankara se ha retirado parcialmente del conflicto desde principios de mayo. La Hermandad Musulmana decidió entonces que el Hermano Morsi debía relevar al Hermano Erdogan.
Cuando las manifestaciones contra Morsi alcanzaron un punto crítico, muy superior al número de votos que Morsi había obtenido en las elecciones ya que se habla de 17 millones de manifestantes, se produjo la intervención del ejército para destituir al presidente. El general al-Sissi se entrevistó primero con el secretario de Defensa estadounidense, para asegurarse de que Estados Unidos no trataría de hacer algo para respaldar al presidente –no hay que olvidar que Morsi tiene la ciudadanía estadounidense, además de ser un agente del Pentágono (incluso dispone de una autorización de acceso a información militar clasificada).
El general al-Sissi parece haber recibido garantías de que la iniciativa anti-siria del presidente era cosa de la Hermandad Musulmana y no de Washington. Por prudencia, esperó hasta las 22 horas del 3 de julio (hora del Cairo) para anunciar la decisión del ejército. ¿Por qué? Porque a esa hora ya estaban cerradas las oficinas en Washington y el 4 de julio es el día [feriado] de la fiesta nacional estadounidense. El general al-Sissi hizo el anuncio ante las cámaras de televisión, rodeado de los principales líderes civiles y religiosos del país, exceptuando a los de la Hermandad Musulmana.
Quiero señalar con ello que no había otra manera de solucionar la crisis egipcia que no fuese la intervención del ejército, lo cual explica el hecho que 33  millones de egipcios se hayan lanzado a las calles para festejar el golpe de Estado. La disyuntiva no era entre una democracia y un golpe de Estado sino entre un golpe de Estado y la guerra civil.
Es en mi opinión deplorable que el ejército egipcio haya aceptado una paz separada con Israel a expensas del Pueblo palestino. No apoyo su golpe de Estado porque ese ejército se haya negado a sumarse a la guerra contra Siria sino porque está tratando de preservar la unidad de su propio país y su paz civil. Mi reacción es resultado de mi experiencia: yo he visto los crímenes perpetrados por la Hermandad Musulmana en Libia y en Siria.


Después de todo, el objetivo de este golpe no ha sido poner al ejército en el poder sino impedir la confiscación del poder por una secta de golpistas. Los jefes de los partidos políticos, el rector de la universidad Al-Azhar y el papa copto, reunidos todos alrededor del jefe del Estado Mayor militar en el momento del anuncio, habían aceptado previamente una «Hoja de ruta» común en la que se precisa el tipo de régimen a implementar y las etapas a seguir para lograrlo. Se trata de un acto más que lógico para un país donde todos los jefes de Estado, con excepción del propio Morsi, han sido militares… durante los últimos 4 000 años.
Todos se pusieron de acuerdo para reactivar, cuando se elimine la amenaza de guerra civil, el experimento democrático que la Hermandad Musulmana había interrumpido.
Y ese es, en efecto, el primer deber de un gobierno, ya sea civil o militar: evitar la guerra civil en vez de provocarla. Es por eso que el ejército organizó el arresto de 300 de los principales responsables de la Hermandad Musulmana , con excepción de su líder supremo.
Y después bloqueó las salidas de los túneles que conectan Egipto y Gaza. El objetivo es impedir que los combatientes del Hamas –que se han unido a la estrategia de la Hermandad Musulmana , movidos a ello por Khaled Mechaal y por el dinero de Qatar, y que están luchando en Siria bajo la dirección del Mossad y contra otros palestinos– vengan a socorrer a sus Hermanos egipcios. Pero el cierre de los túneles, además de mantener el Hamas a raya, también acentúa el sufrimiento del Pueblo palestino.
Por otro lado, el Consejo Militar designó e instaló un presidente civil interino, Adly Mansur, el francófilo presidente del Consejo Constitucional. De esa manera, bajo la presión de los acontecimientos, el ejército violó el orden constitucional poniendo el poder en manos de quien tenía la responsabilidad de garantizar ese mismo orden constitucional.
Al tratar de enfrentar lo urgente de la situación, el Consejo Militar creyó que podía designar como primer ministro a Mohamed ElBaradei, un hombre que dispone de la confianza de Washington. Así esperaba garantizar la continuación de las subvenciones estadounidenses, de 1 390 millones de dólares al año. Ante la oposición de los salafistas del partido Al-Nour, el ejército –fiel a la «Hoja de ruta»– suspendió esa nominación, mientras se procede a una nueva negociación.
El futuro dirá si el Consejo Militar es capaz de mantener la unidad nacional ante el peligro que constituye la Hermandad Musulmana. O si, impulsado por el estruendo de las armas, acaba imponiendo una nueva dictadura.

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Egipto refuerza su contingente en Sinaí con el consentimiento de Israel
Rebanadas de Realidad - RIA-Novosti, Tel Aviv, 16/07/13.- El ministro de Defensa de Israel, Moshe Yalón, autorizó a Egipto a desplegar dos batallones de infantería en la península de Sinaí donde en las últimas semanas se registra un aumento de ataques islamistas, comunicó la radio militar oficial israelí Galei Tzahal.
Egipto destinará un batallón a la localidad turística de Sharm el-Sheikh, en el sur de la península, y el otro, a las cercanías de la ciudad de El Arish, en el norte.
“Los altos funcionarios israelíes estiman que estos actos no perjudicarán el tratado de paz entre los dos países. La parte egipcia comparte esta opinión. Además, la situación actual en Sinaí podría provocar un ataque a Israel por parte de organizaciones terroristas que actúan en la península”, dice el comunicado radio que señala que la operación de las fuerzas egipcias se realiza en colaboración con el Estado judío.
Previamente, las autoridades israelíes consintieron el despliegue en la península de blindados, helicópteros y fuerzas especiales.
La presencia de las fuerzas egipcias en la península desmilitarizada de Sinaí por la que pasa la frontera de Egipto con Israel y la Franja de Gaza quedó restringida por el Tratado de Paz de Camp David de 1979. El despliegue de tropas adicionales debe acordarse con las autoridades israelíes.
La tensión en la península de Sinaí se incrementó a principios del mes cuando el Ejército egipcio depuso el presidente islamista Mohamed Mursi. Los enfrentamientos sangrientos en El Cairo provocaron en Sinaí ataques terroristas a las fuerzas del orden.


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APUNTES Y PINCELADAS SOBRE EGIPTO

por Txente Rekondo.- Analista Internacional


Los recientes acontecimientos en Egipto, y el futuro que el desarrollo de los mismos pueda deparar en aquél país, en la región y en el mundo, son objeto de numerosos análisis y debates. En torno a ello se añaden estas pinceladas y estos breves apuntes.

La situación en Egipto era la suma, entre otras cosas, de una crisis social, una bancarrota económica y una enorme inestabilidad política. Por un lado, los conflictos sociales permanentes, una nueva ola de movimientos de protesta, un estado ingobernable, y una crisis económica estructural, unido todo ello a una alianza de todas las fuerzas excepto los Hermanos Musulmanes.

Y por otro lado, encontramos los errores estratégicos y de cálculo de Morsi y su partido político, sobre todo de cara al poder que todavía conservan los sectores del llamado antiguo régimen; la incapacidad del hasta ahora presidente por hacer frente a los retos y las situaciones citadas anteriormente; y las consecuencias de la grave situación económica (el rechazo a las condiciones del FMI).

Curiosas teorías están apareciendo en las últimas semanas. Cada vez son más las voces interesadas en justificar la actuación militar en Egipto que evitan presentar la situación como un golpe de estado por parte de los militares. Unido a ello encontramos esos análisis que apuntan que la democracia no son sólo las elecciones, y que por ello se puede justificar y aplaudir este tipo de actuaciones, e incluso hay quien no vería con malos ojos una repetición similar en otros lugares (Túnez, Turquía…incluso Venezuela).

Al hilo de ese tipo de actuaciones, consciente o no, se manda un claro mensaje a otros actores que miran con regocijo la situación. Y no son otros que los movimientos jihadistas transnacionales que una y otra vez han señalado la imposibilidad de que el islamismo político acceda al gobierno por las urnas, y que este tipo de actuaciones parece reforzar sus tesis.

En este contexto vuelve a parecer además una figura institucional cada vez más utilizada por todo el mundo, los llamados gobiernos “tecnócratas”. La fórmula ideal para instalar en el mismo a figuras que de otra forma no cuentan con el respaldo en las urnas (Grecia e Italia son casos cercanos, e incluso el propio ElBaradei en Egipto).

El escenario local de Egipto nos retrata a la mayor parte de los protagonistas. La extraña alianza que se ha formado estas semanas no ha tardado en agrietarse. El único nexo de unión posible era “todos contra Morsi y los Hermanos Musulmanes”, y de esa forma encontramos en torno a la misma pancarta a los máximos representantes de la minoría copta y al seikh de al-Azar, a las fuerzas opositoras “laicas y liberales” y a buena parte de los salafistas, a movimientos como Tamarrod y a los “falul”, y sobre todo a los pilares del régimen de Mubarak, policía, judicatura, militares y élites empresariales.


En este maremágnum de siglas e intereses, tan contradictorios y opuestos en el fondo, los verdaderos vencedores han sido los salafistas y los partidarios del antiguo régimen. Los primeros con sus maniobras y sus alianzas (tanto con sectores militares como con Arabia Saudí, sobre todo) saben que esta situación juega en su favor, ya que buena parte de sus expectativas para ganar más apoyos (era la segunda fuerza parlamentaria) pueden provenir de los sectores que en su día apoyaron a los Hermanos Musulmanes. Y los segundos porque pueden volver a controlar las riendas del país, sin un desgaste manifiesto, y situando en los puestos claves a figuras proclives a sus intereses.

Y sobre todo el ejército, ese actor que ha dirigido y dirige el país durante décadas, y que ha ido tejiendo en todos estos años una red de intereses económicos, políticos y sociales, que siempre estará dispuesto a defender a cualquier costa.

Los perdedores de esta historia son las fuerzas agrupadas en torno al movimiento Tamarrod y los Hermanos Musulmanes. El movimiento popular que se ha ido generando ha carecido de estructura y experiencia y ha acabado cayendo en una especie de trampa de manera inconsciente. De lo contrario, si lo ha hecho de forma consciente, sería preocupante pensar que esos aplausos al ejército golpista vayan acompañados de la amnesia que supone olvidar las muertes, detenciones, desapariciones, torturas, test de virginidad que han protagonizado esos militares. O del papel que en los últimos años ha desempeñado la policía egipcia, brutal y corrupta donde las haya; e incluso que hayan pasado por alto las políticas liberalizadoras-privatizadoras de los sectores económicos que se sustentaron en el  régimen de Mubarak.

Por su parte, la derrota de los Hermanos Musulmanes abre toso un abanico de dudas sobre el futuro de esa formación. Probablemente, el carácter pragmático de las últimas décadas así lo sugiere, buscarán una reforzamiento de sus fuerzas y apoyos (usando los métodos del pasado a través de sus redes sociales y asistenciales), acompañado de un cierto victimismo (en ocasiones real, detenciones y muertes de sus seguidores) y una posición de fuerza inicial, tal vez para reentrar en el panorama institucional de nuevo en una situación más favorable.

El panorama internacional también tiene su peso en esta coyuntura. La triple alianza que forman EEUU, Israel y Arabia Saudí puede salir reforzada de la crisis actual. Desde Washington no se ha sabido, o no se ha podido, manejar la situación desde el principio y su postura ha generado aún más rechazo entre la población local, mientras que en Tel Aviv miran con cautela el desarrollo de todo esto, conscientes de que “necesitan” un gobierno colaborador en Egipto pero temerosos de que su apoyo público al golpe genere reacciones contrarias a sus intereses.

Y la que mejor sale parada es la monarquía de los al Saud, que cortocircuita el acercamiento de Egipto e Irán; cierra la puerta a la experiencia “contagiosa” de los Hermanos Musulmanes, y sobre todo puede recuperar su centralidad en la región.

Los que pero parados salen de toda esta situación son Turquía y Qatar. Desde Ankara se ha rechazado el golpe y se ve con preocupación la posibilidad de una repetición, muy remota todavía, de la misma jugada en su país. Por su parte, Qatar ha visto debilitada su tendencia ascendente en la región en detrimento de sus vecinos saudíes.

Irán, si bien ha podido debilitarse en esta nueva coyuntura también puede aprovecharla en beneficio propio. Sobre todo en Siria (el apoyo de Morsi a los rebeldes jihadistas no cayó bien en Teherán), tal vez recupere también su relación con Hamas (el movimiento palestino puede ser una vez más la víctima colateral), y el fracaso de Qatar junto al rechazo hacia la política cada vez más evidente de doble rasero de EEUU juegan a su favor.


Distorsiones, mitos e hipocresía sobrevuelan el actual panorama egipcio. Durante estas semanas se ha puesto en marcha una campaña de acoso uy derribo contra Morsi, apoyada en buena mediada en sus propios errores, pero acompañada en todo momento de una serie de distorsiones interesadas. Difícilmente se han podido recolectar 22 millones de firmas contra su mandato (fueron 25 millones los que participaron en las ultimas elecciones presidenciales), la campaña mediática de los medios privados (en manos de sectores pro Mubarak) ha presentado a Morsi como una figura en manos de potencias extranjeras.

Y en este contexto tampoco han faltado los mitos que se repiten sin cesar en torno a las protestas de 2011 y la caída de Mubarak. Como apunta un analista local, Mubarak no fue derrocado por las protestas, fueron los militares los que le depusieron (descontentos con las ansias sucesorias del dictador), ni tampoco fue una revolución, “tal vez un primer paso en esa dirección, pero la intervención del ejército desactivó dicha potencialidad”, y tampoco supuso una victoria para los manifestantes de Tahir, más allá de la plaza existía otra realidad que en las urnas se demostró superior.

La hipocresía de algunos protagonistas es por último otra característica de la situación vivida. Los que acusaban a Morsi y los HM de atacar la libertad de expresión aplauden el cierre de medios y la detención de periodistas; los supuestos defensores de la vía electoral apoyan el golpe militar; los que clamaban contra el FMI y EEUU nombran como portavoz a ElBaradei.

Como apuntaba un antiguo preso político durante el régimen de Mubarak “esos sectore son conscientes que no pueden  ganar una elección abierta (presidenciales, parlamentarias o de otro tipo), y se suben en el gobierno de la parte posterior de los tanques llamado por las manifestaciones populares, y se han unido en una plataforma en la que ni ellos mismo creen, pero están dispuestos a aprovecharse de ella”.

Mientras se suceden las teorías y las apuestas sobre la posibilidad de una guerra civil o sobre supuestos paralelismos en otros lugares, los problemas políticos, sociales y económicos en Egipto persisten o se agravan…y casi nadie quiere hablar del eslogan inicial, “pan, libertad y justicia social”.


EGIPTO

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Ramadán de incertidumbres divididas en Egipto

El ramadán, que comenzó oficialmente el martes por la noche, llega en plena campaña de redadas y represión contra los Hermanos Musulmanes, que a su vez claman por una Intifada hasta la vuelta del presidente Mohamed Morsi.
Andoni LUBAKI Periodista
«No nos detendremos ante nada ni nadie. Queremos que se reestablezca la democracia, que tanto nos costó conseguir», afirma Taha, funcionario de Correos y seguidor de los Hermanos Musulmanes. Desde que el Gobierno golpista ordenará la detención de la cúpula de la Cofradía, los comentarios en las concentraciones de protesta se han radicalizado. «Nos están legitimando para coger las armas. Hasta ahora hemos sido solo nosotros los que hemos sufrido las balas, pero como esto siga así, sin democracia y sin libertad, tendremos que tomar la delantera», advierte Amr, joven estudiante de Corán. La tertulia se acalora por momentos. «No podemos recurrir a la violencia, ellos tienen más armas Nos verían mal en el resto del mundo. Nuestra fuerza está en que tenemos razón», le replica un hombre de avanzada edad. «Ya hemos sufrido suficiente violen- cia, no podemos volver a recurrir a ella», añade el hombre, ataviado con un gorro tradicional egipcio.
Incapacidad
Hazem al-Beblaui, antiguo ministro con Hosni Mubarak, es el encargado de formar Gobierno. Advierte de que no tendrá en cuenta la afiliación ideológica o religiosa a la hora de crear el Ejecutivo que dirigirá al país hasta el referéndum constitucional. El tecnócrata cairota, que ha sido aplaudido por afines al golpe de Estado, no es del agrado de los seguidores de Morsi. «Primero nos echan del Gobierno, detienen a nuestros líderes y encima quieren que aceptemos a un antiguo colaborador del Gobierno de Mubarak, quien empleó mano dura con nosotros», afirma Islaam, activista pro-Morsi que se pasea vestido con una camiseta con las fotografías de algunas de las 50 víctimas del pasado lunes. «Quieren que volvamos a la época de Mubarak, dictadura y más dictadura. Se olvidan de la opinión de los egipcios. Yo lo tengo claro. La anterior situación favorecía a EEUU y Europa. Con Morsi las cosas se les torcieron y ahora quieren volver a tener el control poniendo a alguien afín a sus intereses. Un Mubarak con otro nombre», añade Islaam.
El Partido Libertad y Justicia (PLJ), brazo político de los Hermanos Musulmanes, declaró que en ningún momento piensa negociar el poder. Con ello se arriesga a que su peso político en el futuro Gobierno se desvanezca. «Si os fijáis, en Argelia pasó algo parecido, ganó el FIS, los salafistas, y los militares dieron un golpe de Estado. No podemos decir que ese Gobierno sea democrático. ¿Tienen libertad los argelinos? Eso les tendrás que preguntar a ellos. Yo no quiero un país como Argelia en Egipto. Deberíamos de tener en cuenta a los seguidores de Morsi, ya que son muchos. Sin ellos, no habrá paz en este país» explica Hosni, joven activista que acampó en Tahrir para derrocar a Mubarak.
De vuelta a casa, el taxista que me acompaña es tajante: «Si tienen que matar a los Hermanos Musulmanes, que lo hagan. Se que mi opinión puede resultar un poco violenta, pero no podemos pasar de una dictadura controlada desde EEUU a una controlada por imames barbudos. Tengo confianza en que este golpe de estado devuelva a Egipto una independencia que no teníamos desde la época de los faraones».
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IRAQ

La UNESCO condena el asesinato del catedrático Ahmed Shaker en Bagdad

Traducido para IraqSolidaridad y Tribunal BRussells por Paloma Valverde
Louise Haxthausen, directora de la Delegación de la UNESCO en Iraq, ha condenado el asesinato del Dr. Ahmen Shaker, catedrático de la Universidad de Bagdad, y urgió a las autoridades a investigar estos crímenes. [1]
“[…] La UNESCO condena este terrible delito y quiere dar sus más sentido pésame a la familia y a los amigos del Dr. Shaker, así como a sus colegas y alumnos de la universidad de Bagdad”, declaró la señora Haxthausen. “[…] Hay que enviar un mensaje muy claro a los autores de estos crímenes, de que sus actos no quedarán impunes, porque estos delitos afectan a la sociedad iraquí en su conjunto y destruyen el capital humano. Los profesores delinean cómo será nuestro futuro; son los verdaderos defensores de la paz duradera y del desarrollo sostenible en Iraq”, añade la Sra. Haxthausen.
Según los informes de seguridad, el Dr. Ahmed Shaki, especialista en enfermedades cardiovasculares y catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bagdad, fue asesinado cuando la bomba colocada en su coche estalló en Zaafaraniya, al sur de Bagdad, el pasado 1 de julio de 2013.
Los actos de violencia cometidos contra los académicos y científicos en Iraq son la causa principal de la fuga de cerebros. Muchos académicos muy cualificados huyen a otros países en busca de seguridad. La UNESCO, junto con el gobierno iraquí y las organizaciones hermanas de Naciones Unidas, responden a estos retos mediante proyectos que se centran en ayudar a Iraq para que restaure su capital humano y se mejore el entorno educativo del país [2].
Notas de IraqSolidaridad
1.Ciento cincuenta empleados del ministerio de Educación fueron secuestrados en el mismo Ministerio por personas que llevaban uniformes de la policía y del ejército iraquí, y que conducían coches del gobierno. Véase Dirk Adriaensens, “2003-2013: Resistencia iraquí, guerra sucia estadounidense y lo que queda de Oriente Próximo. Segunda parte”, IraqSolidaridad, 12 de abril de 2013.
2.- La UNESCO ha abandonado deliberadamente a los académicos durante los 10 años que se llevan perpetrando asesinatos de docentes; ha abandonado a los académicos iraquíes cuando accede a limpiar la imagen del gobierno iraquí participando en proyectos conjuntos; un gobierno que después de 10 años de crímenes no ha iniciado ni una sola investigación por los asesinatos de académicos; la UNESCO no cumple con sus deberes cuando trabaja con un gobierno infiltrado de milicias; un gobierno que permite y avala la expedición de títulos universitarios falsos; un gobierno que ni siquiera ha investigado el secuestro a plena luz del día de 150 personas del Ministerio de Educación.
 


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PALESTINA

Israel confirma que tiene a palestino desaparecido hace un mes


Un palestino de la Franja de Gaza que desapareció misteriosamente en Egipto el mes pasado está detenido en Israel por "delitos contra la seguridad", confirmó el miércoles, un tribunal israelí, un mes después que su familia denunció que fue secuestrado.


El tribunal levantó parcialmente el secreto de sumario sobre el caso e identificó al hombre como Wael Abu Reda, pero no dijo cómo fue detenido ni cómo acabó en Israel.
El hermano del hombre, Mansur, dijo que Abu Reda estaba en El Cairo el mes pasado tratando de obtener la nacionalidad egipcia y para un tratamiento médico a su hijo. Relató que el 20 de junio le dijo a su esposa que se iba a reunir con un conocido y regresaría a su apartamento alquilado al día siguiente. La mujer dice que no sabe nada de él desde entonces.
Dos días más tarde, Mansur dice que recibió una llamada telefónica de un funcionario israelí que dijo Abu Reda estaba detenido en una prisión israelí. Mansur insiste en que su hermano no estaba afiliado a ninguno de los grupos extremistas violentos en Gaza y que no sabe por qué fue detenido.
La esposa de Wael Abu Reda muestra una fotografía de él. Foto: REUTERS / Ibraheem Abu Mustafa
El caso recuerda a otro palestino de Gaza, Dirar Abu Sisi, que desapareció en un tren nocturno en Ucrania en 2011 y más tarde apareció en una prisión israelí. Los detalles de su captura y traslado son todavía poco claros e Israel confirmó un mes después de su desaparición que estaba detenido.
Fuente: Terra Colombia
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