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sábado, 7 de diciembre de 2013

Tratamientos contemporáneos para el enfermo mental en las épocas de Al-Andalus 

En un principio, cuando la medicina dominante era la monástica, se conoce que el trato a los enfermos mentales, siempre que no fueran peligrosos, se les mantenía a través de la caridad pública

07/12/2013 - Autor: David Garriga Guitart - Fuente: Del Bimaristán al Hospital Psiquiátrico
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Hospital islámico
Hospital islámico
De las primeras épocas de Al Ándalus pocos son los textos que existen sobre cómo era el trato al enfermo y en concreto al enfermo mental. Pero a través de otras ciencias de la época, las cuales registraban los hechos que ocurrían en la sociedad, podemos hacernos una idea de cómo era ese trato. Me refiero a los textos sociales y jurídicos de la sociedad en Al Ándalus.
En un principio, cuando la medicina dominante era la monástica, se conoce que el trato a los enfermos mentales, siempre que no fueran peligrosos, se les aprovisionaba y mantenía a través de la caridad pública. Todo lo contrario si el enfermo mostraba conductas violentas contra él o contra los demás de forma agresiva, entonces se le encerraba en prisiones o jaulas para evitar cualquier daño posible.
Como hemos comentado en artículos anteriores, el enfermo mental siempre fue respetado por el islam. Desde el saber poético hasta hacerlo depositario de palabras divinas y dejándolo vivir su enfermedad en sociedad, vagando por las calles de las poblaciones formando parte de la indigencia, a no ser, que su trastorno les permitiera poder realizar algún tipo de faena. 
En caso contrario, si la persona no podía trabajar por culpa de su enfermedad, la sociedad musulmana cubría a estos pacientes con una serie de recursos que les permitía subsistir y poder tener un mínimo de calidad de vida. Para ello, y como recoge Francisco Franco Sánchez en su estudio, existía lo que se llamaba “bienes habices” (hubs, waqf). Estas eran rentas generadas por tierras, tiendas o negocios, y que los musulmanes concedían con una finalidad piadosa a personas incapacitadas, principalmente leprosos, pero también enfermos mentales los cuales su patología no les permitía trabajar. Estas aportaciones benéficas eran gestionadas por la Mezquita de la localidad. Se conoce que estos enfermos y por influencia seguramente del cristianismo, se les cortaba el pelo al mínimo  y así poder distinguirlos en lo posible y con la creencia que con ello, se les quitaba la fuerza:
“Era costumbre medieval rapar la cabeza a los locos, buscando con ello quizás menguar su vitalidad, pues creíanse en la España cristiana que la fuerza física y espiritual del hombre residía en sus cabellos. Por eso se cortaba también a criminales y a las brujas”.
i. Internamiento hospital psiquiátrico
En el momento en que un enfermo mental podía crear problemas para los demás ciudadanos o llegar a ser un peligro para ellos mismos, en una primera época, eran encerrados en la cárcel. Más adelante, y una vez se crearon los hospitales, se les reservaba una parte del maristán para su ingreso y su tratamiento. A diferente que en oriente, estas instituciones a partir del siglo XIV acabarían siendo lugares exclusivamente para enfermos mentales.
ii. Tratamiento (médico o alternativo)

La Higiene
La higiene fue un tema importante para los estudiosos de la época, principalmente en los escritos de Albucasis  en donde se remarcaba el interés por la higiene personal, no sólo entonces, sino hoy en día siguen despertando curiosidad sobre los preceptos de la higiene que describía el médico cordobés.
En parte, el secreto de la buena salud de la que gozaba el ciudadano árabe, venía muy condicionada por dos de sus cinco Pilares del islam. Por un lado, la higiene, de obligatoriedad a la hora de cumplir con sus abluciones antes de cada oración del día. Por otro lado, la limosna, de obligación coránica y que hizo que la medicina y el dinero llegara más a los necesitados. (El médico tenía que ser caritativo con quien no podía pagar sus servicios).
Se daba mucha importancia a la higiene , otorgándole una eficacia de medicina preventiva y dando a los baños públicos (hammams), todo el valor que merecen. Sólo en Córdoba se contaban más de 900 casas de baño, imponiendo dicho aseo corporal como precepto, incluido en los ritos islámicos y cuya importancia en la salud huelga comentar.
Ibn Jaldún (1332-1406), nos hace referencia a la importancia de éste hábito:
“Para que una ciudad esté preservada contra las influencias deletéreas de la atmósfera, es necesario levantarla en un lugar donde el aire es puro y no propenso a las enfermedades. Si el aire es inmóvil y de mala calidad, o sí la ciudad está situada en las inmediaciones de aguas corrompidas, de exhalaciones fétidas o de pantanos insalubres, la infección de las cercanías se introducirá allí prontamente y propagará las enfermedades entre todos los seres vivientes que esa ciudad encierra” (Muqaddima, pág. 617).
Américo Castro reflejó en su libro referente a la higiene de las gentes musulmanas:

“Si poseyéramos un mapa de los pueblos con baño en la España medieval, tendríamos un dato importante para medir el área de la influencia musulmana. Pueblecitos de Castilla en donde muy pocos practicarán hoy el uso del baño en agua caliente, poseían baños públicos en el siglo XIII (…) Incluso un pueblo insignificante como Usagre (Badajoz), poseía su baño (…) En estos fueros suele mandarse que el dueño del baño provea a los bañistas de agua caliente, jabón y toallas... En 1567 tuvo lugar una solemne ceremonia y fueron derribados todos los baños que había en Granada. La gente olvidó la costumbre de lavarse en España lo mismo que en Europa”.
También hace referencia a los hábitos higiénicos de los musulmanes en la Córdoba andalusí, Philp Hitti escribiendo:
“ (…) tenía kilómetros de calles pavimentadas, con iluminación, para que la gente andase en la noche segura, mientras en Londres y París nadie que se aventurase en una noche lluviosa podría evitar hundirse en el barro, ¡y eso siete siglos después de que Córdoba estuviese pavimentada! Los hombres de Oxford mantenían por entonces que bañarse era una costumbre pagana, mientras los estudiantes de Córdoba se bañaban en lujosas termas públicas”.
Averroes describe en un texto sobre higiene personal como y cuando tiene que darse la persona la higiene:
Baño
El baño se debe tomar tras el ejercicio físico, antes de comer; por ello se acostumbra a hacer la comida, que conviene sea adecuada en cantidad y cualidad, a la hora del baño.
Regimina Sanitatis
Obras de higiene privada compuestas para el uso de las clases adineradas y dominantes. Las personas con tiempo y con dinero se procuraban medios para ocuparse de su cuidado personal y estado de bienestar, idóneo, en la época, para no enfermar. También se consideraba que la preservación de la salud de los Gobernante, era de interés común para toda la sociedad.
El agua se utilizaba a diario por parte de los fieles, se conoció en Al Ándalus durante la época califal tres tipos de sistemas de irrigación. La más sencilla era la recogida de agua de los ríos cercanos a través de una acequia (as saqiya), otro de los sistemas era sacar el agua del río a través de máquinas elevadoras que iban desde un simple cigüeñal hasta un mecanismo más complejo, parecido a una noria (naura), un tercer sistema era el realizado por ruedas elevadoras movidas a través de animales.
Relacionado con la importancia en el aseo corporal, fueron muy reveladoras las aportaciones de los médicos musulmanes españoles, cuando en el siglo XIV apareció la peste negra, una de las mayores epidemias de la humanidad. Se refutaron teorías de muchos teólogos de escasos conocimientos médicos, que consideraban que la peste era un castigo divino por otras más científicas referidas a una plaga originada por el contagio. Entre estas obras podemos destacar: “Información exacta acerca de la epidemia” de As Saquri, recogida en el Escorial con el nombre de “El buen consejo” o el libro de Ibn al Jatib, “El libro que satisface al que pregunta sobre la terrible enfermedad”.
Un hecho que reflejaba la importancia de la higiene para los musulmanes es que podían prescindir de una comida antes que de una pieza de jabón. Lo describe la frase del cronista Al Maqqari:
“ (…) de entre los seres vivos, son los más cuidadosos con la limpieza de sus vestidos. Algunos si no tenían para comer, se apretaban el cinturón, ayunaban, pero compraban jabón para lavar sus ropas. Nunca se presentarían con apariencia desagradable”.
La música
Esta terapia, utilizada en enfermos mentales por los musulmanes desde sus primeras épocas, no progresó después de Al Ándalus porque muchos de los textos árabes sobre música y enfermedades espirituales (enfermedad mental) no eran traducidas al latín.
Varias podían ser las razones, una de  ellas,  la tecnicidad de las referencias sobre la teoría de la música árabe , muy elaborada y complicada.  Otra podía ser la diferente clasificación de las enfermedades mentales y su tratamiento por parte de la medicina árabe con la cultura médica occidental. En la península Ibérica todavía no se disponía de hospitales especializados para estos tipos de enfermos, ni para su diagnóstico ni para su tratamiento.  Por estos motivos es posible que la musicoterapia fuera relegada fuera de la práctica médica durante la posterior época medieval.
La ergoterapia
En los hospitales de Al Ándalus se sabe que se utilizaba la ergoterapia. Un método curativo que a través del trabajo manual reeducaba a los enfermos o impedidos  para prepararlos para el alta. Se les ayudaba para que su reinserción en la sociedad fuera lo menos traumática posible.
Uno de los hospitales que recogió este tipo de terapia fue el Hospital de Zaragoza, reflejo de los bimaristanes andaluces.

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