DON GOYO INTENSIFICA SU ACTIVIDAD VOLCÁNICA
Hay que estar pendientes de que el
siguiente cuerpo de lava no se derrame por un costado: el experto Hugo Delgado
Laura Romero, 07 de abril de 2016
El Popocatépetl, don Goyo, registra un aumento de su actividad y desde 2013 no se veía una explosión
así, dijo Hugo Delgado Granados, jefe del Departamento de Vulcanología del
Instituto de Geofísica, al referirse a las recientes exhalaciones, acompañadas
de material incandescente.
Debemos estar atentos de que el siguiente
cuerpo de lava no rebase los límites de la boca y comience a derramarse por un
costado, lo que implicaría un cambio importante en la actividad.
El universitario precisó que es recurrente
la formación de domos de lava en el interior del cráter del volcán, que
eventualmente se destruyen para formar uno nuevo. En esta ocasión se deshizo y
se esperaría que vuelva a surgir otro.
“Sabemos, por las
fotografías de vuelos recientes del Centro Nacional de Prevención de Desastres
(Cenapred), que el cráter está prácticamente lleno de material, de escombros de lava. Por ello, no sería difícil que el
siguiente cuerpo que surja, si es suficientemente grande, se derrame.”
En 2001 hubo una explosión más
impresionante, con flujos piroclásticos. Además, las que ocurren en el día no
son tan espectaculares porque hay una fuente de luz más intensa: el Sol. La del
3 de abril pasado tuvo un gran resplandor.
Erupción continua
En cuanto a la exhalación ocurrida,
mencionó que forma parte de una erupción que es continua desde diciembre de
1994. “Lo que sucede es que a veces disminuye la actividad eruptiva y en otras
se incrementa, como ahora”.
Eso depende de diferentes factores, como
problemas del gas para ser emitido en forma constante. Si por alguna razón los
conductos de salida de los gases que acompañan al magma se bloquean, éstos se
acumulan y aumenta la presión interna dentro del edificio volcánico.
Pareciera que también existe una relación
estacional; aunque no tiene nada que ver la actividad eruptiva con el estado
del tiempo, “hay partes que de alguna manera sí son controladas por el clima”.
Así sucede porque en época de lluvias hay
un mayor número de pequeñas explosiones generadas por el contacto del agua con
las rocas calientes; eso libera porciones de gas acumuladas al interior del
volcán. No obstante, en época de secas, cuando no hay esos eventos que ayudan a
tener relativamente limpio el sistema de conductos, las explosiones son más
grandes.
A reserva de analizar la información con
mayor detalle, al parecer lo que ha pasado en las últimas semanas es un ascenso
de una porción de magma, cuya magnitud se desconoce, subrayó el experto. Es lo
que puede concluirse al observar señales como la cantidad de gases y su fuerte
variabilidad, que va en aumento y de pronto disminuye drásticamente.
Tales fluctuaciones se relacionan con gas
que no puede salir en un momento, y al siguiente lo hace de manera notable,
mediante una liberación súbita de material.
Además, apuntó el vulcanólogo, ha habido
periodos de tremor –sismicidad– que indican movimiento de gas o de magma que
tratan de abrirse camino. Así ocurrió horas antes del evento eruptivo del
domingo pasado, donde se observó una onda expansiva significativa, resultado de
la liberación repentina de elementos.
Actividad del 3 de abril. Imagen: cortesía de Hugo
Granados.
Vigilancia
Por último, recordó que el volcán es
vigilado por personal del Cenapred, del Instituto de Geofísica y de otras
instituciones de la Universidad, que tiene una comunicación muy eficiente con
el Sistema Nacional de Protección Civil, por lo que la población debe seguir
las indicaciones que éste emita.
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