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lunes, 18 de abril de 2016
Por qué el Estado Islámico odia a los Hermanos Musulmanes
En
el último número de la revista "Dabiq", el ISIS ataca duramente a la
Hermandad, a la que califica de "cáncer". Ambas organizaciones
representan visiones muy diferentes del islam político
“En las últimas décadas, un cáncer devastador
ha emergido, ha mutado y se ha extendido, intentando ahogar a toda la
'Umma' [la comunidad de creyentes] en la apostasía”, comienza el
artículo. “Dondequiera que haya comunidades de musulmanes, ha intentado
hacerse cargo de sus asuntos e instilarles una religión diferente del islam, en nombre del propio islam”, indica.
Estas palabras tan duras abren el reportaje principal del último número de la revista “Dabiq”, la publicación oficial del Estado Islámico en inglés, aparecido hace unos días. Bajo el titular “La Hermandad Apóstata”,
realiza un crudo ataque hacia los Hermanos Musulmanes, la
célebre organización islamista creada por el egipcio Hassan Al Banna en
1928. Y aunque sorprende un poco que el ISIS dedique la pieza central de
su mayor herramienta de propaganda a atacar con semejante inquina a un grupo rival, aquel que piense que ambas organizaciones son aliadas naturales está en un profundo error.
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“A
pesar que desde el gobierno de Egipto y otros actores se ha querido
equiparar a los Hermanos Musulmanes con organizaciones yihadistas como
el Estado Islámico, la realidad es que ambas provienen de tradiciones de pensamiento y prácticas muy diferentes”,
explica el politólogo Gabriel Garroum, experto en el Estado Islámico.
“En la última edición de Dabiq, el ISIS busca atacar y desacreditar a la
Hermandad a través de tres argumentos, que son también tres de sus
grandes diferencias: el rechazo de la doctrina takfiri
[que declara 'infiel' a todo aquel que no acepte su versión radical del
islam], la aceptación del diálogo interconfesional, y la participación
en el proceso parlamentario, constitucional y democrático”, comenta.
Algunos ejemplos. “En lugar de llamar a la yihad contra aquellos partidos que se resisten por la fuerza a la adherencia a la obligación de la 'sharía',
como la prohibición del alcohol y la recogida de impuestos religiosos,
¡el Ikhwan [“la Hermandad”, en árabe] llama a los musulmanes a cometer
apostasía al elegir a individuos que les representen en parlamentos como
legisladores a pesar de Alá!”, afirma “Dabiq” en tono tremendista. En
otra parte del artículo afirma: “Los cristianos son sus hermanos en
'kufr' [idolatría]. No quieren oponerse a ninguna otra religión. Quieren
tratar a todos los 'kuffar' [infieles] en igualdad con los musulmanes.
Rechazan así la obligación de la yihad contra judíos y cristianos”, se
escandaliza la publicación. Es decir, el Estado Islámico denuncia de
forma virulenta aquellos elementos de moderación con los que los
Hermanos Musulmanes tratan de presentarse al público.“En
realidad la enemistad entre ISIS y los Hermanos Musulmanes no es nada
nueva, ya que prácticamente desde un primer momento aquel se ha mostrado
extremadamente crítica con este segundo grupo, sobre todo por dos
razones. La primera por participar en el juego político y aceptar presentarse a las elecciones, que el ISIS considera como una herejía
ya que contradicen la tradición política islámica y se considera que
forman parte de un instrumento ideado por las potencias 'cruzadas' para
someter y controlar el mundo islámico”, explica Ignacio Álvarez-Ossorio,
profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante y
coordinador de Oriente Medio y Magreb del OPEX de la Fundación
Alternativas.
“La segunda es porque el ISIS siempre ha reprochado a los Hermanos Musulmanes su pragmatismo y su tibieza a la hora de imponer la 'sharía'”,
indica Álvarez-Ossorio. “Mientras el ISIS considera que esta debería
imponerse por la fuerza de las armas, los Hermanos Musulmanes apuestan
por una estrategia gradualista basada en la predicación horizontal, lo
que choca frontalmente con el proyecto mesiánico y rigorista del ISIS”,
opina.
Forzar la fractura
Para Garroum, mediante estas críticas el Estado Islámico busca “ desacreditar a Al Qaeda y posicionarse como único grupo realmente islámico”,
y a la vez “aprovecharse de la polarización social y política en países
en los que los Hermanos Musulmanes, u organizaciones del mismo espectro
ideológico, como el Partido Justicia y Desarrollo [AKP] turco, tienen
mucha base social”.
“Los Hermanos Musulmanes siguen siendo mucho
más poderosos y cuentan con mucho más respaldo popular que el ISIS, un
grupo muy minoritario y con pocos respaldos en el mundo islámico. Éste
les reprocha también que no hayan aceptado el califato islámico que ha instaurado y que no hayan jurado lealtad a su máximo dirigente Abu Bakr al-Bagdadi”, sostiene Álvarez-Ossorio.
El desencuentro entre ambos grupos
está cobrándose un elevado coste en vidas en países como Siria o Libia
(donde milicias afines al 'Ikhwan' reciben además el respaldo de potencias como Turquía o Qatar).
Pero es en Egipto donde el enfrentamiento es más claro: tras el
sangriento golpe de estado que derrocó al Gobierno de Mohamed Morsi y la
consiguiente dictadura que lidera Albdelfatah Al Sisi, los Hermanos Musulmanes han recurrido de nuevo al terrorismo,
al que habían renunciado oficialmente en los años 70 (aunque algunos de
sus miembros acabaron en organizaciones armadas como la 'Gamaa
Islamiya' o la Yihad Islámica, que acabaría asesinando al Presidente Anwar El Sadat en 1981). Con su mensaje radical, el Estado Islámico probablemente busca forzar una ruptura semejante.
“El ISIS busca crear divisiones dentro de la Hermandad, especialmente entre la cúpula y los jóvenes, y presentarse como alternativa a la actual represión en el país para ganar adeptos. El ISIS, no olvidemos, tiene 'provincia' en Egipto (Wilayat Sinai)
desde noviembre de 2014 y ha intensificado sus ataques contra el
estado”, dice Garroum. “El aumento de su presencia en el país, junto con
la marginación del 'Ikhwan' y su permanente desacreditación -ya sea por
parte de Sisi o del ISIS-, puede generar que parte de su base más joven
abandone el espectro ideológico del islamismo moderado para sumarse a la yihad,
justamente lo que pasó en Siria durante finales de los 70 y principios
de los 80”, lo que acabó desembocando en la sangrienta insurrección de
Hama, reprimida a sangre y fuego por el régimen de Hafez Al Assad, padre
del actual Presidente sirio.
“De lo que no cabe duda es que existe una evidente fractura dentro del islam político”,
comenta Álvarez-Ossorio, “y el ISIS ha aprovechado el caos regional
para ganar posiciones y para tratar de arrebatar a los Hermanos
Musulmanes el monopolio del discurso islamista”.
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