Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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miércoles, 24 de junio de 2020

La silla lo exhibió tal cual es 

Foto: Cobertura 260
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Alguna vez un expresidente –he conversado con todos en mi carrera, desde De la Madrid a Peña Nieto–, me dijo que cuando te sientas en la silla se transparenta lo que eres. No se puede ocultar nada, ni defectos ni debilidades ni virtudes.
Hoy vemos en Palacio Nacional a un hombre que batalló como pocos por llegar a la Presidencia, y en menos de dos años nos mostró que no tiene nada en la mente y en su corazón habitan el rencor y el resentimiento.
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El país se va a descomponer más y a México le va a ir peor debido a esas carencias de nuestro Presidente, que sólo lucha por acumular poder para destruir y controlar.
No atina a nada constructivo, pues nadie da lo que no tiene.
Ante la destrucción del país, él y sus cercanos alientan la confrontación entre mexicanos.
Todos los días, sin faltar uno, nos hablan de peligros de golpes de Estado, de conspiraciones, inventan complots de empresarios, campañas desestabilizadoras, atacan a los medios de comunicación, amedrentan periodistas, señalan que hay médicos confabulados, papás de niños con cáncer que traen agenda política.
Cada mañana nos despertamos con un nuevo pleito de López Obrador. Y muchas, muchas mentiras.
Sus pleitos cuestan vidas humanas, empleos, delitos, crímenes, empresas cerradas, debilitamiento del Estado de derecho, falta de confianza para invertir.
¿Cómo es posible que desde la Presidencia de la República se atice la polarización y el encono entre mexicanos (en el que algunos, lamentablemente, caen), cuando su función es exactamente la contraria?
Es posible por las características de Andrés Manuel López Obrador: mucho enojo, y “el vacío del mundo en la oquedad de su cabeza”, para decirlo en palabras del poeta andaluz.
Lo anterior no es una ofensa personal, sino una rigurosa y desoladora descripción de quien lleva el mando del país.
¿No? A ver, que sus defensores nos digan cuál es el plan del Presidente para enfrentar la crisis económica.
No tiene. Si existiera algún proyecto económico del gobierno ya lo conoceríamos, pero sólo vemos destrucción.
El análisis de BBVA que registra hoy El Financiero indica que 600 mil empresas están paralizadas y sin ingresos, con incertidumbre de si van a poder operar nuevamente o no.
Ante ese enorme problema para el país, ¿qué hace el Presidente? Nada. Cero. Que quiebren, dijo al empezar la crisis y de ahí no se ha movido.
Si cada una de esas empresas tiene, o tenía, cinco trabajadores en promedio, significa que dos millones se quedaron sin sueldo y tal vez igual número de familias sin ingresos.
A ver, ¿y el Presidente humanista, progresista, en qué temas anda? En ninguno que dé respuesta al drama salarial. Lo suyo son los pleitos y no las soluciones.
Todos los analistas han cambiado sus previsiones de la caída del PIB para México, y se mueve desde -8.4 y -10 por ciento. ¿Alguna previsión para el golpazo? Nada. Cero.
Al Presidente le da lo mismo que la economía caiga a -3 o que caiga a -12. No le aflige que por cada punto se pierdan alrededor de 200 mil empleos formales.
¿Calumnio? ¿Sí le aflige? Entonces enseñen cuáles son las medidas contracíclicas. ¿Seguro de desempleo? ¿Salario solidario? ¿Ingreso básico universal? ¿Apoyo fiscal a las empresas?
No tiene nada que ofrecer. Pero espanta a la inversión extranjera, se ensaña contra las empresas y deja en el aire a los trabajadores cesantes.
Enrique Cárdenas publicó la semana anterior en estas páginas que según el EQUIDE de la Universidad Iberoamericana, a fin de año habrá 95 millones de pobres en México, siendo mujeres y niños los más afectados.
Estamos hablando de una crisis de hambre, con el drama humanitario, social y de seguridad que ello implica.
¿Algún plan de contingencia para evitarlo, o atenuarlo al menos? Nada, no hay absolutamente nada. ¿Primero los pobres?

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