Los falsificadores de cacao, la moneda de los aztecas
10-10-2017, 10:12:42 AM
El número de personas que falsificaban cacao llegó a ser tan grande que las autoridades tuvieron que implementar castigos como el encierro en jaulas de los infractores para su posterior ejecución pública.
Para las culturas prehispánicas maya y azteca el árbol de cacao cobraba un matiz sagrado pues con sus semillas preparaban xocolatl, bebida que según sus creencias les brindaba sabiduría.
La siembra y el consumo de este producto estaba reservado, sobre todo, para las clases dominantes.
Por eso no es extraño que ambas culturas usaran al cacao como moneda, pues si bien sus economías tenían como base el trueque, consideraban que la semilla contenía el suficiente valor para comprar bienes.
Sabemos lo anterior por las inscripciones plasmadas en el Códice Mendocino, elaborado por españoles aproximadamente en 1540.
Mientras que el Códice Florentino indica que era tal el valor del cacao en la economía que no faltaron los mayas y aztecas que, como ocurre hoy en día, intentaron falsificar esta moneda.
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Para lograrlo extraían el contenido de cada grano para luego rellenarlos de lodo o barro y revolverlo con las semillas originales.
El número de falsificadores de cacao fue tan grande que las autoridades establecieron que hacerlo sería considerado como un “delito de fraude contra la comunidad” e incluso establecieron una pena para los transgresores.
Ésta consistía en encerrarlos en jaulas mientras les realizaban un juicio sumario, hecho lo anterior eran con frecuencia sentenciados a la pena de muerte la cual se realizaba en público con el fin de aterrorizar a la comunidad.
No hay registros en los códices de cuántos hombres y mujeres fueron ejecutados por falsificar cacao, son datos extraviados.
Lo que sí se se sabe es que el uso de cacao como moneda continuó hasta la llegada de los españoles quienes en 1527 ordenaron suspender el empleo de la semilla como moneda, limitándola a una simple mercancía.
Sin embargo el valor que el cacao tenía en las comunidades era tan fuerte que el gobierno virreinal tuvo que revocar la suspensión y permitir que el cacao continuara sirviendo para adquirir bienes o servicios, hasta la llegada de las monedas de oro, las cuales también empezaron a falsificarse en la Nueva España.
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