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lunes, 15 de febrero de 2021

El Yakunaj {amor} en los mayas

 El Yakunaj {amor} en los mayas

Bernardo Caamal Itzá

En estos tiempos muchos de nuestros seres queridos se nos adelantan sin despedir. Otros dicen que el amor no existe porque apendeja. Quienes han tenido la fortuna de «sentirlo», es una gran oportunidad que nos compartan y esta noche aprovecho esta magnífica oportunidad para compartir en nuestro idioma cómo los mayas concebimos el concepto del amor:

Es el Yakunaj: el Yaj se relaciona con algo doloroso, y el Kun, en referencia al lugar. ¿Por qué esa relación del amor con dolor?, ¿Por qué nuestra cultura concibe ese algo que amas con la connotación de dolor?

Si partimos del ejemplo de amor supremo, cuando una mujer da a luz, de alguna forma durante el parto normal transcurre entre dolores y lágrimas; al término de este doloroso momento, la mamá le sonríe a su bebe, él parece entenderlo y se acomoda entre sus brazos mientras hace chuchu’ {amamanta}

Entre los animales, muchos de ellos defienden y dan la vida por sus hijos. A este instinto ¿le podríamos llamar “amor”?

Yakunaj, desde la perspectiva maya, no es un concepto sencillo, involucra detalles con respecto a los diversos pasajes de la vida, como es el caso del noviazgo o decir a nuestras parejas, tene´ in yakumech {te amo}.

También puedo decir yakumech a mi madre o a la tierra donde nací, pero en este último caso adquiere un matiz muy especial: hace una reverencia muy definida a una exquisita comunión con el lugar de donde todos vivimos y le da un énfasis “a lo comunitario”, a diferencia si le decimos a nuestras parejas o de quien nos dio la vida.

De hecho, el Yakunaj más individualista es cuando nos referimos a las personas; enfocada a la tierra es un acto más humano porque se aclara que formamos parte de un todo y no de una persona.

Klu’um in yamech {tierra mía, te entrego mi razón de ser}, quien lo hace en realidad muestra la estrecha relación que tiene con ella, incluyendo su historia y de los alimentos que obtiene de ella. Es tal el amor que el maya le profesa a su tierra que está dispuesto a defenderla a como dé lugar, incluso hasta con la vida.

Náal {maíz], lu’um {tierra} y kuxtal {vida} son una triada de elementos estrechamente relacionada con la historia del pueblo maya. Si el Popol Vuj habla que somos hombres de maíz, eso significa que tenemos territorio y un proyecto de vida.

Nuestros abuelos defendieron ese meatsil {cultura}, con esa forma de concebir la vida muchos murieron por sus ideales desde los tiempos de la Conquista; aunque fueron perseguidos por sus creencias, recurrieron a un sincretismo: rendirle culto a San Isidro o San Antonio de Padua, lo que sucede en realidad es que lo hacen a los ch’aak o lo señores de la lluvia, al hablar Yuumtsilo’ob demuestran ese Yakunaj a sus ancestros.

La historia recuerda las luchas de los abuelos. Durante la llamada Guerra de Castas, demostraron el Yakunaj por los suyos y por la defensa de su patrimonio; en la Revolución Social Mexicana, Emiliano Zapata lo demostró también al plasmarlo en sus ideales, los aplicó en la defensa de la tierra y restituirlos a sus legítimos propietarios; quiso asegurarles ese derecho a través del artículo 27 Constitucional, devolverles la oportunidad de volver a soñar por un futuro estrechamente vinculada con la Madre Tierra y su cultivo.

En Yucatán yergue la figura de Felipe Carrillo Puerto, quien hizo lo suyo al defender sus ideales y también en la defensa de la cultura maya, ya que desde su asumió el liderazgo, se caracterizó por usar todos los elementos, incluyendo el idioma: en su primer acto de gobierno, habló a los suyos en lengua maya.

El Yakunaj traza el destino para mejorar la calidad de vida de los suyos, tal como lo hizo el campechano, Efraín Calderón, apodado «El Charras», quien en los años setenta era un joven estudiante de leyes, inscrito a la escuela de jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).

En esa época, el joven Calderón conoció de cerca las necesidades de los diversos sectores sociales, lo que hizo abanderar la lucha por los más desprotegidos, asesoró a los suyos, formó y apoyó sindicatos principalmente de conductores de autobuses y del ramo de la construcción independientes de los afiliados a las grandes centrales obreras y campesinas bajo el control gubernamental, como la CTM; tal como sucede hoy en día, muchos empresarios y políticos vieron afectados sus intereses y ordenaron su asesinato.

Fue secuestrado a mano armada el 13 de febrero de 1974 y días después fue localizado su cadáver con señales de tortura y una herida de arma de fuego en la cabeza, abandonado cerca de Xhazil sur, en la carretera Carrillo Puerto- Chetumal (Quintana Roo).

El “Charras” usó sus conocimientos profesionales para beneficiar a los suyos, y su trabajar con organizaciones sociales, demostró el Yakunaj a quienes trabajan con la frente en alto para ganarse el pan de cada día.

En este 14 de febrero, al celebrar al amor recordamos de forma especial a quienes se fueron sin despedirse. Llevamos en nuestro corazón esa fortuna de coincidir, aunque sea por unos instantes, con aquel ser tan especial.

Entonces, tal como describe el concepto maya del Yakunaj ¿Existe entre nosotros? Cada quien tendrá una respuesta, y cualquiera que fuese, tengamos presente: nuestra estancia en esta vida es corta y vale la pena vivirla, y lo mejor de todo, es hacerlo con aquellos que tenemos ese privilegio de coincidir en los caminos de la vida.

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