¿Qué nos dice el Censo 2020 sobre religión en México?
El 25 de enero se dieron a conocer los resultados del Censo de Población y Vivienda 2020. Las primeras cifras que llamaron más la atención en materia de religión fueron las comparaciones entre 2010 y 2020: un menor porcentaje de fieles de la iglesia católica (de 82.7 a 77.7 %), un mayor porcentaje de fieles de las iglesias protestantes y evangélicas (de 7.5 a 11.2 %) y, sobre todo, un mayor porcentaje de personas sin religión (de 4.7 a 8.1 %, con un 2.5 adicional de personas sin adscripción religiosa).
Posterior a ello observamos en las redes sociales diversas compilaciones y visualizaciones en tablas, gráficas y mapas. Este texto se une a dichos esfuerzos. A continuación se ofrecen tres rubros de análisis preliminares sobre los datos que nos ofrece el Censo 2020: el plano nacional, las realidades estatales y algunos apuntes sobre la competencia religiosa. Para ello, se realizarán comparaciones históricas desde 1895 y más contemporáneas, empleando los datos de los últimos cuatro censos.
Ilustración: Estelí Meza
El plano nacional
El primer paso para una comparación general es ver los registros históricos. La gráfica 1 muestra datos sobre religión de 125 años de historia y los porcentajes de los tres principales grupos religiosos: fieles de la iglesia católica, de iglesias protestantes y evangélicas, y quienes carecen de religión desde 1895, primer año con registros censales divulgados por el INEGI, hasta 2020.
Entre 1895 y 1910 el catolicismo rondaba el 99 %. Un primer descenso de un par de puntos tuvo lugar durante la Revolución, para situarse en 97.1 % en 1921. Para 1930, después de la guerra cristera, el catolicismo repuntó un poco al ubicarse en 97.7 %. Es en 1940 cuando cae un punto, después de la aplicación de leyes anticlericales al final de la cristiada.
El último repunte se observa en 1950. En ese año, los datos oficiales reportan cero personas sin religión, lo que lleva al catolicismo a contar con 98.2 % de fieles. A partir de ese año, vendrá un gradual declive que lleva a 92.6 % en 1980. Para 1990, el descenso será de tres puntos al situarse en 89.7 %; suma otros dos puntos menos en 2000 con 87.9, y luego 5.2 % menos en 2010. En 2020 el porcentaje de población que se declara católica es 77.7 %, esto es 19 puntos menos desde 1980 y 10.2 puntos menos desde 2000.
Las personas que declararon pertenecer a iglesias protestantes y evangélicas pasaron del 3.2 % en 1980 a 7.3 en 2000 y a 11.2 en 2020. En perspectiva: en 1940 representaban menos de un punto porcentual de la población mexicana (0.91 %), el 1.3 % en 1950, 1.7 en 1960 y 1.8 en 1970. El crecimiento a partir de 1980, profusamente estudiado de manera particular en el sureste del país (Casillas 1996), se aprecia con claridad en esta gráfica, donde el 11.2 % de la población declara pertenecer a una iglesia protestante o evangélica.
Por su parte, quienes se declaran sin religión alcanzaron por primera vez un punto en 1930 (1.06 %) y 2.3 en 1940. Como también ya se ha documentado (Camp 1997), en 1950 se reportan cero personas sin adscripción religiosa. Sin embargo, para 1970 ya se aprecia un 1.6 %, 3.1 en 1980, 4.7 en 2010 y 10.6 en 2020 al considerar personas sin religión y quienes se reportaron como creyentes, pero sin adscripción religiosa. En síntesis, una de cada diez personas en México no pertenece a credo alguno.
Al pasar del panorama histórico a nivel nacional al tipo de localidades que existen en el país para 2020, la gráfica 2 muestra 14 categorías de tamaño de localidad según el número de habitantes definido por el INEGI por grupo religioso. Debe notarse que en cada grupo se emplea una escala en el eje vertical diferente para permitir observar su comportamiento a lo largo del tamaño de localidad.
Para el caso del catolicismo, se aprecia que en localidades entre 1000 y 99 000 habitantes alcanza un consistente 80 %, cifra superior en 2.3 puntos al promedio nacional. En localidades de un cuarto y hasta un millón de habitantes se aprecia un valor menor al 80 %, recuperándose en las localidades más pobladas, esto es, aquellas que cuentan con más de un millón de habitantes.
La presencia de la feligresía protestante y evangélica es mayor a su promedio nacional en localidades menores a 10 000 habitantes. Se aprecia un consistente 11 % en localidades con 50 000 y casi un millón de habitantes, con excepción de localidades entre 100 000 y casi 250 000 habitantes. Es en esa misma categoría donde el catolicismo reduce el 80 % que tenía. Por lo que respecta a las más pobladas, las iglesias protestantes y evangélicas tienen un porcentaje menor en dos puntos a su promedio nacional.
Finalmente, la presencia de personas sin religión donde superan por cinco puntos su promedio nacional se concentra a partir de localidades que tienen entre 100 000 y casi 250 000 habitantes. Lo anterior, aunque aún resulta muy agregado, nos permite concluir de manera preliminar que el ámbito más rural cuenta con presencia católica, protestante y evangélica, las ciudades medias tienen presencia de los tres grupos (entre 100 000 y casi 250 000 habitantes), y en las ciudades más pobladas destaca el catolicismo y quienes se reportan sin religión.
Finalmente, la gráfica 3 ofrece un cruce con un mayor desglose de otros grupos religiosos según afiliación de servicios de salud, donde uno de cada cuatro habitantes no se encuentra afiliado. Los grupos religiosos con una cobertura mayor al promedio nacional son quienes el INEGI clasifica como religiones con raíces étnicas, las comunidades judías y las feligresías católica, ortodoxa, protestante y cristiana evangélica.
Espiritualistas y pertenecientes a iglesias orientales se ubican a la izquierda de la línea roja que indica el promedio nacional (74 %), así como las personas sin religión y sin adscripción religiosa, el new age y otros movimientos religiosos. Un poco más alejadas del promedio nacional se ubican las comunidades islámicas y, al final, los cultos populares y las religiones con raíces afro, sugiriendo que una división religiosa no necesariamente va a explicar afiliación a servicios de salud (o su falta de), sino que también pudiera estar asociada con condiciones de marginación.
El plano estatal
Para las comparaciones de las entidades federativas se emplearon cuatro años censales —1990, 2000, 2010 y 2020—, y los datos poblacionales se homologaron para hacerlos comparables empleando población de 5 años y más, tanto en los totales como en los tres grupos religiosos analizados. Para cada entidad y año, se obtuvo el porcentaje de cada grupo religioso al dividir el número de personas que reportaron su pertenencia al grupo respectivo entre el total de la población de la entidad; en ambos casos se empleó la población de 5 años y más.
Las gráficas 4, 5 y 6 muestran a la feligresía católica, la de iglesias protestantes y evangélicas, y las personas sin religión por año y entidad federativa, respectivamente. La gráfica 4 muestra al catolicismo; destaca que en 1990 sólo dos entidades tenían menos de 75 % de población católica (Chiapas y Tabasco), para 2000 ya eran cinco (las dos anteriores más Baja California, Campeche y Quintana Roo). En 2010 ya eran seis (se sumaba Tamaulipas), para ser finalmente 10 entidades en 2020 (se agregaron Baja California Sur, Chihuahua, Morelos y Yucatán).
Las iglesias protestantes y evangélicas a nivel entidad y por año censal se hallan reflejadas en la gráfica 5. En 1990 cuatro entidades tenían 11 % o más de feligresía (Campeche Chiapas, Quintana Roo y Tabasco). Para 2000 ya eran seis entidades (se agregaron Tamaulipas y Yucatán); para 2010 sumaban 12 entidades (se sumaron Baja California, Chihuahua, Coahuila, Morelos, Oaxaca y Veracruz), y en 2020 ya son 15, casi la mitad de las entidades federativas (se adicionan Baja California Sur, Nuevo León y Sonora).
Finalmente, las personas sin religión se muestran en la gráfica 6. En 1990 sólo una entidad contaba con 10 % o más (Chiapas, puesto que Tabasco tenía 9. 6 %). En 2000 nuevamente sería sólo una (Chiapas nuevamente, aunque tres estarían muy cerca del 10 %), pero en 2010 ya serían tres entidades más (se suman Campeche, Quintana Roo y Tabasco). Para una breve radiografía de las personas sin religión en 2010, ver Díaz-Domínguez 2014.
Para 2020 son 14 las entidades con 10 % o más de personas sin religión, o que se reportan como creyentes pero no tienen adscripción religiosa (Baja California, Baja California Sur, Campeche, Coahuila, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, México, Morelos, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tabasco y Tamaulipas). Las tres entidades con la mayor proporción de personas sin religión son Quintana Roo (22.5 %), Baja California (20.4 %) y Ciudad de México (15.6 %).
En las gráficas 4 y 5 —que muestran a las iglesias católica, protestantes y evangélicas— destaca que el orden de los estados se mantiene relativamente estable, con algunos cambios entre personas católicas en la Ciudad de México, y protestantes y evangélicas en Baja California y Morelos. Sin embargo, en la gráfica 6, las personas sin religión dejan de mostrar el patrón razonablemente ordenado de 2010 para tomar un orden un tanto diferente en 2020.
Para ofrecer una perspectiva con el detalle por entidad a lo largo de 40 años, se muestran las gráficas 7 y 8; presentan, por orden alfabético, 16 entidades federativas para observar con mayor claridad los movimientos en cada una de ellas. Si bien la información que contienen ya ha sido presentada en las tres gráficas previas, pudiera resultar de utilidad para consultas específicas por entidad federativa.
La competencia religiosa
El número efectivo de religiones se calculó considerando los tres grandes grupos religiosos analizados a lo largo del texto. Para cada entidad federativa, sus porcentajes en decimales se elevaron al cuadrado y se sumaron. Al resultado se le suele llamar N. Posteriormente se calculó su inverso (1 / N). A la cifra resultante por entidad federativa y año censal se le denominó número efectivo de religiones. Este indicador ha sido usado para ilustrar el nivel de competencia religiosa (Trejo, 2009).
Los resultados se presentan en la gráfica 9; en ella, cada entidad federativa cuenta con tres círculos, uno por cada grupo religioso. Se muestran cuatro paneles, uno por cada año censal, y los datos se hallan ordenados por el porcentaje de integrantes de cada grupo religioso y el número efectivo de religiones. Una línea punteada en color gris resalta el corte de dos religiones efectivas.
En 1990 ninguna entidad tenía dos religiones efectivas (Chiapas tenía 1.98), mientras que cuatro se ubicaban entre 1.5 y 2 religiones (Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco). El resto del país tenía menos de 1.5 religiones efectivas. Para 2000, este panorama cambió un poco con una entidad con 2.3 religiones efectivas (Chiapas), y cinco entre 1.5 y 2 religiones (Baja California, Campeche, Morelos, Quintana Roo y Tabasco). En 2010, ya eran cuatro entidades donde se aprecian dos religiones efectivas (Campeche, Chiapas, Quintana Roo y Tabasco), y siete entre 1.5 y 2 (Baja California, Coahuila, Chihuahua, Morelos, Tamaulipas, Veracruz y Yucatán).
Finalmente, en 2020 tenemos una con más de 2.5 religiones efectivas (Quintana Roo), cuatro con más de 2 (Baja California, Campeche, Chiapas y Tabasco), y 15 entidades entre 1.5 y 2 religiones efectivas. En otras palabras, de 28 entidades en 1990, México pasó a sólo 12 con menos de 1.5 religiones efectivas, y de ninguna entidad con dos religiones efectivas en 1990, a cinco en 2020, mientras que las entidades entre 1.5 y 2 religiones también han aumentado: 4, 5, 7 y 15 para 1990, 2000, 2010 y 2020, respectivamente.
Algunas conclusiones preliminares
En los últimos 20 años el catolicismo ha mostrado un descenso gradual a nivel nacional de 10 puntos. En contraste, en el mismo periodo, las iglesias protestantes y evangélicas han tenido un aumento de casi cuatro puntos, mientras que quienes no tienen religión han aumentado siete puntos.
Las religiones con cultos populares y de raíces afro son las de menor porcentaje de personas afiliadas a algún servicio de salud. Lo que sugiere que, más allá de alguna razón religiosa, esa baja afiliación pudiera asociarse con algunas condiciones de marginación.
Las personas católicas parecen contar con una mayor presencia en ciudades pequeñas y en grandes urbes; las personas protestantes y evangélicas parecen contar con un porcentaje mayor de adeptos en localidades muy rurales y en ciudades medianas, en tanto que las personas sin religión pudieran concentrarse en las localidades urbanas.
Por su parte, la competencia religiosa a nivel estatal tiene a cinco estados con más de dos religiones efectivas, a la capital del país con más de 15 % de personas sin religión, y cuatro entidades que aún conservan al 90 % de su feligresía católica (Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco y Zacatecas).
Finalmente, en ocho entidades se observa un 15 % o más de fieles de iglesias protestantes y evangélicas (Baja California, Campeche, Chiapas, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas y Yucatán), destacando Chiapas (32.5 %), Tabasco (27.1 %), Campeche (24.3 %) y Quintana Roo (20.9 %).
Sin duda, este mosaico de los cambios religiosos en México arrojado por los datos del censo 2020 requerirá de mayores exploraciones y análisis detallados de los microdatos. Ello, para conocer otros aspectos relevantes, como son la asistencia a la escuela, años de escolaridad, estado civil y tipo de matrimonio (religioso, civil, unión libre), número de hijos, hogares con jefas de familia y nivel de ingresos, entre muchas otras variables.
Los cambios aquí detectados de manera preliminar sugieren que la secularización, a través de quienes se declaran sin religión, se está abriendo paso en algunas de las grandes concentraciones urbanas, pero en las ciudades medianas y en el ámbito rural no parece ser el caso. Sin embargo, ya es indudable la necesidad de contar con estudios adicionales sobre este grupo, lo que quizá arroje hallazgos semejantes a los de Sarah Wilkins-Laflamme en el caso canadiense (2020).
Respecto al catolicismo, a pesar de su gradual disminución a nivel nacional, se mantiene como una religión con altos porcentajes, al menos entre los países con mayor población en el mundo. En otras palabras, de los 11 países más poblados del mundo, el porcentaje de catolicismo de México es el más alto: en números absolutos sólo es rebasado por el catolicismo en Brasil y se encuentra 15 millones por arriba de Filipinas.
Vista en conjunto, toda esta información nos sugiere que coexisten una gran diversidad de realidades conforme se realizan análisis más detallados, los que seguramente surgirán en la medida que se exploren con mayor amplitud los datos censales disponibles.
Alejandro Díaz Domínguez
Profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Los archivos con los datos y el script en R para replicar gráficas se hallan aquí.
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