Joe Biden: El sionismo enquistado en su gabinete
La derrota del ex mandatario Donald Trump, en las elecciones
presidenciales estadounidenses, del pasado 3 de noviembre del año 2020, generó
en el mundo sionista un revuelo mayúsculo, presagiando que los cuatro años de
apoyo incondicional de la administración Trump al régimen israelí, podría tener
algunas dificultades bajo el nuevo gobierno demócrata.
Joe Biden: El sionismo enquistado en su gabinete
Las voces agoreras se templaron, cuando comenzaron a
aparecer los primeros nombramientos en los cargos gubernamentales de hombres y
mujeres, del que sería el gabinete del nuevo mandatario estadounidense y
reconocer en ellos a aliados políticos, dotados de la misma visión mesiánica y
supremacista que vislumbra que el sostén financiero, político, diplomático,
militar y cual padre putativo seguir protegiendo al que considera su portaaviones terrestre. Esto, como parte de su estrategia
de dominio hegemónico cada día más a la baja en Asia Occidental. Biden se ha
dotado de nombres surgidos del establishment, nadie que pueda generar escozor
en el conservador mundo demócrata ni rasgar las vestiduras en los republicanos.
Negros, latinos, creyentes judíos, sionistas a secas, representantes del mundo
LGBT. No hay musulmanes, ni dirigentes del mundo político cercano a Bernie
Sanders o a la parlamentaria Ocasio-Cortez. Nadie que pueda ser acusado de
“socialistas o radicales” en la peculiar nomenclatura estadounidense. Pero
destaca la presencia de numerosos estadounidenses de creencia judía y de
ideología sionista.
Jacob Kornbluh, reportero de política nacional
estadounidense, para el medio Jewish Insider, quien “cubre la política con un
ángulo judío” y considerado parte del lobby comunicacional sionista en Estados
Unidos; reveló la enorme alegría en la comunidad sionista cuando el presidente
Joe Biden anunció el nombre de quienes serían los integrantes de su gabinete.
Kornbluh señala que entre la comunidad sionista se difundió, a través de redes
sociales la broma respecto a que el ala oeste de la Casa Blanca tendría un
minyán (1) generando comentarios que destacaban la presencia judía en el
gobierno, lo que permitía tranquilizar los ánimos de aquellas huestes
sionistas, que temen una serie de contramedidas que le quitarían piso a
Netanyahu y a los suyos. ¿Qué contramedidas?: volver a instalar la embajada
estadounidense en Tel Aviv, no catalizar los llamados procesos de normalización
entre gobiernos árabes y el sionismo o quitarle fuelle a la propuesta de
apropiación final de Palestina, incluyendo la generación de presiones en orden
a avanzar hacia la conformación del estado palestino.
Prueba de la blancura
Resulta sintomático y esto reconocido en los círculos
sionistas estadounidenses, como prueba que la política exterior estadounidense
se dibuja con pinceles sionistas, que se pidió “pruebas de limpieza” para que
los principales aspirantes a los cargos vinculados a la seguridad interna y
externa del presidente Joe Biden tuvieran claridad, que no habría apuro de reingresar
al Plan Integral de Acción Conjunta, firmado el año 2015 entre el G5 + 1 e
Irán. Estos funcionarios, tanto Blinken como secretario de estado y Avril
Haines como Directora de Inteligencia Nacional han comprometido que cualquier
reincorporación al Acuerdo Nuclear, sólo se hará con el aporte, apoyo y
definiciones de Israel y otros aliados en la zona como la monarquía saudí, para
quienes la influencia iraní debe ser combatida. La Casa Blanca huele a sionismo
por todas sus alas. Al menos una docena de hombres y mujeres vinculados a la
comunidad judía estadounidenses y con ello al AIPAC – Comité de Asuntos
Públicos Estadounidense – israelí – son parte del gabinete Biden. Personajes
enquistados en cargos de altísimo nivel y con efectos en zonas estratégicas del
mundo. A saber:
• Ronald Klain. Jefe de Gabinete y estrecho colaborador por
décadas de Biden. Abogado, titulado de Harvard. De familia judía casado con una
latina.
• Anthony Blinken, en espera de confirmación como secretario
de estado, pero que ha emitido declaraciones que dejan claro su vínculo con el
sionismo extremo al señalar que la decisión de trasladar la embajada de la
nación norteamericana desde Tel Aviv a Al Quds no sería revertida. Vinculado
estrechamente al tema de política exterior, este neoyorquino ha servido de
enlace y coordinador entre el mundo judío estadounidense y el departamento de
estado bajo los gobiernos de Clinton y Obama. Blinken defiende que la solución
de dos Estados es "la única manera de defender el futuro de Israel como un
Estado democrático y judío". Falta saber ¿qué tipo de Estado palestino es
el que está pensando?
• Janet Yellen, secretaria del Tesoro. Doctorada en economía
es nacida y educada en una familia judía polaca en Brooklyn. Su trabajo ha sido
definido como orientado a reflotar una economía deteriorada por la pandemia del
Covid 19 y liderar el régimen de sanciones contra Rusia, China e Irán, entre
otros países.
• Merrick Garland. Fiscal General. Garland, de 68 años,
creció en el suburbio Skokie de Chicago, de población mayoritaria judía adonde
llegaron sus abuelos que salieron de Rusia tras las persecuciones contra
creyentes judíos expresados en los pogromos de la Rusia prerrevolucionaria.
• Alejandro Mayorkas Director de Seguridad Interior (cuyo
apellido original es Mallorca pero al cual se le ha dotado de toda una historia
de diáspora e incluso modificado para asegurar un origen sefardita). La
historia contada de este personaje incluye que su padre nativo cubano (de
apellido Mallorca) tenía antecedentes sefardíes, y su madre huyó de Rumania a
Cuba en medio de la persecución nazi a principios de la década de 1940. Una
familia que posteriormente emigraría a Estados Unidos en 1960.
• Avril Haines, Directora de Inteligencia Nacional. En este
nombre existe algún tipo de renuencia pues esta abogada, el año 2010 se
incorporó al gobierno de Obama como asistente adjunta del presidente y abogada
adjunta para asuntos de seguridad nacional, que la llevó a ser subdirectora d
ela CIA, reemplazando, posteriormente a Blinken como subdirectora de seguridad
nacional. En su momento fue criticada por la comunidad sionista estadounidense
pues fue una de las signatarias de una carta que circuló el año 2020, donde se
instó a la Comité Nacional Demócrata a adoptar un lenguaje más duro sobre
Israel y los asentamientos ilegales construidos en Cisjordania. Se espera que
su participación en un colectivo de gobierno proisraelí, poderoso y con la
confianza de Biden logre acallar cualquier crítica adversa al régimen sionista.
• Wendy Shermans ubsecretaria de Estado se considera una
ferviente creyente judía y vinculada al lobby proisraelí en Estados Unidos.
Recordemos que esta abogada de 71 años de edad, tuvo un papel protagónico como
negociadora principal de la administración Obama sobre el Plan Integral de
Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) firmado entre el G5+1 e Irán. Lo más probable es que retome ese
papel.
• David Cohen (subdirector de la CIA). Ya en el año el año
2015 se convirtió en el segundo judío-sionista de mayor rango en la jerarquía
de la agencia de espionaje. Anteriormente se desempeñó en el Departamento del
Tesoro como subsecretario de Financiamiento del Terrorismo, y luego como
subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera, por lo que fue conocido
como el “maestro de las sanciones” de Estados Unidos contra países como Siria,
Irán, Venezuela.
• Ann Neuberger. Judía ortodoxa, experta en ciberseguridad y
política exterior vinculada al mundo del Golfo Pérsico. Asesora adjunta de seguridad nacional. Nacida
y criada en el barrio ortodoxo de Borough Park en Brooklyn. Trabaja desde el
año 2009 en la Agencia de Seguridad Nacional desempeñándose como directora de
ciberseguridad durante los dos últimos años. Sus padres George Neuberger y
Renne Karfunkel, estaban entre los pasajeros del vuelo secuestrado de Air
France que rescataron los comandos israelíes en el aeropuerto de Entebbe,
Uganda, el año 1976.
• Se suma a este listado de “amigos y amigas de Israel” a
Doug Emhoff, esposo de la vicepresidenta Kamala Harris, definido como el esposo
judío de esta mujer de la cual se destaca su raza y origen: primera mujer negra
elegida para el cargo de vicepresidenta hija de un jamaicano y de madre india.
Son los nuevos tiempos de una administración que está más
enfocada en ser aceptada como inclusiva, tolerante, abierta al conjunto de la
sociedad estadounidense, en lugar de solucionar el fondo de los problemas que
aquejan a este país y que año tras año se muestran como los más mencionados:
seguridad. Posesión de armas, acceso a los servicios de salud, tema inmigración
Unido a la alegría por los nombramientos de Biden de su
equipo de gobierno, donde existe un nutrido grupo de estadounidenses de
creencia judía, gran parte de ellos sionistas , los líderes judíos de Nueva
York y los grupos pro-Israel dieron la bienvenida a la posición anti-BDS del
político y ex precandidato presidencial demócrata Andrew Yang – quien postula
ahora a la alcaldía de Nueva York al comparar el movimiento de Boicot,
Desinversión y Sanciones (BDS) liderado por los palestinos con campañas
"fascistas" antijudías. Escribiendo para Forward, un webzine de
grupos extremistas sionistas estadounidense, Yang, que es candidato a la
alcaldía de la ciudad de Nueva York, fue duramente criticado por esta
comparación inapropiada y claramente influenciado por los grupos de presión
sionistas, que en Nueva York representan poderosas fuerzas de coacción que
benefician la política de colonización y ocupación de palestina a manos del
régimen israelí.
“Juraís odiar a Irán…”
Los principales nominados de seguridad nacional del
presidente electo Joe Biden fueron forzados el martes 19 de enero, en reunión
en el Congreso, a asegurar que no se apresurarán a reingresar al acuerdo
nuclear de 2015 con Irán y sólo lo harán con el aporte de Israel y otros
aliados de Washington en Asia occidental, como es Arabia saudí y los Emiratos
Árabes Unidos, a la luz de lo que denominan “las actividades de Irán en la
región”. La nación persa fue el punto focal de las audiencias de confirmación
del Senado tanto para Anthony Blinken, la elección de Biden para Secretario de
Estado, como para Avril Haines, para ser la nueva Directora de Inteligencia
Nacional.
Medios de prensa israelí como Haaretz han confirmado que el
lobby sionista será nuevamente preponderante en establecer las líneas
principales de la política exterior estadounidense y en especial lo que tiene
que ver Irán. El pasado sábado 23 de enero el actual asesor de seguridad
nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, habló con su homólogo israelí, Meir
Ben-Shabbat, que signó el primer contacto oficial entre la administración Biden
y el gobierno israelí. En esa llamada, según informaron ambos gobiernos se
signaron los pasos a seguir en los procesos de normalización, entre el sionismo
y países árabes y además se confirmó que “Estados Unidos consultará de cerca
con Israel sobre todos los asuntos de seguridad regional estableciendo un
diálogo estratégico en el corto plazo para continuar las discusiones
sustantivas".
Las línea de fidelidad parecen estar trazadas, en orden a
amar a la entidad sionista, odiar a Irán y tratar de satisfacer todos lo que el
sionismo piense, desee y exija. Así, por ejemplo, Anthony Blinken, durante sus
audiencias de confirmación, ha mostrado su pleno entusiasmo ante los
denominados Acuerdos de Abraham, señalando que espera aprovecharlos en el
futuro, en clara alusión a fortalecer lo que denomina la seguridad de la
entidad sionista en Asia occidental y seguir generando una política hegemónica
en desmedro de la soberanía de los pueblos y en beneficio de monarquías
corruptas, gobiernos autoritarios pero que son incondicionales a Washington.
Con mayores niveles de sinceridad el futuro secretario de defensa Lloyd Austin,
durante su audiencia de confirmación, comprometió su labor al ejercicio de
mayores niveles de presión contra Irán.
Si bien el título de este artículo da cuenta de la presencia
mayoritaria de profesionales, políticos, funcionarios de creencia judía, gran
parte de ellos igualmente sionistas, no podemos dejar de recordar que el propio
presidente estadounidense se ha definido como un sionista. Por tanto, no nos
debe extrañara este llenar los cupos de su administración con personajes,
hombres y mujeres surgidos de las filas del sionismo. Tengamos presente que el
propio Biden se definió como sionista en noviembre del año 2016 en el Congreso
Mundial Judío celebrado en Nueva York donde señaló puntualmente “soy sionista
pero para eso no se necesita ser judío” ello en el marco de su conferencia
donde abordó el cómo serían las relaciones entre Estados Unidos e Israel bajo
lo que sería la nueva presidencia de Donald Trump, quien venció en las
elecciones de aquel año.
Biden sostuvo en aquel encuentro que su creencia era que no
habría cambios en las relaciones entre Washington y su aliado incondicional en
Asia occidental “aún haya una intención así, el Congreso y el pueblo
norteamericano no permitirán que ocurra aquello”. Tenía razón, no hubo cambios
desfavorables, sino que se incrementó el apoyo a todo evento: trasladando la
embajada estadounidense desde Tel Aviv a Al Quds, apoyando la normalización con
monarquías feudales y gobiernos autoritarios. Además de establecer el aval
indiscutible para seguir construyendo asentamientos con colonos extremistas en
Cisjordania. Como premio final a esa alianza entre Biden y el sionismo en
aquella noche del año 2016 se le concedió el premio Theodor Herzl.
Por el lado de la actual vicepresidenta Kamala Harris, al
margen de su relación con el judaísmo y el sionismo a través de su esposo Doug
Emhoff recordemos, que en el plano estrictamente político que tanto ella como
Joe Biden son miembros del ala pro israelí del partido demócrata. Kamala Harris
era quien presidía el Senado contra la decisión del ex presidente Barack Obama
de abstenerse en la votación del diciembre del año 2016 que emitió la
Resolución Nº 2334 que condenó a Israel por la construcción de asentamientos en
territorio palestino en Cisjordania. Por ello y sin ser en esto pájaro de mal
agüero, la conducta política y personal, tanto de Biden como de Harris nos
indica que nada bueno podemos esperar de dos sionistas dirigiendo las riendas
de Estados Unidos y que además se han rodeado de lo más granado del sionismo
demócrata, cuya búsqueda de diferencias con el republicano suele ser una tarea
difícil de realizar.
Cedido por www.segundopaso.es
1. El Minyán en sí es el mínimo de personas congregadas para
poder sacar la Torá o el sidur y leer sus versículos. Refiere a Quorum, el
mínimo necesario para llevar adelante determinada ceremonia o evento. Los requisitos para formar parte del Minyán
son: Ser hombre según ortodoxos (conservadores y reformistas aceptan mujeres).
Haber cumplido Bar Mitzvá y tener más de 13 años. Si falta alguien en esa cifra
el rabino puede incluirse.
http://www.nmidigital.com/suficiente-para-un-minian-los-judios-en-el-gabinete-de-biden/
2. Acuerdos de Abraham: Se denomina así al proceso de
normalización de relaciones entre la entidad sionista y las monarquías feudales
de los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Un acuerdo que propicia el
reconocimiento de e la existencia del régimen israelí bajo la premisa de
proteger a las mencionadas monarquías sometidas a fuertes presiones de sus
sociedades por mayores libertades políticas.
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