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viernes, 12 de agosto de 2022

Biden en Medio Oriente y el “Statu Quo” *

 Biden en Medio Oriente y el “Statu Quo” *

Carlos Martínez Assad

La visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a Medio Unente tuvo como principal objetivo estrechar vinculos en las deterioradas relaciones con Arabia Saudita, evidentemente buscando el incremento de la produccion petrolera para disminuir el precio del petroleo y lograr el lavor de sus votantes. Lo hizo dispensando muchas de as expresiones negativas respecto a ese pais, luego del asesinato del periodista Jamal Khasoggi en 2018 en su embaiada en Turquia. Que involucraba al principe heredero Mohamed ben Salman, a quien debio darle un saludo que a la vista de los presentes no resulto muy sincero. Y el país ya había retirado a los hutíes, los combatientes en Yemen, ante el inclemente bombardeo de los arabes, de la lista de las organizaciones terroristas para maniestar su desacuerdo respecto a una guerra que ha arrojado cientos de miles de victimas.

Su intención está relacionada con la tendencia que se pertila con Israel y Turquia para detener a Iran en el nuevo diseño del Medio Oriente. Para lo cual buscaba reforzar su relacion con el primero, sobre todo despues de fracaso de los Acuerdos de Abraham con los que el presidente Trump pretendía alcanzar la paz con los palestinos, sin involucrarlos en las negociaciones. Pero esta claro que la region no siempre reacciona de acuerdo con lo dispuesto por Estados Unidos, como sucedió recientemente con su Salida de Alganistan. También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha demostrado al mismo tiemno su interés en la región por el factor de la guerra en Ucrania y el reparto de los hidrocarburos, y en un muy intensivo mes de julio tuvo encuentros con sus líderes: desde Emiratos Árabes, Israel, Arabia Saudita, con Egipto y Palestina.

No era necesaria la visita de Biden para mostrar la complejidad de la región y la dificultada para alcanzar acuerdos. En los días previos a la visita, Hezbolá lanza dos drones sobre el campo de Karish, la zona marítima disputada entre Israel y Líbano, buscando el control de los hidrocarburos, tan necesarios para el desarrollo de ambos países. Con esa acción insistió en demostrar su presencia, porque se le niega existencia al calificarlo sólo como terrorista siendo que, además de contar con más armamento que el Estado libanés, ha conseguido en el electorado ser la fuerza política dominante en ese país.

El asunto se adelantó a las manifestaciones de protesta realizadas en campos palestinos el 14 de julio contra la presencia del preidente estadunidense en un guión ya representado en ocasiones semejantes. Su visita a Jerusalén, en la zona ocupada por Israel, mostró su actitud en favor de los dos Estados, como lo han expuesto igualmente otros gobiernos del Partido Demócrata, aunque no signifique mucho en el statu quo.

En su escala puso de manifiesto su interés en el proceso de paz israelí-palestino, como lo han hecho otros presidentes, pero sin nada más que observar las formas políticas. En Belén estrechó la mano de Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, para la fotografía, quien inesperadamente señaló: “Señor presidente, esto es un apartheid”, para referirse a la situación que viven los palestinos. Estuvo acompañado por el apoyo de una ONG israelí de defensa de los derechos humanos que condena el régimen discriminatorio que impera en los territorios ocupados, eludiendo las intenciones del gobierno israelí de desviar a la comitiva de esa trayectoria. Visitó el hospital Augusta Victoria, rechazando la compañía de una representación israelí, mostrano su respeto a su soberanía solamente sobre el lado occidental de Jerusalén, lo que por supuesto no contradice su aceptación como capital de Israel.

Biden expesó “su felicidad por reencontarse con su amigo” Abbas. En la sala de conferencias se exhibía adosado a un muro el retrato de la periodista de Al-Jazeera, Shirine Abou Akleh, asesinada el 11 de mayo supuestamente por un guardia israelí, caso en que se espera aún el juicio que aclare los hechos, como se ha prometido; Biden pronunció su nombre en tono muy bajo al expresar la voluntad de Washington en insistir en transparentar su muerte.

Abbas insistió en el retiro de la calificación impuesta a la OLP por el gobierno estadunidense de la lista de entidades terroristas (en la que también está Hezbolá), el congelamiento de los asentamientos israelíes y el cese de la violencia contra los palestinos.

Casi al mismo tiempo Hassan Nasrallah, el líder de Hezbolá, suscitaba inquietud en Líbano, de por sí en plena crisis, avalando el discurso de su diputado Mohammad Road, quien afirmó que el Partido de Dios no quiere la guerra pero está dispuesto a ella si no se resuelve el litigio fronterizo marítimo con Israel. La evocación de una guerra busca insistir en que no renunciarán a explotar lo que consideran “nuestros hidrocarburos y a delimitar nuestras fronteras”, en lo que asumen como un asunto de dignidad. Algo que se había puesto de manifiesto con el envío de drones a la plataforma comprada por Israel que iniciará sus funciones el próximo septiembre, mientras los libaneses siguen con discusiones inacabables sobre su jurisdicción fronteriza.

Además e reforzar sus relaciones con Israel, la visita de Biden permitió el reencuntro con Arabia Saudita, ofreciendose como intermediario, tal como lo puso de manifiesto al ser uno de los primeros pasajeros de la línea aérea que cubrirá Tel Aviv-Jeddah. Asimismo, como siempre se espera de sus visitas, hizo patente su apoyo millonario a sus aliados. También ofreció un paquete de mil millones de dólares para ayuda alimentaria en Medio Oriente y el norte de África. Y, para corregir una medida de su antecesor, prometió 200 millones a la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, así como apoyo para que puedan acceder en los territorios ocupados a las redes de internet móvil 4G.

El nuevo diseño de Estados Unidos para el Medio Oriente no es, pues, tan nuevo; esos sí, permite, como lo han expresado otros, continuar financiando la ocupación israelí de los territorios, es decir, mantener el statu quo.

*Publicado el 7 de agosto en Revista Proceso, núm. 2388.

Atentamente,


Seminario Universitario de Culturas del Medio Oriente

Universidad Nacional Autónoma de México

Tel. 5622-7400 ext. 322

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