Inacción del Estado
EZLN: a 30 años del levantamiento
MARIO PATRÓN, Jornada (Resumen)
n el primer día de
1994, México se
despertó estreme-
cido por vientos revolu-
cionarios que revivieron la
esperanza de las comuni-
dades indígenas que, con
una historia de 500 años
de resistencia a proyectos
de opresión, veían nacer
desde las montañas del
sureste un poderoso
esfuerzo reivindicativo expresado en el levantamiento en armas del Ejér-
cito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), justo el día que entraba en
vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que aparecía
como la encarnación actualizada de las fuerzas que han perpetuado la
exclusión de las comunidades originarias en el país. Han pasado ya 30
años y esa lucha resiste y persiste hasta hoy.
Treinta años en que la magnitud de su resistencia, el tono de su nar-
rativa y el peso de sus acciones han experimentado diversas modu-
laciones. Lo que no ha cambiado en estos 30 años es la lucha por el pleno
reconocimiento de los derechos de los pueblos, su autonomía y dignidad.
Su rica historia pasa por el sorpresivo levantamiento armado en 1994
y la toma de cinco cabeceras municipales en Chiapas, las mediaciones
con el gobierno, la fundación de los municipios autónomos rebeldes zapa-
tistas (Marez), la creación del Congreso Nacional Indígena, los acuerdos
de San Andrés, las múltiples declaraciones de la Selva Lacandona, la
creación de los caracoles zapatistas y las juntas de buen gobierno, el im-
pulso de La otra campaña en 2006; los potentes discursos y comunicados,
los festivales artísticos, los encuentros internacionales de mujeres que
luchan, la creación del consejo indígena de gobierno y la precandidatura
independiente de Marichuy en 2018, y la Gira por la Vida en Europa, entre
tantas otras acciones que han señalado horizontes de esperanza.
Es así que, avances como el reconocimiento de gobiernos autónomos
en municipios indígenas, el respeto a
los usos y costumbres, los mecanis-
mos alternativos y comunitarios de
justicia y hasta la reforma constituci-
onal de 2011 en que se reconoce la
constitucionalidad de los derechos hu-
manos, son frutos colaterales del mo-
vimiento zapatista, no sólo como resis-
tencia territorial, sino como articu-
ladora de resistencias y movimientos
populares en el país y fuera de él.
Sin embargo, 30 años después,
las comunidades zapatistas enfrentan,
no sólo la amenaza de las fuerzas ar-
madas del Estado y el paramilitarismo
desde hace más de tres décadas en
su contra, sino el creciente control ter-
ritorial del crimen organizado y las
pugnas entre cárteles que han
plagado el territorio chiapaneco.
El actual rebasamiento instituci-
onal por la violencia en Chiapas no de-
biera sorprender a nadie, pues el
EZLN durante los últimos años había
advertido con insistencia sobre el
avance de los grupos criminales en su
territorio. Así, la inacción del Estado y
la consecuente descomposición social
en Chiapas provocada por la violencia,
pareciera un escenario anticipado que
se dejó crecer para desarticular los
múltiples movimientos de resistencia
en la entidad, en los que han encon-
trado eco e inspiración muchos mo-
vimientos a lo largo y ancho del país.
Esta preocupante escalada de vio-
lencia macrocriminal ha dado motivo a
los cambios anunciados reciente-
mente por el EZLN de sus estructuras
civiles, por las cuales desaparecen los
Marez y las juntas de buen gobierno,
con el traslado del poder a los gobier-
nos autónomos locales. Estos cam-
bios, son medidas orientadas a de-
fender mejor a sus pueblos y comuni-
dades ante una violencia que cada día
registra balaceras, secuestros, reclu-
tamiento forzado, cobros de piso,
bloqueos, entre otras expresiones.
No obstante, el clima de violencia
en Chiapas no impide la conmemora-
ción esperanzada del 30 aniversario
de una lucha ardua, que ha enfrentado
numerosos esfuerzos por debilitarla,
pese a los cuales ha persistido como
un referente vivo de la lucha por la lib-
ertad, la autonomía y la dignidad de
los pueblos oprimidos de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario