La Cisjordania, el próximo pantano de Israel
La reciente ofensiva militar israelí en la ocupada Cisjordania, que ha incluido operaciones en varios campamentos palestinos como Yenín, Nablus, Tulkarem, Tubas y Shuafat, no es ninguna sorpresa.
La desaparición de dos colonos en circunstancias misteriosas fue la chispa que encendió esta operación de gran envergadura. Sin embargo, es evidente que esta escalada no es más que una fase más en la ejecución de los planes de la extrema derecha que rige en Israel, un resultado natural del inquietante silencio de la comunidad internacional, con Estados Unidos y las autoridades israelíes como principales responsables.
El marco temporal de esta operación es incierto, pero el ejército israelí actúa con cautela, cercando las zonas y los campamentos. Este plan es claro, como reveló el periódico The New York Times al publicar una grabación del ministro israelí de finanzas, Bezalel Smotrich, en la que detalla su plan para consolidar el control israelí sobre Cisjordania, transfiriendo gradualmente la autoridad militar en la región a su ministerio.
Verdadero objetivo de Israel
El verdadero objetivo de extender la autoridad de este régimen extremista sobre Cisjordania es impedir que esta se convierta en parte de un futuro Estado palestino.
El plan de Smotrich incluye congelar los activos de la Autoridad Palestina en bancos israelíes, provenientes de impuestos recaudados por Tel Aviv, y cancelar todas las operaciones bancarias relacionadas con estos fondos tanto en bancos israelíes como palestinos, dejando a la Autoridad sin capacidad para cumplir con sus obligaciones financieras y acercándola al colapso.
De hecho, Smotrich ya ha congelado cientos de millones de dólares, poniendo a la Autoridad Palestina al borde de la bancarrota y forzando a Mahmud Abás a interrumpir su visita a Arabia Saudí en busca de fondos para salir de esta crisis.
Smotrich también ha exigido al primer ministro Benjamín Netanyahu que tome medidas en respuesta al reconocimiento de Palestina por parte de varios países europeos, entre ellas la expansión de asentamientos en Cisjordania, especialmente en el área conocida como E1.
E1 o el “Corredor E1” es un área de Cisjordania situada dentro de los límites del asentamiento ilegal israelí de Maale Adumim. Linda por el nordeste con el este de la ciudad de Al-Quds (Jerusalén) y por el oeste con Maale Adumim. Cubre un área de 12 km² que alberga varias comunidades beduinas y sus rebaños, así como un importante cuartel de la policía israelí.
Construir en E1 es un tema controvertido. Los críticos dicen que está destinado a impedir cualquier expansión de Al-Quds al crear un enlace físico entre Maale Adumim y Jerusalén, y que completaría del todo el medio círculo formado por los asentamientos israelíes alrededor de esta ciudad sagrada para separarlo del resto de Cisjordania y de sus núcleos de población. Casi partiría en dos la ocupada Cisjordania, lo que comprometería las perspectivas de crear un Estado palestino contiguo. Los palestinos describen el proyecto E1 como una empresa enfocada a judaizar Jerusalén.
Como se ha mencionado anteriormente, la anexión de Cisjordania y el desmantelamiento de la Autoridad Palestina son objetivos claros del régimen extremista israelí que lleva más de dos años ejecutando su plan. Este plan se basa en la absorción de Cisjordania dentro de Israel y en frustrar cualquier esfuerzo por integrarla en un Estado palestino. Además, la expulsión de los palestinos de Cisjordania, similar a lo que ocurrió en Gaza, es un objetivo central para este gobierno.
Escenario complejo para Cisjordania
El actual escenario en Cisjordania es complejo; aunque algunas áreas están administrativamente bajo control de la Autoridad Palestina, el ejército israelí sigue imponiendo su dominio en ellas, mientras que otras zonas están completamente bajo control militar israelí.
Algunos sectores de seguridad israelíes han expresado su preocupación por una posible explosión de la situación en Cisjordania si la Autoridad Palestina colapsa, lo que podría dar lugar a una nueva intifada, especialmente si se interrumpe la coordinación de seguridad entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, creando un escenario que podría ser aprovechado por facciones de la Resistencia.
Desde el principio, estaba claro que Cisjordania sería la siguiente en la lista después de Gaza. Netanyahu y su círculo de extremistas buscan justificar sus acciones con el lema de que están en una “guerra existencial”, ignorando todas las presiones y resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU).
Netanyahu está librando una guerra que tiene como objetivo consolidar su control sobre Israel, eliminar a sus oponentes y llevar a cabo su golpe judicial. Bajo su liderazgo, figuras como Smotrich y Ben-Gvir han recibido carta blanca para ejecutar este plan infernal, armando a cientos de miles de colonos y transfiriendo la autoridad militar en Cisjordania al ministerio de Ben Gvir.
Hace semanas, el ministro de asuntos militares Yoav Gallant anunció que “la masacre en Cisjordania está por llegar”, sugiriendo que el tiempo ha llegado para “resolver” Cisjordania después de lo ocurrido en Gaza, y que el próximo objetivo sería El Líbano. Israel, en su desesperación, sostiene que “si perdemos la guerra, no habrá lugar para Israel en la región”.
Ahora surge esta pregunta: ¿es cierto que Palestina está al borde de la extinción y que no hay más espacio para la paciencia estratégica? La respuesta es NO, porque el líder de Hezbolá, Seyed Hasan Nasralá, ha señalado que el plan de Netanyahu es eliminar la cuestión palestina, comenzando por Cisjordania. Por eso, la misión de la Resistencia, tal y como afirmó Nasralá, es frustrar este plan, gestionando la situación con sabiduría para asegurar la victoria.
Netanyahu, como un lobo herido y en alianza con Smotrich y Ben Gvir, ha lanzado un ataque masivo sobre Cisjordania. No obstante, es casi seguro que Cisjordania se convertirá en un nuevo pantano para estos criminales, tal como lo fueron Gaza, el sur de El Líbano, Yemen e Irak.
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