fAusto Ernesto Corrales asegura que Rubén Rocha Moya estuvo pre-
sente cuando mataron a Héctor Melesio Cuén Ojeda. Que a él lo
tenían en un cuarto contiguo, y que pudo escuchar las voces del
gobernador y del secretario general de gobierno Enrique Inzunza. Así se
lo dijo Fausto a sus familiares más cercanos. Sin que conozcamos qué fue
lo que declaró ante la Fiscalía General de la República.
La familia teme por la vida de Fausto Ernesto, porque sabe muchas
cosas que todavía no son del conocimiento público, y puede que ni oficial.
Las amenazas de muerte han sido reiteradas y el pánico es inevitable.
Personal que dijo ser de la FGR acudió a un domicilio particular en
busca de Corrales Rodríguez, sin citación ni aviso, y se desconoce el mo-
tivo concreto del operativo. Parecían dos operativo en uno, con gente ahí
en la casa y con otras “trocas muy raras” en las cercanías.
Esto corresponde con los comunicados de la FGR en el sentido de que
el asesinato ocurrió temprano, y con la sospecha ya pública de que el viaje
de Rocha a Estados Unidos puede ser otro montaje.
En Huertos del Pedregal torturaron y asesinaron a Cuén, por la ma-
ñana. Urgen medidas para proteger a Fausto Ernesto y a su familia. Que
les garanticen protección, a cambio de la verdad sobre lo sucedido. Justi-
cia, no impunidad. Castigo a los asesinos, no persecución a un testigo del
crimen. Los sinaloenses reclamos justicia, no complicidades insultantes.
Que toda la verdad salga a la luz. Ni medias mentiras, ni medias verdades.
¿Por qué tantas
mentiras y montajes,
como el “asalto” en la
gasolinera?
Que se obligue a
Rubén Rocha a pre-
sentar su pasaporte se-
llado por el gobierno de
Estados Unidos, de
que estuvo allá durante
la mañana del pasado
25 de julio. Ninguna
duda cabe de que a
Cuén lo asesinó el go-
bierno. Los detalles
son lo que nos falta.
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