¿Quién fue Nasralá, voz y símbolo de la Resistencia libanesa?
Seyed Hasan Nasralá, un líder visionario y la columna vertebral del Eje de la Resistencia, fue asesinado en un ataque israelí en el sur de Beirut el viernes.
Por Maryam Qarehgozlou
Los ataques aéreos israelíes en el barrio de Haret Hreik, el principal bastión del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), en el sur de Beirut, arrasaron con varios edificios residenciales y se teme que cientos de civiles, incluidos niños, hayan muerto.
El sábado, en un comunicado, Hezbolá confirmó el martirio de su secretario general, Nasralá, describiéndolo como “un líder excepcional, valiente, sabio y perspicaz”, que se unió a sus “grandes e inmortales camaradas mártires”.
“El liderazgo de Hezbolá promete al más alto, más sagrado y más querido mártir en nuestro camino lleno de sacrificios y mártires continuar su lucha contra el enemigo, apoyando a Gaza y Palestina y defendiendo a El Líbano y a su pueblo firme y honorable”, se lee en la declaración.
El régimen israelí ha intensificado su agresión contra El Líbano desde el lunes. Desde entonces, han muerto más de 720 personas, entre ellas decenas de mujeres y niños.
La reciente escalada se produjo después de casi un año de operaciones de Hezbolá en solidaridad con la nación y la Resistencia palestina, mientras el número de muertos en Gaza ha superado la marca de 41 500.
Hezbolá ha llevado a cabo operaciones casi diarias en apoyo de los palestinos en Gaza desde el 8 de octubre de 2023, solo un día después de que Israel desatara su guerra genocida en el territorio palestino asediado.
El férreo compromiso de Nasralá con la resistencia ante la agresión israelí y su inquebrantable apoyo a la causa palestina lo convirtieron en una figura popular y querida en el Eje de la Resistencia.
Un joven con grandes ambiciones
Seyed Hasan Nasralá nació el 31 de agosto de 1960 en los suburbios orientales de Beirut, en el distrito de Matn. Creció en una familia chií pobre y fue desplazado al sur de El Líbano durante su infancia.
A pesar de estos desafíos, Nasralá era un estudiante motivado y devoto del Islam y, en 1975, fue a estudiar teología al Seminario del ayatolá Mohamad Baqer al-Sadr en Nayaf, Irak, a la edad de 16 años.
Se dice que Al-Sadr, un destacado erudito islámico, reconoció las cualidades de Nasralá y dijo: “siento en ti el aroma del liderazgo; eres uno de los Ansar [seguidores] del Mahdi [el último de los Doce Imames chiíes]…”
En 1979, el joven Nasralá se unió al movimiento Amal, un grupo político chií libanés. Sin embargo, debido a algunas diferencias, lo abandonó en 1982 para unirse al naciente movimiento Hezbolá.
Nasralá ascendió rápidamente en las filas del movimiento de resistencia popular, convirtiéndose en un comandante militar clave durante la ocupación israelí de El Líbano en la década de 1980.
En 1985, Nasralá asumió el papel de jefe adjunto de la región dentro del Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá).
Más tarde, fue ascendido al puesto de director ejecutivo, lo que implicaba ejecutar las decisiones tomadas por el Consejo Shura de la organización, el órgano de gobierno responsable de tomar decisiones estratégicas y formular políticas para el grupo.
Como director ejecutivo, era responsable de garantizar que las decisiones del grupo se implementaran de manera efectiva y de gestionar las operaciones diarias del movimiento.
Desempeñó un papel clave en la resistencia contra el régimen de ocupación israelí, y su perspicacia estratégica le valió el respeto y la admiración de sus compañeros combatientes y comandantes.
El ascenso constante de Nasralá a este puesto fue un testimonio de sus habilidades de liderazgo y su compromiso con los objetivos y valores del grupo.
Se le consideraba un líder confiable y capaz, capaz de navegar en situaciones políticas y militares complejas.
Su nombramiento como jefe ejecutivo de Hezbolá fue un hito importante en su carrera y preparó el terreno para su eventual ascenso al puesto de secretario general del movimiento.
Sucesor de Seyed Abás Musavi
En 1992, Seyed Abás Musavi, clérigo chií libanés y cofundador de Hezbolá, que se desempeñaba como secretario general del grupo, fue asesinado por el régimen israelí.
Nasralá lo sucedió como líder de Hezbolá el 16 de febrero de 1992, cargo que ocupó hasta su martirio el viernes.
Bajo su inspirador y capaz liderazgo, Hezbolá se convirtió en una poderosa fuerza política y militar en la región, con una sólida base de apoyo entre las comunidades musulmanas y no musulmanas de El Líbano.
Después de ser nombrado líder de Hezbolá, inmediatamente se dedicó a reformular la estrategia y las tácticas de la organización en respuesta a las cambiantes realidades políticas y militares.
En el marco del liderazgo de Nasralá, Hezbolá lanzó una serie de operaciones altamente efectivas contra las fuerzas israelíes en el sur de El Líbano, que fueron diseñadas para hacer que la ocupación de las áreas del sur fuera insostenible para las fuerzas israelíes, y finalmente lograron su objetivo.
En 2000, después de casi dos décadas de lucha, las fuerzas israelíes finalmente se retiraron del sur de El Líbano, lo que marcó una importante victoria para Hezbolá y el movimiento de resistencia más amplio en la región.
Nasralá jugó un papel clave en esta victoria, tanto por su liderazgo de las operaciones militares de Hezbolá como por sus habilidades políticas en la negociación con el gobierno libanés y otros actores regionales.
En 2004, Nasralá desempeñó un papel fundamental en la negociación de un importante intercambio de prisioneros entre el régimen israelí y Hezbolá, que resultó en la liberación de cientos de prisioneros libaneses y palestinos detenidos ilegalmente por Israel.
El intercambio de prisioneros de 2004 consolidó aún más su reputación de hábil diplomático.
El intercambio también fue significativo para Nasralá a nivel personal, ya que resultó en el regreso de los restos de su hijo, que había sido asesinado por las fuerzas israelíes en 1997.
La devolución de los restos de su hijo fue un símbolo poderoso de la dedicación de Nasralá a la causa de la resistencia y su voluntad de hacer sacrificios personales por el bien de su pueblo.
El liderazgo de Nasralá durante la Guerra del Líbano de 33 días en 2006 solidificó aún más su reputación como “líder de la resistencia” tanto dentro de El Líbano como en el resto del mundo árabe e islámico.
A lo largo de la guerra, Hezbolá logró mantener su posición frente a un ataque militar israelí masivo y salió victorioso con una reputación muy mejorada.
La capacidad del grupo para resistir los ataques aéreos y las ofensivas terrestres israelíes y para seguir lanzando cohetes y misiles a los territorios ocupados por Israel demostró su enorme destreza militar y su compromiso con la causa de la resistencia contra la ocupación sionista.
Un hombre de fuertes alianzas
Nasralá fue particularmente instrumental en la construcción de alianzas con otros actores regionales, incluidos Irán y Siria, y en la coordinación de los esfuerzos de resistencia contra el régimen de Tel Aviv.
Nasralá fue un firme defensor de Siria, en particular del gobierno del presidente Bashar al-Asad, durante la guerra civil del país que comenzó en 2011, oponiéndose a los intentos respaldados por Occidente de socavar el gobierno de Asad a través de mercenarios y terroristas.
Los combatientes de Hezbolá han participado activamente en el país árabe, luchando junto a las fuerzas del gobierno sirio contra grupos terroristas respaldados por Estados Unidos para evitar la propagación de grupos extremistas en la región.
Nasralá también era conocido por su elocuencia y carisma como orador público.
Sus discursos han inspirado a millones de personas en toda la región y su mensaje de resistencia y autodeterminación ha resonado entre los pueblos oprimidos de todo el mundo, incluidos los palestinos.
A pesar de numerosos intentos de asesinarlo y socavar su liderazgo, Nasralá se mantuvo firme en su compromiso con la causa de la justicia y la liberación.
Su liderazgo ha sido fundamental a la hora de defender la soberanía y la dignidad de El Líbano y de inspirar a una nueva generación de combatientes de la resistencia.
Con el inicio de la guerra genocida de Israel en Gaza, en octubre del año pasado, declaró la apertura de un “frente en el sur del Líbano para apoyar la resistencia palestina”.
Firmemente comprometido con esta causa, prometió en numerosos discursos que este frente perseveraría incansablemente hasta que terminara la devastadora guerra en Gaza.
Nasralá fue un verdadero héroe del Eje de la Resistencia, y su legado seguirá inspirando y guiando a las generaciones futuras en su lucha por la justicia y la liberación.
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