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jueves, 6 de enero de 2011

Los Herodes yanquis asesinan y desforman con armas prohibidas a los niños de Afganistán

Los Herodes yanquis asesinan y desforman con armas prohibidas a los niños de Afganistán
Caracas, 04 Ene. AVN (por Hernán Mena Cifuentes) .- Millones de niños del planeta recibirán este jueves el regalo del Día de los Reyes, reviviendo una vez más el bíblico relato de Melchor, Gaspar y Baltazar, que burlando a Herodes que pretendía matarlo, llevaron oro, incienso y mirra al recién nacido Jesús, pero los niños de Afganistán, solo recibirán como presente la muerte, envuelta en bombas y misiles enviados por modernos Herodes del imperio.

No son artefactos bélicos convencionales, sino mucho más letales, que además de herir o destrozar por efecto de sus explosiones, unas veces matan dejando los cuerpos intactos, quemados vivos, sin dejar huella de violencia por el fósforo blanco que contienen y otras, esparciendo miles de metrallas o dejando en el vientre de las mujeres a ser madres, el veneno del uranio empobrecido que provoca el nacimiento de criaturas deformes.

Es parte del trágico drama en el que actúa desde hace poco más de nueve años como protagonista involuntario, un pueblo que a lo largo de milenios ha sido víctima de invasiones lanzadas por imperios que llevaron al suplicio de las torturas y masacres y al martirio a millones de sus hijos, pero nunca como la que hoy perpetra el imperio yanqui y sus aliados, una orgía de muerte más cruel que todas ellas juntas, porque usa algunas de las mas letales de todas las armas prohibidas.

EE UU las utilizó primero en Japón, al inaugurar la era del terror nuclear lanzando las primeras bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, luego en Corea, y más tarde en Vietnam, donde esparció el desfoliador“ Agente naranja” y quemó a decenas de miles de niños, mujeres y ancianos con napalm, para luego utilizarlas en la guerra de los Balcanes, pero nunca con tanta brutalidad como lo ha hecho en Irak y Afganistán, donde utiliza diariamente el uranio empobrecido y el fósforo blanco.

Un informe de la pagina Web, Redacción en Conflictos Armados, destaca que “el uranio empobrecido procede de los desechos de combustible nuclear utilizados en las centrales nucleares. Es un componente perfecto para ser utilizado en las municiones, debido a que su extrema densidad, permite atravesar los blindajes de resistencias como “una cuchilla corta la mantequilla”.

“La amenaza más terrible que plantea este arma, -agrega la información- es que cuando se dispara e impacta, el uranio contenido en el cartucho se desintegra en fragmentos microscópicos y submicroscópicos precipitándose al suelo y contaminando el entorno ó quedando suspendido en el aire pudiendo ser transportado por el viento por todo el planeta”.

“Estas partículas microscópicas y submicroscópicas, -señala mas adelante- además pueden introducirse en el organismo humano a través del aparato respiratorio y depositarse en los pulmones y otras partes del cuerpo, (hígado) provocando todo tipo de cánceres, intensos dolores de cabeza, musculares y abdominales, vértigo, problemas respiratorios, enfermedades cardiovasculares, tumores cerebrales, invalidez, malformaciones genéticas e incluso pueden provocar la muerte”.

“Teniendo en cuenta las cantidades (de partículas) que se han liberado en el medio ambiente, que estas no se pueden limpiar y que permanecerán activas durante miles de millones de años, -señala para finalizar el informe- el panorama es desolador, más aún para aquellas poblaciones que se han visto y se ven afectadas directamente y cuyas tragedias “no existen”, porque tanto la prensa, la radio y la televisión mantienen un silencio sepulcral sobre los peligros del uranio empobrecido”.

Es el trabajo sucio a cargo la prensa mercenaria al servicio del Imperio y cuya principal misión es la de ocultar sus crímenes a cambio de un puñado de dólares, olvidando sus dueños que mas temprano que tarde serán sentados junto con sus amos en el banquillo de los acusados y sentenciados como cómplices de uno de los crímenes de lesa humanas mas terribles de la historia como lo es el uso de armas prohibidas por EE UU y sus aliados en Irak y Afganistán.

Por su parte, el fósforo blanco, “es un combustible sólido, que en contacto con la piel produce quemaduras químicas dolorosas que conllevan una mortalidad mayor que otros tipos de quemaduras, debido a la absorción del fósforo en el cuerpo a través de las áreas alcanzadas, resultando dañados órganos internos como el corazón, el hígado o los riñones, llegando hasta quemar los huesos,” lesiones que casi siempre conducen a la muerte.

Fue esa forma de dar muerte de manera brutal a tantos inocentes, que, a pocas semanas de la agresión imperial contra Afganistán, el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, conmovido e indignado, mostrando varias fotos de madres afganas con sus niños muertos en sus brazos, fue el primero en condenar ese crimen de lesa humanidad, actitud que provocó la ira de Washington que respondió con un gesto de soberbia y prepotencia llamando de inmediato a su embajador en Caracas.

El digno gesto del comandante presidente, constituyó el punto de partida de la condena unánime que la sociedad mundial ha dado a un genocidio que se ha prolongado por más de nueve años, y cuyas víctimas se multiplican a medida que avanza una guerra cuyo fin no se vislumbra, sino que se ha extendido a países vecinos como Pakistán y amenaza con llegar a Irán, nación con un gobierno revolucionario que vive bajo la constante amenaza de la agresión imperial.

Lo dicho por Chávez sentó un precedente histórico al condenar las atrocidades que el Imperio comete en el país de Asia central, al tiempo que abrió una ventana a la justicia para que los responsables de esos crímenes respondan por el genocidio que cometen contra los pueblos del Tercer mundo, martirizados por el demencial afán que impulsa al Imperio a desatar guerras de conquista y a utilizar armas prohibidas aún con mayor profusión cuando no pueden ganarlas usando armas convencionales.

Su uso indiscriminado ha dejado una estela de terror en la conciencia de las mujeres iraquíes y afganas, testigos del horror que generan, colocándolas ante dilema crucial de escoger entre tener un hijo, que es su razón de ser, y el pánico de que si satisfacen ese deseo innato, la criatura nazca muerta o con deformaciones provocadas por la mutación genética generada por el uranio empobrecido contenido en las bombas lanzadas por los invasores yanquis.

Por eso es que las mujeres afganas e iraquíes, como las de Faluya, la ciudad iraquí arrasada hace cinco años por las bombas de uranio empobrecido y las municiones cargadas de fósforo blanco, tienen miedo a tener un hijo, pues son miles los nacimientos de niños desformados, como lo evidencia la carta dirigida en octubre de 2009 al presidente de la 64ª Asamblea General de la ONU por un grupo de científicos e intelectuales internacionales en la que dan cuenta de esa anomalía genética tan frecuente en la ciudad iraquí.

La misiva comienza diciendo que “Es frecuente el número de bebes que nacen grotescamente deformados, sin cabeza, dos cabezas, un solo ojo en la frente, con escamas en el cuerpo o falta de miembros, o experimentando horribles cánceres y leucemias, casos fehacientemente documentados en documentales de televisión y mediante contactos directos con los médicos de los hospitales de Faluya”.

“El uso de ciertas armas, -dice en otro de los párrafos de la carta- tiene tremendas repercusiones. Irak se convertirá en un país, sino lo ha hecho ya, donde es aconsejable no tener hijos. Otros países verán lo que ha sucedido en Irak, e imitarán el total desprecio de los aliados de la coalición a la Carta de las Naciones Unidas, de Ginebra y los Acuerdos de La Haya y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional”.

“A algunos países como Afganistán, -señala más adelante- también le llegará la experiencia de los daños a muy largo plazo para el medio ambiente, medido en miles de millones de años, y el devastador efecto del uranio empobrecido y municiones de fósforo blanco”.

No tardó mucho en conocerse la magnitud de esa tragedia que como acertadamente señala la carta, afecta igualmente al pueblo afgano, hecho conocido únicamente por las denuncias que a través de Internet hacen unas pocas organizaciones defensoras de los DD HH, que han denunciado las terribles consecuencias de esa práctica genocida, denuncia a la que se ha sumado una declaración emitida el pasado el 2 de diciembre por el portavoz del Emirato Islámico.

“Este Emirato de Afganistán, -señala el documento- denuncia el uso de armas químicas tóxicas en Afganistán por parte de los invasores estadounidenses sobre la base de pruebas muy precisas recolectadas”.

“Los invasores estadounidenses han utilizado armas prohibidas como las bombas termo baric y bunker buster contra civiles indefensos afganos en diversas partes del país en los últimos años con el pretexto de erradicar a los muyahidín”.

“Muchas deformaciones congénitas se han producido por tal práctica en los recién nacidos en todo el país como consecuencia de la utilización de dichas armas químicas. Además, los residentes han venido sufriendo de diversas enfermedades. Como prueba, nos gustaría referirnos puntualmente a los siguientes documentos”.

1.- “Un erudito de investigaciones afgano, el Dr. Mohammad Daud Miraki ha llevado a cabo investigaciones sobre el terreno en las provincias del sur del país. Ha acumulado suficiente evidencia empíricas sobre el uso de armas venenosas en la zona”.

2.-“En 2002, un equipo de investigaciones del Centro de Investigaciones Médico Canadiense visitó provincias del sur de Afganistán y constató que la magnitud de los isótopos de uranio en los habitantes se elevaba entre 300 y 2.000 nanogramos, mientras que el límite aceptado es de 10 nanogramos”.

3.- “El sitio de web de Al-alam Tv ha publicado un video con un informe acerca de los bebes recién nacidos deformidades con partes del cuerpo anormales causadas por el uso de armas bioilógicas”.

4.- “Un oficial mayor del ministerio de salud del régimen de Kabul dijo a medios de comunicación que, de acuerdo a las evidencias obtenidas, los estadounidenses usaron municiones de uranio empobrecido y bombas de fósforo en Tora bora en el este de Afganistán en 2001”.

“Niños deformes han nacido en el área, algunos con partes del cuerpo deformado o sufriendo ingravidez o retraso mental. la leucemia es generalizada en la zona. Se han observado casos de infertilidad por escasez de espermatozoides en los hombres. Muchas personas han muerto sin presentar alguna herida abierta,” (como es el caso de las víctimas del fósforo blanco).

“Todos los gobernantes militares y civiles estadounidenses son responsables de estos crímenes inhumanos. Irónicamente, los crímenes han sido continuados en Afganistán por parte de los invasores estadounidenses y sus fuerzas de la coalición, en un momento en que muchas organizaciones de DD HH, de la ONU y de Human Rights Watch incluidos tienen presencia en el país.”

“Para cumplir con sus responsabilidades el Emirato Islámico de Afganistán pide a todas las organizaciones de DD HH y otras entidades pertinentes, organizaciones y personalidades independientes, a adoptar medidas, como parte de su responsabilidad, impidiendo a aquellos que están involucrados en violaciones de los derechos humanos y llevarlos a los tribunales internacionales para ser juzgados.”

“Por otra parte, - concluye la declaración- solicitamos acelerar los esfuerzos encaminados a la difusión de la conciencia desenterrando más casos de crímenes de lesa humanidad.”

Pero, por mucho que se exija a EE UU poner fin a ese genocidio que lleva casi una década en el marco de la guerra más prolongada desatada por el Imperio en toda su historia, el clamor de paz que exige el mundo no será escuchado, ya que la prepotencia, y la soberbia, aunadas al odio y al estéril deseo de triunfar, impulsa a sus gobernantes y estrategas militares a perseverar en el mismo error de siempre, combatir sin el honor y la razón que conlleva una causa justa.

Por eso es que sus tropas, las mejor entrenadas y armadas del planeta, están condenados a la derrota, como lo fueron en Corea, Vietnam e Irak y ahora lo están siendo por un pueblo cuyos hijos sí saben de dignidad y justicia, valores que han defendido y consolidado durante siglos en su lucha contra otras potencias que pretendieron conquistarlo como intenta hoy EE UU que también será vencido junto con sus aliados, en ese “cementerio de imperios” que se llama Afganistán.

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