Preparando nuestro cuerpo
Ponerse en forma lo antes posible: Muchas madres veteranas dicen que esta es la única y la mejor forma de volver a obtener el sentido de control personal y funcional después del largo tormento del embarazo y el parto. Debemos trabajar constantemente para lograr perder peso poco a poco, y así obtendremos como recompensa cascadas de energía tanto física como mental en proporción directa a nuestros esfuerzos. La lucha sistemática para pulir y reafirmar nuestro cuerpo es por sí misma mejor que la mitad de la batalla psicológica.
Salir y moverse: Entre más rápido podamos salir de casa con nuestro bebé, más pronto comenzaremos a disfrutar la maternidad y a olvidarnos de los problemas del embarazo y el parto. Además, salir con el bebé nos expondrá a la luz del sol, lo cual solo ayuda a que nos sintamos mejor, en contraste con estar encerradas solas con un recién nacido.
Dormir bien: He de decir que del dicho al hecho hay mucho trecho. Pero esta es una de esas cosas que tarde o temprano nos la cobran. La maternidad, especialmente con las primerizas, nos roba el sueño como el más hábil de los ladrones. Por eso, como madre primeriza, necesitas obtener tantas horas (e incluso minutos) de sueño recuperador como puedas, a la hora y el lugar que puedas. De lo contrario, te encontrarás cada vez más exhausta, de mal humor, y sin condición, aun peor que después del parto.
Comer bien: Mantenerse bien alimentada e hidratada es algo esencial para la madre, aun si tenemos poco o nada de tiempo tratando de mantenernos al parejo con darle de comer al bebé. A pesar de esto, tener buenos hábitos alimenticios y beber suficiente agua son cruciales para conservar nuestra salud.
Verse bien para sentirse bien: El simple hecho de estar cansadas y de no haber podido dormir o ni siquiera ducharnos, no significa que no podamos al menos cepillarnos el cabello y quitarnos la ropa de dormir. Si no podemos hacer lo que deseamos, al menos debemos hacer lo que podamos para sentirnos bien con nosotras mismas.
Bajas emocionales, altas espirituales
De la misma manera en que el cuerpo de la mujer tiene que aguantar consecuencias severas como resultado de la maternidad, también su mente está sujeta a repercusiones emocionales post-embarazo. Una de las muchas cosas que la nueva madre tiene que enfrentar es la montaña rusa emocional de tener a un pequeño a su cargo. La nueva madre experimenta muchas frustraciones psicológicas y emocionales. En solo cuestión de minutos, sus emociones pueden ir de euforia y amor a soledad, depresión, enojo y decepción; y luego de vuelta a satisfacción.
Casualmente, es esta misma mujer que goza de un estatus espiritual elevado dentro del Islam, ya que se halla de pie sobre una verdadera montaña de entereza por sus hijos: sacrificio, sufrimiento, y dolor; todo sin pedir nada a cambio más que la complacencia de Al-lah y esperando lo mejor para su retoño.
Qué esperar
Todas las consecuencias físicas mencionadas anteriormente tienen también un precio a nivel emocional. Si no dormimos suficiente, no nos sentimos a gusto o no comemos bien, tendremos que sufrir angustia psicológica. Sentirnos cansadas o gordas definitivamente tendrá consecuencias negativas en la psique.
Esperamos que al tener al bebé este nos dará satisfacciones inmediatas. Sin embargo, un niño de brazos por lo general no provee esa satisfacción directamente en la mayoría de los casos. Al contrario, un recién nacido requiere atención personalizada en exceso, haciendo así que la maternidad se vuelva una de esas etapas de la vida que no cumplen nuestras expectativas y que exigen de nosotros más de lo que hubiéramos podido imaginar nunca. Esta es una verdadera doble emboscada para muchas madres primerizas.
Algunas mujeres se unen a las filas de la maternidad en medio de grandes fanfarreas, pero solo para sentirse solas al poco tiempo. Llega el bebé y la familia y los amigos vienen de visita, pero cuando esto termina y el esposo regresa también a trabajar, la mamá se encuentra de repente sola en casa con una nueva personita, y entonces cae en cuenta de que así será por un largo tiempo. Este es el momento en el que debemos hallar la forma de establecer rápidamente un círculo social y entrar en contacto con otras madres formando una red de apoyo eficiente. Esto no es solamente importante a nivel emocional, sino que es algo muy práctico que nos ayuda a encontrar respuesta a un sinnúmero de preguntas cotidianas, preocupaciones, inquietudes y a cualquier otra cosa relacionada con el bebé y que nos haga sentir con ganas de llorar, gritar o reír.
La vida de la mujer cambia en innumerables maneras debido a la maternidad. Al final de un día de frustración, fundado en la fatiga, reforzado por la soledad y aumentado por la carga del interminable cuidado del bebé, más la oportunidad adicional de correr frenéticamente de un lado a otro para tener en pie el hogar, puede que nos encontremos a nosotras mismas preguntándonos ¿A dónde va todo esto y con qué objetivo?
Es entonces que quiero que vean sus estrías y sigan cualquiera de ellas hasta ese final tan anhelado. Querida madre musulmana, todas las estrías llevan al Paraíso.
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