Un mes de Ramadán en México
Los integrantes de la comunidad musulmana, en diferentes ciudades y estados de México, celebramos el sagrado mes de Ramadán que en el calendario islámico lunar corresponde al noveno mes del año 1432. El primer día coincidió en esta ocasión con el lunes primero de agosto de 2011. La patria de Benito Juárez, amiga y solidaria con pueblos de todo el mundo ha recibido también albaneses, argelinos, egipcios, iraníes, iraquíes, libaneses, marroquíes, palestinos, pakistaníes, turcos y uzbecos a lo largo de la historia. Algunos de ellos practicaron el Islam y lo difundieron entre sus hijos, nietos y demás descendientes.
El Islam, religión monoteísta como el Judaísmo y el Cristianismo, tiene presencia actualmente en todos los países del mundo. México tiene comunidades islámicas de las escuelas: chiíta, sunita y sufí en Aguascalientes, Ciudad de México, Cuernavaca, Durango, León, Monterrey, Morelia, Torreón y Tuxtla Gutiérrez. El principio que hermana a todos los musulmanes es: “Juro y doy testimonio que Allah es el Único Dios; juro y doy testimonio que Muhammad (Mahoma) es el profeta de Dios”.
En el mes de Ramadán el mundo islámico recuerda cuando el ángel Gabriel se apareció al profeta Muhammad en la caverna de Hira, donde ayunaba, y le anunció el milagro y la orden de Dios, así: “¡Lee en el nombre de tu Señor que todo lo creó! Creó al hombre de un coágulo. ¡Recita que tu Señor es el más Generoso! Quien enseñó con el cálamo (la caña para escribir). Enseñó al hombre lo que éste no sabía” (Sagrado Corán, sura “Lo que está suspendido”, capítulo 96, aleyas 1 a 6).
El profeta Muhammad no sabía leer pero Allah se lo ordenó y desde ese momento le empezó a enviar los versículos que conforman las 114 suras (capítulos) que conforman el Sagrado Corán. Durante el mes de Ramadán los musulmanes leen el libro sagrado. Lo dividen en 30 partes y cada día analizan una trigésima sección hasta completar su lectura. Durante esos 30 días realizan el ayuno durante el día, a partir de la aparición de la luz y hasta el ocaso. Están exentos de realizar el ayuno, quienes se encuentren enfermos o débiles por su edad avanzada.
Las comunidades islámicas en México al igual que los musulmanes de países africanos, americanos, asiáticos y europeos, organizan encuentros colectivos especiales para realizar la oración y romper el ayuno. Hermanos y hermanas entregan su contribución llamada Zakat anual. Con ese aporte económico se apoya a los más pobres y se cubre parte de las necesidades, como el pago de rentas de los locales donde se establecen las mezquitas o musalas y su mantenimiento durante todo el año. Al finalizar el Ramadán se realiza un encuentro especial de convivencia y reflexión donde se intercambian obsequios y se comparten los alimentos luego de realizar la Oración del Eid y agradecer al Creador por haber vivido esa nueva experiencia.
Ramadán también es un mes de solidaridad. Los musulmanes reflexionan sobre el significado de la hermandad y procuran ayudarse en todos los sentidos. A partir de las reflexiones del mes sagrado los hermanos recuerdan que el Islam debe practicarse todos los días y meses de todos los años, mientras Dios nos dé vida. Hermandad, justicia y solidaridad, se convierten en obligatorias para el mundo musulmán. Durante las protestas de 2011 en países árabes como la República Árabe de Egipto y Túnez, los musulmanes han llamado a los gobiernos y a la sociedad a vivir el Islam, a ser congruentes para oponerse a las injusticias y conseguir la armonía espiritual y social.
Bahrein, Libia, Palestina, la República Saharaui y Somalia, están en el centro de los corazones musulmanes mexicanos y de los países de nuestra América ante la injusticia que estos pueblos padecen al ser víctimas de bloqueos, intimidaciones, invasiones, guerras y desconocimiento de sus derechos humanos. Los comités de solidaridad con Bahrein, Libia, Palestina y los hermanos saharauis y somalíes han crecido en todos los continentes durante el año 2011 que coincide con el año 1432 en el Islam.
La solidaridad entre los musulmanes en el año 1432 recuerda a los hermanos de Iazrib o Medina, ciudad árabe, que recibía a los emigrados de La Meca quienes eran perseguidos por aceptar la profecía de Muhammad y llamar a todos los árabes a adorar solamente a Dios y a separarse de la idolatría y el politeísmo que los conducía a la esclavitud y la ignorancia. La gente de Iazrib ofrecía sus casas a la de La Meca hasta tanto estos adquirieran las propias y consiguieran trabajo.
El profeta Muhammad trataba con tanta amabilidad a sus huéspedes que cada uno de ellos creía ser el más importante y bienvenido de todos. Al finalizar el siglo XX, ciudadanos mexicanos, colombianos y peruanos, que han viajado por regiones de la República Islámica de Irán, por ciudades y poblaciones de Siria e importantes urbes de Marruecos y Argelia, han quedado sorprendidos por la cortesía y la gentileza de los anfitriones en dichas naciones. Los musulmanes mexicanos y de otras naciones americanas educan a sus hijos en esas tradiciones de hermandad, humanismo y solidaridad.
Los poderosos de los países capitalistas y muchos de sus gobiernos opresores en Estados Unidos y Gran Bretaña temen que el Islam crezca y con él su mensaje central: “Hay un solo Dios; todos los hombres son iguales y tanto los hombres como las mujeres, logran la dignidad mediante el conocimiento”. Al llegar un nuevo mes de Ramadán, los musulmanes en todo el mundo, incluídos los musulmanes mexicanos, reafirman su creencia, su amor por el prójimo, su rechazo a la opresión y su deseo de avanzar en el estudio y el conocimiento.
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