El burka y los simbolos...
DE Elba Gabriela PARA 1 destinatario
Parece
que el Sr Levit olvida un pequeño detalle, Argentina es un país
católico, por lo tanto no está fuera de lugar un símbolo cristiano en un
edificio publico.
Francia no es islámica, no corresponde el velo,
Que lo lleven en el Islam o en retribución permitan llevar símbolos cristianos en países islámicos--Elba
Sábado, 03 de agosto de 201301:00
El burka y los símbolos religiosos
Por Jorge Levit / La Capital
Tensión en Francia por el cumplimiento de una ley. En Argentina los edificios públicos aún no son laicos.
Dos
mujeres con velos integrales (con burka en primer plano y Niqab a la
izquierda). La tercera, a la derecha, usa vestimenta permitida.
En
una pequeña localidad muy cerca de París llamada Trappes se produjo
hace unos días un levantamiento de la población musulmana que incluyó un
ataque a la comisaría, el incendio de vehículos y destrozos en varias
viviendas. La revuelta se originó por el arresto de un hombre que se
resistió a que su esposa, vestida con un burka, sea revisada por la
policía. Hubo heridos y detenidos, en un rebrote de las tensiones
religiosas nunca resueltas en Francia con los practicantes del islam.
Desde
el 2004 está prohibido por ley en todas las escuelas públicas francesas
que los alumnos asistan con notorios símbolos religiosos de cualquier
naturaleza y confesión, sean grandes cruces, rosarios o estrellas de
David.
Desde
abril de 2011 la restricción, también aprobada por el Parlamento
francés, se amplió con la prohibición a las personas de ocultar el
rostro en lugares públicos con cualquier tipo de elemento e incluyó,
obviamente, al velo islámico integral (burka o Niqab) que cubre desde la
cabeza a los pies a las mujeres musulmanas que lo visten. El Niqab es
un velo con una ranura para los ojos mientras el burka es total y sólo
tiene una malla para poder ver a través de ella.
Las
mujeres que violen la ley son penadas con 150 euros y si se establece
que su esposo u otro hombre las obligan a usarlo por la fuerza o bajo
amenazas, el castigo llega a los 30 mil euros más un año de prisión.
Argumentos. La
controvertida legislación se sancionó bajo la presidencia de Nicolás
Sarkozy, quien había apoyado la iniciativa con el argumento de que el
velo encierra a las mujeres y representa una afrenta a los principios de
igualdad y secularidad del país. "No podemos permitir que las mujeres
estén presas detrás de una pantalla, aisladas de la vida social,
privadas de identidad", dijo. El ex mandatario galo había sostenido
también que el burka no es un "problema religioso" sino un "problema de
libertad y dignidad de las mujeres". Y aclaró que el debate no debe
transcurrir por senderos equivocados ya que "la religión musulmana debe
ser tan respetuosa como las otras religiones".
En
el debate parlamentario de la ley se planteó también que por temas
vinculados a la seguridad nacional era inconveniente que una persona
circule por espacios públicos totalmente cubierta.
De
inmediato estalló el debate acerca de si el Estado, en nombre del
laicismo, tiene derecho a restringir las libertades religiosas de la
población. Una polémica que aún persiste y sobre todo se desarrolla con
violencia en las calles de Francia. Trappes, donde estalló la revuelta,
es un suburbio parisino con mayoría musulmana, alto desempleo y
condiciones de vida por debajo de la media nacional. ¿El conflicto y la
ira de la gente tuvieron que ver exclusivamente con cuestiones
religiosas o también vinculadas a la marginalidad social? Tal vez fue la
sumatoria explosiva de ambas.
En
Francia viven casi seis millones de musulmanes, la comunidad más
numerosa en Europa. Representan cerca del 10 por ciento de la población y
el islam es la segunda religión del país después del cristianismo.
Sin
embargo, las mujeres que usan el velo islámico integral no superan las
dos mil en todo el país, según cálculos difíciles de precisar. En el
primer año de aplicación de la norma se sancionaron a 300 mujeres por
usar burka o Niqab a lo largo de toda Francia.
Debate.
En un intercambio de ideas entre un periodista inglés que vive en París
y cubre toda la información política de Francia como corresponsal de
una agencia internacional de noticias y ciudadanos extranjeros se generó
un interesante cruce de opiniones. El periodista, opuesto a la
prohibición del burka, recordó que no han existido casos en Francia de
acciones violentas o ataques cometidos por personas escondidas detrás
del velo islámico. Y que su prohibición atentaba contra la libertad
religiosa de los musulmanes franceses.
Como
contrapartida, se esgrimió la teoría de que si los musulmanes u otros
grupos religiosos pretenden vivir en Francia deben adecuarse a la vida
del país y dejar atrás sus costumbres ancestrales que no conjuguen con
la nación que les dio cobijo.
Es
cierto que Francia abolió el absolutismo monárquico y equiparó los
derechos de los ciudadanos en el siglo XVIII, pero en nombre de la
libertad, igualdad y fraternidad ha cometido en el pasado atropellos a
la dignidad humana. En la segunda Guerra Mundial casi la mitad sur del
país, bajo el gobierno de Vichy, fue aliada de la Alemania nazi. Décadas
después, como potencia colonial en Argelia reprimió a sangre y fuego el
movimiento de independencia del país africano. En 2010, también bajo la
presidencia de Sarkozy, deportó a Rumania y Bulgaria a varios miles de
gitanos que habían llegado al país escapando de la miseria. Actualmente,
tiene un fuerte partido de derecha liderado por Marine Le Pen,
eurodiputada e hija de Jean-Marie Le Pen, conocido por sus posiciones
xenófobas, racistas y ultranacionalistas.
Mas
allá de las consideraciones culturales, históricas o filosóficas, las
mujeres que adoptan una versión estricta del islam y usan velos
integrales en Occidente son reducidas a categorías inferiores porque no
encajan con la vida de la sociedad moderna. ¿Cómo abordar ese abismo?
¿Se puede prohibir en nombre de la libertad?
En Argentina. Se
podría decir, casi con satisfacción, que nuestro país está muy lejos de
tener un conflicto similar al de Francia. Pero, sin embargo, todavía
subyacen ancestrales modalidades de una fuerte influencia religiosa en
el Estado, al margen de la invocación a Dios como "fuente de toda razón y
justicia" en el Preámbulo de la Constitución nacional vigente.
En
la mayoría de las instituciones públicas, por ejemplo, aún se observan
grandes símbolos religiosos que también se advierten en escuelas del
Estado donde la educación debería ser absolutamente laica. Sedes
judiciales, hospitales, recintos parlamentarios y gubernamentales de las
provincias y de la Nación ostentan señales inequívocas de religiosidad.
Pese
a esa práctica, el mismo Papa acaba de bendecir en Brasil al Estado
laico. "La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve
beneficiada por la laicidad del Estado que, sin asumir como propia
ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor
religioso en la sociedad", les dijo Francisco a millones de personas en
Copacabana.
Sin
embargo, han fracasado los proyectos legislativos para imponer por ley
la prohibición de todo tipo de significantes religiosos en lugares
públicos.
En
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la diputada María José Lubertino
presentó el año pasado una iniciativa "para garantizar el efectivo
cumplimiento de los principios de libertad religiosa y la laicidad en el
ámbito de la ciudad" y propuso "prohibir la instalación o exhibición
permanente de imágenes religiosas en todos los edificios públicos". El
proyecto no avanzó nunca.
En
la provincia de Santa Fe, en ese mismo sentido, la diputada provincial
Alicia Gutiérrez insistió también en el 2012 con un proyecto que había
presentado un par de años atrás para "prohibir en los espacios públicos
de los tres poderes del Estado provincial, sus organismos
descentralizados y empresas estatales, la exhibición o colocación de
imágenes religiosas y retirar en 90 días las existentes". La iniciativa
tiene estado parlamentario pero no está incluida entre las prioridades
ni de su propio bloque.
Tal
vez ahora, con la anuencia del Papa hacia la laicidad del Estado, ambos
proyectos puedan avanzar en un país que consagró antes que Francia el
matrimonio igualitario pero no puede remover los crucifijos de los
ámbitos públicos.
¿Hay
puntos de contacto entre el velo islámico en Francia y los signos
religiosos católicos en los edificios estatales argentinos? Un tema que
debería ser objeto de análisis y debate, tarea que queda a cargo del
lector
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